El d¨¦ficit lima la fortaleza de la Seguridad Social
Los n¨²meros rojos amenazan al sistema por vez primera desde que dej¨® de financiar la sanidad
El ¨²ltimo s¨ªmbolo de la bonanza econ¨®mica est¨¢ a punto de derrumbarse. El sistema de pensiones ha acumulado desde 1999 un robusto super¨¢vit que amenaza con convertirse en d¨¦ficit al cierre del a?o. Aunque las previsiones del Gobierno apuntaban a un mantenimiento del excedente, el deterioro laboral ha truncado ese prop¨®sito y los responsables pol¨ªticos contemplan ya la aparici¨®n de d¨¦ficit. De producirse, ser¨¢ la primera vez que la Seguridad Social registra un desfase entre ingresos y gastos desde que el organismo dej¨® de financiar la sanidad p¨²blica, es decir, desde que solo sufraga prestaciones sociales, fundamentalmente pensiones.
Las ¨²ltimas estimaciones del Ministerio de Trabajo apuntan a un equilibrio muy ajustado o a un m¨ªnimo desequilibrio (quiz¨¢ alguna d¨¦cima, frente a las cuatro de super¨¢vit que se auguraban). "Vamos a acabar el a?o muy apurados. Hasta agosto la afiliaci¨®n se comportaba peor de lo previsto, aunque dentro de lo razonable. Pero desde septiembre hemos vuelto a caer con fuerza, cuando lo que esper¨¢bamos era una mejora del empleo", admite Octavio Granado, secretario de Estado de Seguridad Social en toda la etapa de Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero.
El Fondo de Reserva solo es para situaciones de d¨¦ficit estructural
La despensa para tiempos dif¨ªciles acabar¨¢ 2011 con 66.814 millones
El ¨²ltimo s¨ªmbolo de la bonanza econ¨®mica est¨¢ a punto de caer
"Vamos a acabar el a?o muy apurados", admiten fuentes del Gobierno
El sistema p¨²blico comenz¨® a ingresar m¨¢s de lo que gastaba en 1999. Fue el primer ejercicio en que la Seguridad Social dej¨® de contribuir a la asistencia sanitaria general, un cap¨ªtulo del que se hab¨ªa ido retirando paulatinamente desde finales de los ochenta. No se trat¨® de una mera coincidencia: con unos gastos de pensiones a¨²n moderados -en 1999 supon¨ªan la mitad que ahora, pues hab¨ªa muchos menos beneficiarios y sus prestaciones eran inferiores- y unos ingresos crecientes -el sistema se nutr¨ªa del boom econ¨®mico que se intensific¨® a finales de los noventa-, el excedente, sin gastos sanitarios, estaba garantizado.
Pero eso acab¨®. Los pagos han crecido con fuerza durante estos a?os de m¨¢s y mejores pensiones, aunque el Gobierno ya contaba con eso en sus Presupuestos. Incluso ha ahorrado en partidas como las bajas m¨¦dicas o los gastos corrientes. Lo que ha descuadrado las cuentas ha sido la evoluci¨®n de ingresos, es decir, el volumen de empleo que aporta recursos al sistema. Fuentes del Ejecutivo sit¨²an en 17 millones de afiliados el punto de equilibrio con las actuales condiciones. Y esa barrera peligra: en noviembre sumaban 17,25 millones y en diciembre se producir¨¢, previsiblemente, una nueva ca¨ªda.
