"Europa se olvid¨® de que la cultura es lo importante"
Denis Rafter es un trotamundos irland¨¦s cuya pasi¨®n teatral combina a Shakespeare y a Valle-Incl¨¢n, y cuya maleta viajera (como actor, dramaturgo y escritor) junta a Joyce con Oscar Wilde. Espa?a es su residencia (desde 1973), pero es tambi¨¦n su punto de partida. "Mi tierra es Europa, acaso por ser irland¨¦s, como algunos de esos nombres propios que has citado".
Su amor es Shakespeare, sobre todos. "Por la parte humana de sus obras, por su an¨¢lisis del contraste entre el poder y la debilidad humana". En los sonetos del bardo se halla tambi¨¦n la ra¨ªz de esa indagaci¨®n humana. "?l pone la sabidur¨ªa en los bufones y las tonter¨ªas en los reyes. ?ltimamente se est¨¢ cuestionando qui¨¦n era Shakespeare. Qu¨¦ importa. Representa la voz de todos los tiempos, la voz del ser humano".
El actor cree que los indignados han encendido una luz para el continente
?l es un nacionalista irland¨¦s "conmovido por la idea de Europa". "El irland¨¦s siempre quiere cruzar fronteras y buscar horizontes nuevos", explica, "porque somos capaces de entregarnos en cualquier sitio". En Espa?a se entreg¨®, desde luego: fue consejero delegado de Air Lingus en los setenta, comisario de la Expo de Sevilla en 1992, trabaj¨® en Tenerife y ha representado o adaptado a Brian Merriman, a Joyce, a Dickens, a Valle, a Wilde, a Shakespeare. Y es doctor en Filosof¨ªa y Letras por la Universidad de Alcal¨¢ de Henares.
O sea, un trotamundos. "Un europeo, por irland¨¦s, y, por tanto, por inquieto. La Europa de hace 40 a?os ha sido un territorio poco conocido; creo que en los ¨²ltimos 20 o 30 a?os los Gobiernos de la UE se han equivocado en algunos sentidos. En no ver que la comunicaci¨®n cultural entre los pa¨ªses era lo m¨¢s importante. Y en que cada uno de los pa¨ªses defendiera su nacionalismo de manera bastante ego¨ªsta".
Pero usted es un irland¨¦s nacionalista. "?Solo entre comillas! Creo en Irlanda, la quiero y la uso como una cultura que quiero compartir. Por eso tal vez me meto tanto en Espa?a; no he venido a aprovecharme del pa¨ªs, he venido para compartir lo que yo conozco". Es bastante ¨²nico, dice, porque es tricultural. Lo explica en el libro Hamlet y el actor (en busca del personaje), editado por Artez Blai.
Hubo una oportunidad de aprovechar la multiculturalidad europea "cuando empezaron a nombrar a determinadas ciudades como emblema com¨²n de la cultura europea... Pero esas ciudades pensaban m¨¢s en c¨®mo poder ganar y competir. Ahora la cultura est¨¢ sufriendo mucho en Espa?a por los recortes. Un error, porque es lo que m¨¢s se necesita para entender y para combinar con otros".
Se le ha abierto una luz a Europa, cree. La han encendido los indignados. "Yo fui a la Puerta del Sol un d¨ªa a medianoche, andando con una rosa roja de mi jard¨ªn porque para m¨ª esa rosa era un s¨ªmbolo de comunicaci¨®n con los j¨®venes. No fue solo un irland¨¦s trotamundos. Era alguien de mi generaci¨®n, la europea de los a?os sesenta, junt¨¢ndose con la generaci¨®n de europeos de ahora que no saben qu¨¦ les est¨¢ pasando".
Cuando nos vamos, se?ala otra vez para su libro. "?Sabes que la primera traducci¨®n de Hamlet ven¨ªa del franc¨¦s y la hizo don Ram¨®n de la Cruz? Hamlet era un europeo. Como Shakespeare, como Cervantes". Como Denis Rafter.
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