220 muertes buscan culpable
La Audiencia Nacional precisa a EL PA?S la cifra de asesinatos de ETA no amnistiados que siguen sin resolverse. El 25% de las muertes contin¨²an impunes. La mayor¨ªa han prescrito
Siempre me he preguntado qui¨¦n fue el asesino de mi marido, me gustar¨ªa poder mirarle a los ojos, saber que paga por lo que hizo", cuenta Cecilia, la mujer de Jes¨²s S¨¢nchez Lozano, que estaba preso en la c¨¢rcel de Sevilla-1 muerto en 1991 por la explosi¨®n de un paquete bomba dirigido al director del centro. Su marido muri¨® en la c¨¢rcel, pero ya han pasado 20 a?os y no se ha encontrado al culpable. De los 829 asesinatos de ETA, quedan 220 sin resolver. En unos casos no se conoce al autor, en otros no se ha logrado su detenci¨®n. Pero todos tienen un denominador com¨²n: se sabe que fue la banda terrorista, sin que nadie haya pagado por ello.
El atentado en el que muri¨® Jes¨²s S¨¢nchez, el marido de Cecilia, fue uno m¨¢s en la campa?a que ETA emprendi¨® contra los responsables de centros penitenciarios. Entonces Jes¨²s estaba en r¨¦gimen de semilibertad: llevaba el taxi por el d¨ªa y dorm¨ªa en la prisi¨®n por la noche. Aquella ma?ana del 28 de junio de 1989, se entretuvo en la sala de paqueter¨ªa y muri¨® junto a otras tres personas: un recluso, un familiar que estaba de visita y un funcionario de la prisi¨®n. La rabia y el dolor todav¨ªa se escuchan en Cecilia cuando explica que Jes¨²s estaba a punto de cumplir su condena por un delito contra la salud p¨²blica: "Le quedaban d¨ªas, d¨ªas para la condicional".
Tras la reforma en 2010 del C¨®digo Penal, los homicidios causados por el terrorismo no prescriben. Llega tarde
A la p¨¦rdida, Cecilia y otras 219 familias han tenido que sumar la impotencia de ver que el crimen queda impune. Conocer la cifra, que fuentes de la Audiencia Nacional han precisado a EL PA?S, se hab¨ªa convertido en una de las principales reivindicaciones de las asociaciones y colectivos de v¨ªctimas. Todav¨ªa se est¨¢n revisando los expedientes para saber cu¨¢ntos han prescrito, pero las mismas fuentes aseguran que la "gran mayor¨ªa". Tras la reforma del C¨®digo Penal en 2010, los homicidios causados por el terrorismo no prescriben. Esta modificaci¨®n legislativa llega tarde para los asesinatos no resueltos de la banda.
"El n¨²mero deber¨ªa avergonzar a los pol¨ªticos", afirm¨® la presidenta de la Fundaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo, Maite Pagazaurtund¨²a, el pasado viernes, sin conocer a¨²n la cifra exacta. Fue un estudio realizado a instancias de la fundaci¨®n que dirige el que, en 2010, estimaba en 330 los asesinatos cometidos despu¨¦s de la ley de Amnist¨ªa de 1977 que no hab¨ªan sido juzgados. Tras la publicaci¨®n del informe, basado en datos aportados por las v¨ªctimas y documentaci¨®n no oficial, solicitaron a la Audiencia Nacional que se diera una cifra oficial.
El presidente de la Audiencia, ?ngel Juanes, se comprometi¨® a comprobar el n¨²mero exacto de casos sin culpable. La informaci¨®n estaba dispersa entre los juzgados de instrucci¨®n, las secciones de la sala de lo penal, fiscal¨ªa y el archivo central de Justicia localizado en Alcal¨¢ de Henares.
