Recuperar el sentido de la realidad
Lo peor que podr¨ªa ocurrir a los socialistas ser¨ªa despachar la p¨¦rdida de m¨¢s de cuatro millones de votos con los manidos argumentos de que la culpa la tiene el contexto econ¨®mico-social de los ¨²ltimos a?os, que aqu¨ª no ha pasado nada y que no se han sabido comunicar las pol¨ªticas. La crisis ha sido y es muy severa, pero tambi¨¦n han pasado muchas cosas, como por ejemplo que los ciudadanos han percibido con nitidez la mala gesti¨®n de la recesi¨®n. No nos enga?emos: cuando hablamos de mala gesti¨®n hablamos de mala pol¨ªtica stricto sensu. Como malo ha sido negarse a impulsar las reformas necesarias en materia financiera, fiscal y de mercado de trabajo, o no decirle a la gente la verdad de lo que pasaba, o no poner en pr¨¢ctica aquellas pol¨ªticas que nos habr¨ªan protegido de los peligros de los que el Gobierno ya estaba avisado.
El PSOE no ha sabido estructurar un discurso que combinase solidaridad, justicia y responsabilidad
No, el contexto social y econ¨®mico no explica nada por s¨ª solo puesto que no es independiente de las pr¨¢cticas discursivas que lo construyen. Se ha impuesto la fe ciega, y sin fundamento, en una pol¨ªtica que ha pretendido forzar est¨¦rilmente la tozuda realidad econ¨®mica. No se ha buscado y aplicado una pol¨ªtica ajustada a la realidad, protectora del trabajo de los j¨®venes y, en general, de mejora de la econom¨ªa. Eso, quiz¨¢, hubiese llegado a amplias capas del electorado. La p¨¦rdida de contacto con la realidad nos lleva ahora, barridos por los electores, a llorar por los rincones. El PSOE no ha sido capaz de estructurar un discurso que combinase solidaridad, justicia y responsabilidad, un relato que se enhebrase con la dura realidad de una sociedad sin expectativas de futuro y de mejor vida. Es la parte de la sociedad que ahora le ha dado la espalda en las urnas.
El PSOE tiene que defender la honradez y la verdad en la pol¨ªtica. No hay otro camino para recuperar la credibilidad ante el ciudadano. Si el socialismo es honradez, lo primero que se debe hacer es honrar las deudas. De ah¨ª que, a menos que el gasto p¨²blico lo sea en inversi¨®n, es necesario no gastar lo que no se tiene a fin de no aumentar la deuda y echar sobre los lomos de nuestros hijos y nietos unos fardos que comprometen su futuro y el del pa¨ªs. No est¨¢ de m¨¢s recordar que cualquier economista serio siempre empieza su razonamiento con la frase "para un nivel dado de renta... etc¨¦tera", porque sabe que la restricci¨®n presupuestaria, ese "nivel dado de renta", es el l¨ªmite que no puede franquear y al que tiene que sujetarse cualquier c¨¢lculo econ¨®mico. La econom¨ªa impone l¨ªmites que el buen pol¨ªtico nunca puede violar impunemente.
Pero, adem¨¢s de gestionar el gasto p¨²blico de forma responsable, la propuesta socialdem¨®crata debe diferenciarse tanto del discurso conservador como del liberal. Debe acentuar la solidaridad y perseguir la justicia, buscando no ya el Estado de bienestar, sino el Estado de justicia. Debe privilegiar una pol¨ªtica impositiva a favor de una distribuci¨®n m¨¢s equitativa de la carga fiscal frente a la crisis. Aspecto este que, sin embargo, entr¨® a formar parte del relato socialdem¨®crata demasiado tarde y demasiado d¨¦bilmente durante la campa?a electoral.
Las consecuencias est¨¢n a la vista en t¨¦rminos de votos perdidos. Menos obvio resulta la escasa credibilidad del Gobierno saliente, y el modo en que ha infectado y contaminado a todo el proyecto socialista y al PSOE. Ser¨ªa bueno que la direcci¨®n que ahora ha salido, y sobre todo la entrante, abandonasen su urna de cristal, se diesen una vuelta por el mundo y comprobasen su profunda transformaci¨®n. Eso les ayudar¨ªa a entender por qu¨¦ las siglas ya no venden, por qu¨¦ los viejos militantes emprenden el resignado camino hacia sus cuarteles de invierno, por qu¨¦ emergen nuevas fuerzas de izquierda, con j¨®venes dirigentes, pero m¨¢s maduras y responsables en sus contenidos pol¨ªticos.
El PSOE corre el riesgo de quedar reducido a la irrelevancia pol¨ªtica en los pr¨®ximos a?os. Para evitarlo debe, primero, recuperar la reputaci¨®n pol¨ªtica como partido maduro y capaz de asumir responsabilidades por lo ocurrido. Segundo, esto pasa por la dimisi¨®n del secretario general y de su ejecutiva. As¨ª ocurri¨® en las elecciones de 2000 y as¨ª deber¨ªa ocurrir ahora. Siquiera por higiene democr¨¢tica. Tercero, debe ponerse a la escucha de lo que pide la sociedad espa?ola, los simpatizantes y su militancia. Cuarto, llevar adelante el congreso previsto para febrero buscando un nuevo liderazgo pol¨ªtico, lo que obliga a combatir la endogamia org¨¢nica, hacer m¨¢s transparentes los procedimientos internos y fomentar la participaci¨®n de la militancia y de los simpatizantes.
Si el PSOE no quiere pasar a ser un epifen¨®meno pol¨ªtico de la futura historia de Espa?a deber¨¢ construir un discurso p¨²blico que sirva de referencia com¨²n a unos actores pol¨ªticos de procedencia social amplia para que se impliquen en el proyecto socialdem¨®crata. ?Ah! y deber¨¢ desenmascarar lo que indudablemente har¨¢ el Gobierno del PP: parapetar sus cortes sociales y su pol¨ªtica de austeridad ultraconservadora tras los acuerdos de Bruselas en busca de coartadas.
Manuel Sanchis i Marco, profesor de la Universidad de Valencia, es secretario de Econom¨ªa y Empleo de la Comisi¨®n Ejecutiva Municipal PSPV-PSOE de la ciudad de Valencia.
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