El declive de los montes de piedad
La revalorizaci¨®n del oro y la dureza de la crisis favorecen la venta de joyas frente al empe?o en estos centros
"?Compro oro, compro oro...!" Una decena de personas con chalecos amarillos y este reclamo, escrito o gritado, se apostan para pescar clientes por los distintos caminos que llevan a la plaza de Celenque de Madrid, donde se encuentra el monte de piedad m¨¢s antiguo de Espa?a. All¨ª, una ma?ana de finales de noviembre, una cincuentena de, sobre todo, mujeres aguarda su turno en una anodina sala de espera para empe?ar sortijas, pendientes, relojes, cadenas o colgantes, cualquier joya que sirva para tapar un agujero; all¨ª espera quien no ha sucumbido a los compradores de oro, que ofrecen precios mucho mejores que el monte, probablemente porque conf¨ªan en poder pagar el pr¨¦stamo y recuperar sus tesoros.
En nueve de cada diez operaciones se recuperan los objetos empe?ados
En 2010 se realizaron 35 subastas m¨¢s que un a?o antes
Es la crisis la que hizo resurgir los montes de piedad desde 2008, dispar¨® el n¨²mero de clientes y de pr¨¦stamos en Espa?a, pero es tambi¨¦n la tremenda duraci¨®n de esta crisis la que, junto con la fenomenal revalorizaci¨®n de los metales preciosos, ha frenado el ¨ªmpetu de esta actividad. En el primer semestre de 2011, los pr¨¦stamos en vigor han bajado casi un 9% respecto al mismo periodo del a?o pasado, hasta los 358.533, y el saldo al final la diferencia entre los prestado y lo amortizado, se sit¨²a en 226,3 millones de euros, un 6% menos. Tambi¨¦n menguan los pr¨¦stamos concedidos o renovados.
"Esto ocurre cuando suben los precios del oro, han proliferado los puestos de compraventa que ofrecen mucho m¨¢s dinero que montes de piedad, porque en este caso no se trata de una venta, sino de un pr¨¦stamo en el que la joya tasada se queda como prenda, y con la subida de los metales preciosos hay m¨¢s gente que opta por vender", explica una fuente del sector.
La tendencia se observa tambi¨¦n en el balance de 2010. Las operaciones bajaron un 13%, aunque se mantuvo el nivel econ¨®mico. Y es que el oro toc¨® el pasado septiembre el precio m¨¢s alto de su historia en t¨¦rminos nominales -sin contar la inflaci¨®n-, 1.900 d¨®lares por onza, y el viernes se situaba en unos 1.747 d¨®lares, un 25% m¨¢s que hace un a?o y un 43% m¨¢s que hace dos.
Los montes forman parte de la obra social de las cajas y dan pr¨¦stamos normalmente a un a?o por cantidades que, en el 70% de los casos, no superan los 600 euros. Son peque?os auxilios. En nueve de cada diez operaciones, las joyas que se dejan en prenda se recuperan o se empe?an de nuevo, pero la dureza y, sobre todo, la duraci¨®n de la crisis tambi¨¦n ha empeorado estas cifras. La tasa de recuperaci¨®n de las garant¨ªas ya baj¨® levemente en 2009, hasta quedar en un a¨²n mayoritario 92%, y en 2010 qued¨® en el 90%. El a?o pasado se realizaron 139 subastas de joyas empe?adas, 35 m¨¢s que hace un a?o. "Aqu¨ª la gente deja cosas de gran valor sentimental, por eso no las vende, hay alguno que llevan 40 a?os empe?ado el mismo objeto", aseguran.
El sobreprecio obtenido en una subasta, una vez liquidado el pr¨¦stamo y los intereses correspondientes, pertenece al antiguo propietario del lote, lo que lo diferencia de una casa de empe?os habitual aunque a veces tambi¨¦n ofrece tasaciones algo superiores. No piensa en ello todav¨ªa el hombre de unos 40 a?os que aguardaba apoyado en la pared del monte de piedad de la plaza Celenque, que pertenece a Caja Madrid. Antonio, dice llamarse, es un carpintero en paro y ha ido en varias ocasiones al monte. "Son joyas de mi mujer", dice se?alando su bolsillo, "para sacar un dinero", pero no tiene ¨¢nimo de contar si espera recuperarlo o no. S¨ª conf¨ªa en rescatar sus abalorios la mujer de unos 50 a?os, elegante y sobria, sentada en una de la primera fija de la sala, que prefiere omitir su identidad. "Dejo aqu¨ª alguna pertenencia para obtener un pr¨¦stamo por un tema urgente, y en unos meses espero solventarlo", explica. Es la segunda vez que lo hace; la primera fue hace mucho tiempo.
La cifra de nuevos clientes, sigue situada en una de las cotas m¨¢s altas registrada desde que se disponen de cifras tras el tir¨®n de la actividad de 2008 y 2009, aunque fren¨® el ritmo en 2010. Y la cifra total de usuarios tambi¨¦n se ha reducido.
No est¨¢ clara la tendencia en 2012. El colch¨®n de ahorro de las familias va menguando y el paro sigue sin dar tregua. Los inmigrantes contribuyeron a la reactivaci¨®n de los montes de piedad en 2008. Pero los espa?oles vuelven a ganar peso respecto a los extranjeros residentes, que han bajado tres puntos en un a?o, hasta el 15% de los 186.000 clientes que acudieron el a?o pasado a alguno de los 21 montes de piedad que hay en Espa?a.
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