El buceo entre expedientes ha durado m¨¢s de un a?o. Las muertes todav¨ªa impunes suponen un 25% de los asesinatos de ETA. Eso teniendo en cuenta que los delitos cometidos antes de 1978 fueron amnistiados; lo que implica que no est¨¢n incluidas las 72 muertes que, seg¨²n las cifras oficiales del Ministerio de Interior, ETA hab¨ªa cometido hasta entonces, aunque tampoco se hubiera encontrado al culpable. Nadie pag¨® por los 13 cad¨¢veres que dej¨® el atentado de 1974 en la cafeter¨ªa Rolando, a unos metros de la Puerta del Sol, muy frecuentada por los polic¨ªas de la Direcci¨®n General de Seguridad que ten¨ªa su sede cerca. "Tuve que ir parando taxis, creo que llegu¨¦ hasta veinte, y all¨ª fui trasladando a los heridos", relat¨® entonces uno de los testigos. ETA nunca reivindic¨® la primera masacre, aunque fue el germen de una ruptura definitiva entre el frente militar y el pol¨ªtico militar.
Sin un soplo es casi imposible resolver un caso antiguo. Muchos llevaron a un callej¨®n sin salida a los investigadores: cr¨ªmenes en los que no se pudo identificar el arma homicida o asesinatos cometidos con coches bomba que se accionaban a distancia. Y las estad¨ªsticas se rompen en los a?os de plomo, como se conoce al periodo entre 1978 y 1980. En esos a?os el terrorismo etarra caus¨® 234 muertes seg¨²n las cifras oficiales de Interior: una vida cada cinco d¨ªas.
Fue en esta ¨¦poca cuando muri¨® asesinado Tom¨¢s Sulibarr¨ªa, Tomi, al que la banda acus¨® de chivato. "?l molestaba a una persona de la Capilla Sixtina [en referencia a la c¨²pula de la banda]. A Peixoto concretamente", declar¨® su viuda al conocer su muerte. Pese a las acusaciones, la polic¨ªa nunca encontr¨® pruebas.
Sulibarr¨ªa era jefe del comando Mendiz¨¢bal que la polic¨ªa desarticul¨® en 1978. Solo ¨¦l logr¨® escapar a Francia. Lo encontraron tres meses m¨¢s tarde, gravemente herido de un disparo en el cuello. En las s¨¢banas de la camilla del hospital, escribi¨® con su propia sangre: "Soy de ETA". Sobrevivi¨® y fue a la c¨¢rcel, pero cuando sali¨® un a?o m¨¢s tarde la banda ten¨ªa guardada una bala para ¨¦l.
Saber la identidad del asesino no es un alivio, pero puede ser un consuelo. Al menos, a Antonio le quitar¨ªa la sensaci¨®n de que la muerte de su hijo, el guardia civil Diego Salv¨¢ Leza¨²n, queda impune. En julio de 2009, una bomba lapa acab¨® con la vida de su hijo y de un compa?ero suyo, el guardia Carlos S¨¢enz de Tejada, en Palmanova (Palma de Mallorca). "No se puede expresar lo que sent¨ª aquel d¨ªa", dice, perdiendo la entereza que ha mantenido durante toda la conversaci¨®n. Recuerda que Diego acababa de hacer un examen para formar parte de la Guardia Real. Aprob¨® la oposici¨®n: la notificaci¨®n lleg¨® el d¨ªa despu¨¦s de su muerte.
Fue el ¨²ltimo atentado de ETA en Espa?a. "Espero, y digo espero, que esto no quede as¨ª", dice Antonio, que todav¨ªa mantiene la esperanza de que el culpable acabe en la c¨¢rcel. Pero no todas las familias encuentran consuelo en ello. El hijo de Luis Dom¨ªnguez, enterrador de Bergara asesinado en 1980, nunca se preocup¨® por si la polic¨ªa hab¨ªa encontrado a los responsables. Nueve a?os despu¨¦s, la Sala de lo Penal conden¨® a los etarras Jos¨¦ Ram¨®n Basauri Pujana y Antonio Oregui Echeberr¨ªa como autores del atentado. Pero el encarcelamiento de ambos no supuso nada para Dom¨ªnguez. Lo explicaba en el documental Voces sin libertad de I?aki Arteta: "Yo digo que le mataron las lenguas. La gente al hablar. Tiene tanta culpa el que habla como el que pega el tiro, porque si no va a ser ¨¦l va a ser otro".
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