Ya el a?o pasado comenzaron a vislumbrarse las grietas de la caja ¨²nica. Con la contabilidad presupuestaria, la Seguridad Social registr¨® un super¨¢vit del 0,2% del PIB, pero se debi¨® al rendimiento patrimonial: 2.792 millones que proporcion¨® principalmente el Fondo de Reserva, la hucha de las pensiones que se empez¨® a dotar en el a?o 2000 para anticiparse a las dificultades. Sin esa aportaci¨®n, el saldo entre las cotizaciones de los ocupados y el gasto en pensiones contributivas resultaba ya negativo. Y aplicando la contabilidad nacional, homologable con Europa, la Seguridad Social est¨¢ obligada a recoger el d¨¦ficit generado por el desempleo, aunque los desequilibrios los abone el Estado. Con ese criterio, el sistema entr¨® en d¨¦ficit en 2010. La diferencia este a?o radicar¨¢ en que el probable desequilibrio se producir¨¢ sin necesidad de sumar las prestaciones de paro.
Pese a todo, es precisamente la solidez del Fondo de Reserva lo que resta dramatismo a un d¨¦ficit al cierre del ejercicio. Desde los 601 millones de euros con que contaba a finales de 2000, esta despensa para tiempos dif¨ªciles acabar¨¢ el a?o con 66.814 millones (el 6,36% del PIB), suficientes para pagar la n¨®mina de pensiones contributivas durante 10 meses. La entrada en d¨¦ficit puede provocar la tentaci¨®n de recurrir por primera vez a esta hucha para abonar las prestaciones. La redacci¨®n tanto de la ley que regula el fondo como del reglamento que lo desarrolla aleja, de momento, esa posibilidad, aunque en ¨²ltima instancia depender¨¢ de la voluntad de los pr¨®ximos gobernantes.
La coyuntura pol¨ªtica invita a retrotraerse a 1996, cuando el Partido Popular asumi¨® por primera vez el poder y culp¨® a los socialistas de haber tenido que pedir un cr¨¦dito para abonar las pensiones. Octavio Granado deplora esa lectura: "El problema ese a?o era que no hubo presupuesto y entonces la Seguridad Social abonaba gastos imputables al Estado que no llegaron a transferirse porque no se hicieron las cuentas".
Con la inc¨®gnita de lo que decida el PP, el marco legal establece que el Fondo de Reserva solo podr¨¢ abrirse para atender situaciones de "d¨¦ficit estructural" del sistema y las cantidades empleadas para paliarlo no superar¨¢n el 3% del gasto en prestaciones contributivas y en su gesti¨®n. Es decir, que no constituye una herramienta de la que tirar sin l¨ªmite ante los n¨²meros rojos, sino una peque?a ayuda mientras se habilita otra soluci¨®n. Adem¨¢s, el reglamento define d¨¦ficit estructural como el que se mantiene un a?o y medio consecutivo, por lo que habr¨ªa que esperar al menos ese plazo.
El secretario de Estado de Seguridad Social se muestra categ¨®rico en este terreno: "El fondo est¨¢ para abordar contingencias demogr¨¢ficas, no para resolver situaciones coyunturales". Octavio Granado se?ala otras v¨ªas a las que recurrir antes de tocar la hucha, todo un s¨ªmbolo de la salud financiera del sistema. Entre ellas cita el fondo de excedentes de las mutuas, el de prevenci¨®n y rehabilitaci¨®n, dotado con 4.600 millones de euros, y la tesorer¨ªa.
Existe otra soluci¨®n, m¨¢s compleja pol¨ªticamente. Se trata de que la Seguridad Social deje de financiar gastos que no le son propios: los complementos a m¨ªnimos de pensi¨®n. Esta partida, un a?adido para prestaciones que no llegan al umbral, es una decisi¨®n asistencial y, por tanto, no debe ser financiada con cotizaciones, sino con impuestos. A lo largo de los a?os, el Estado ha ido corrigiendo el desfase, pero a¨²n existen 4.000 millones que corren a cargo de la Seguridad Social. Si esa brecha se cerrara, el sistema p¨²blico a¨²n conservar¨ªa el super¨¢vit previsto. Pero los apuros econ¨®micos retrasan cada vez m¨¢s una pr¨¢ctica que siempre critica la oposici¨®n y nunca resuelve el Gobierno, sea cual sea su color.
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