"David Bowie est¨¢ perfecto de salud"
Tony Visconti, productor del artista brit¨¢nico y arquitecto del sonido de los setenta, repasa cuatro d¨¦cadas de intimidades entre leyendas del rock
"Veo a David Bowie todos los meses. Almorzamos y hablamos de nuestras cosas. Como se?ores mayores... Recordamos historias y nos cambiamos DVD... Los rumores no son ciertos. Bowie est¨¢ perfecto de salud. Tiene muy buen aspecto, est¨¢ fuerte. Lo prometo". El m¨ªtico productor de rock Tony Visconti, arquitecto del sonido que defini¨® la d¨¦cada de los setenta, se sacud¨ªa recientemente en Madrid con estas palabras las noticias preocupantes sobre el estado de Bowie y la improbabilidad de que vuelva a subirse a un escenario. Y su sonrisa resultaba tan franca y su mirada, tan directa, que solo quedaba creerle.
Al fin y al cabo, es amigo del padre de Ziggy Stardust desde hace 45 a?os, cuando Visconti era un neoyorquino de 22 reci¨¦n llegado a Londres para emprender una carrera como productor, y Bowie, solo un debutante. "Un mes despu¨¦s de que descubriera a Marc Bolan
El neoyorquino es amigo del padre de Ziggy Stardust desde hace 45 a?os
"Una mala producci¨®n puede hundir una buena canci¨®n"
[l¨ªder de la banda de rock brit¨¢nica T Rex], mi jefe me dijo: 'Pareces bueno tratando con artistas raros' y me puso el primer disco de David. Sonaba muy disperso, pero quise conocerlo porque me impresion¨® su voz. Incluso con 19 a?os era colosal. Estaba esperando en la habitaci¨®n de al lado. Desde el primer momento no pudimos dejar de hablar. A los dos nos encantaba lo mismo: Little Richard y Chuck Berry, pero tambi¨¦n desconocidos como Ken Nordine. Pasamos el d¨ªa juntos, fuimos al cine (vimos El cuchillo en el agua, de Polanski, nunca lo olvidar¨¦). Durante dos a?os hice maquetas desastrosas con ¨¦l. Era muy dif¨ªcil de convencer. Fue muy complicado que se centrara. En realidad, sigue si¨¦ndolo", explicaba Visconti reci¨¦n llegado de Nueva York.
"He estado en el Prado, Bowie me dijo que si ven¨ªa a Madrid era obligatorio. Me encant¨®. Le compr¨¦ una camiseta", recordar¨ªa m¨¢s tarde en una de las dependencias de la ef¨ªmera Red Bull Music Academy. Contaba an¨¦cdotas del esquivo artista que vive semiretirado en Nueva York con la misma soltura con la que escog¨ªa a su grupo favorito: Arcade Fire -"tienen lo que busco: grandes melod¨ªas y buenas voces"- o sentenciaba que de los m¨¢s de 400 discos en los que ha trabajado el que menos le gust¨® es uno que hizo con Nana Mouskouri: "Me contrataron para que sonara distinto y se enfadaron porque sonaba distinto. Siempre me he arrepentido de haberlo hecho".
Conocido entre otras cosas por el trabajo que desarroll¨® para la trilog¨ªa de Berl¨ªn de Bowie (Low, Heroes y Lodger, grabados entre 1977 y 1979), a Visconti le molesta que la producci¨®n de aquella terna sea atribuida a Brian Eno. "Bien no sienta, pero no es culpa suya", dec¨ªa en Madrid encogi¨¦ndose de hombros ante un malentendido hist¨®rico.
No solo ha sido c¨®mplice de Bowie en 10 ¨¢lbumes, descubridor de Marc Bolan, el hombre detr¨¢s de The idiot, de Iggy Pop, o uno de los creadores del glam rock. Tambi¨¦n ha trabajado para Thin Lizzy, Sparks, Gentle Giant o Badfinger, Rick Wakeman, Caravan o Adam Ant. Hoy sigue en la brecha en ¨¢lbumes como Ringleader of the tormentors, de Morrissey, exl¨ªder de The Smiths. "Me dijo que me ocupara de la m¨²sica y que de la voz solo le dijera si m¨¢s alta o m¨¢s baja. Despu¨¦s se relaj¨®. Trabajar¨ªa otra vez con ¨¦l, pero no encuentra compa?¨ªa".
Tony Visconti tiene claro que es el hombre en la sombra, pero su relaci¨®n con los artistas no es meramente profesional. "Empec¨¦ siendo un productor a la vieja usanza, que significa que lo hac¨ªa todo: preproducci¨®n, reservar el estudio... Era el responsable de todo. Y creo que el productor debe de saber de todo. No puedes dar indicaciones a un ingeniero con 25 a?os de experiencia si no sabes de lo que hablas. Incluso estudi¨¦ composici¨®n cl¨¢sica".
Con 67 a?os, tiene una memoria envidiable y un entusiasmo juvenil. "Si alguien relacionado con el rock te cuenta que no se drogaba en los setenta, te est¨¢ mintiendo. Todos lo hac¨ªamos. Pero hace 12 a?os que dej¨¦ todo", explica con la misma energ¨ªa con la que empez¨® en Nueva York. "Posiblemente el lugar m¨¢s duro del mundo para empezar en la industria", motivo por el que viaj¨® a Londres en 1967. "Fui para seis meses y me qued¨¦ 22 a?os, hasta 1989. La primera semana que pas¨¦ all¨ª, escuch¨¦ Sgt. Peppers varias semanas antes de que saliera al mercado. Era el para¨ªso ?C¨®mo me iba a ir?".
Entre todos los dem¨¢s, The Beatles fue el grupo que marc¨® su vida. "Yo era un buen bajista, pero no sab¨ªa cu¨¢l iba a ser mi destino hasta que escuch¨¦ a George Martin y The Beatles. Entonces lo vi, yo era Martin, quitando el peque?o detalle de que era un cr¨ªo de Brooklyn. Ten¨ªa que trabajar con alguien que necesitara esos servicios. Un ingeniero, un productor, un arreglista... Uno de mis d¨ªas m¨¢s felices fue cuando conoc¨ª a George Martin. Con el tiempo he terminado trabajando con tres Beatles y con el cuarto, Lennon, pas¨¦ la noche m¨¢s memorable de mi vida", dice antes de contar otra de sus an¨¦cdotas: la velada en la que Bowie y Lennon se conocieron en una habitaci¨®n de hotel con "el Himalaya de la coca¨ªna", en sus palabras, como nexo de uni¨®n. "Bowie era tan t¨ªmido que no hablaba y evitaba el contacto visual. As¨ª que tuve a Lennon para m¨ª durante 10 horas".
?Una lecci¨®n final? Muy simple: "Una buena producci¨®n solo puede conseguir que una mala canci¨®n suene bien producida. Pero una mala producci¨®n puede hundir una buena canci¨®n. Es eso lo que no hay que olvidar".
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