La Pantoja de Abandoibarra
Isabel Pantoja llena el Palacio Euskalduna de Bilbao y es noticia. Algunos lo interpretan como un avance hacia la "normalizaci¨®n" de Euskadi, como pudieran serlo el paso de la Vuelta Ciclista a Espa?a por territorio vasco o una posible visita de la selecci¨®n espa?ola de f¨²tbol (o combinado estatal) a un campo dentro de nuestras fronteras. ?Es para tanto? ?Hab¨ªa tantos vascos tapados aficionados a las tonadilleras? ?O nos enfrentamos m¨¢s a hip¨®tesis como "vienen todos de fuera", "los que van no son de aqu¨ª"? Estamos un poco como siempre, a vueltas con la interpretaci¨®n pol¨ªtica de un hecho que en principio no tiene nada de pol¨ªtico.
Lo que m¨¢s me llamaba la atenci¨®n de los italianos con respecto a su expresidente Berlusconi es que m¨¢s all¨¢ de la corrupci¨®n, los esc¨¢ndalos sexuales o la marcha econ¨®mica del pa¨ªs lo que les preocupaba era la imagen que se transmit¨ªa de Italia al exterior. El principal problema con Berlusconi era que avergonzaba a los italianos, como un padre averg¨¹enza a su hijo adolescente delante de sus amigos yendo de "enrollado" y diciendo "chachi piruli".
En Euskadi tenemos una soluci¨®n a este problema con el pudor. Simplemente decimos "esos no son de aqu¨ª". Como cuando Tamara de Santurce salt¨® a la fama con su No cambi¨¦, una presentadora de Euskal Telebista zanj¨® el asunto con un "no parece de aqu¨ª". De igual manera, si Manolo Escobar llena un polideportivo o lo m¨¢s visto por los vascos es S¨¢lvame, no tardan en aparecer las teor¨ªas conspiratorias sobre inmigraci¨®n, "espa?olizaci¨®n" y dem¨¢s c¨¢balas.
Sin embargo, es mucho m¨¢s divertido pensar que entre los 4.000 compradores que han agotado las localidades del Euskalduna hay m¨¢s de un "placer culpable". Por ejemplo, una chica que ha ocultado a la cuadrilla su afici¨®n por la canci¨®n ligera espa?ola. Mientras en p¨²blico se enfrascaba en discusiones sobre qu¨¦ disco de Alaitz eta Maider era mejor, en la soledad de su habitaci¨®n hac¨ªa playbacks de Se me enamora el alma.
Cuando la Pantoja anunci¨® su concierto en Bilbao seguramente fue un d¨ªa especial para ella. Y decidi¨® ponerse gafas de sol y un gorro para que sus amigos y familiares no le reconocieran si la ve¨ªan en la cola del Euskalduna. Una vez dentro, podr¨ªa quitarse el camuflaje y se sorprender¨ªa al ver caras conocidas entre el p¨²blico. Otros fans clandestinos como ella. Eso s¨ª que ser¨ªa una salida del armario en toda regla. Parece que en Euskadi ese tipo de confesiones -"me gusta la copla"; "soy del Real Madrid"; "en otros sitios se come igual de bien que aqu¨ª"- son las m¨¢s dif¨ªciles y las m¨¢s necesarias para que nos dejemos de tonter¨ªas.
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