Sin 'ley Sinde' y sin sentido de Estado
?De verdad alguien en el PSOE cree que los j¨®venes han abandonado a ZP por las descargas, cuando hay un 40% de paro juvenil? Es justo reconocer que la ministra ha mantenido la coherencia de sus posiciones hasta el final
El segundo Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero no pasar¨¢ a la historia como un ejemplo de convicciones. No pretendo defender la conveniencia de haber aprobado el reglamento de la ley Sinde por un Gobierno en funciones. Hab¨ªa argumentos razonables en ambos sentidos, pero ninguno para impulsar una ley, su reglamento, concitar todos los apoyos legales, el acuerdo del Partido Popular y dejar, en el ¨²ltimo momento, su aplicaci¨®n pr¨¢ctica en un caj¨®n.
Creo sinceramente que durante esta legislatura el debate sobre lo que es l¨ªcito e il¨ªcito en Internet ha dado un paso de gigante. La industria cultural se equivocaba cuando exig¨ªa sanciones contra los internautas que realizaban intercambios de archivos o descargas de obras sin el permiso de sus autores, en l¨ªnea con la entonces reciente Ley Hadopi francesa. La industria estaba at¨®nita, no solo por las p¨¦rdidas que les causaba la pirater¨ªa, sino por c¨®mo, a?o tras a?o, las operadoras de telefon¨ªa hac¨ªan caja cobrando por la conexi¨®n a Internet a precios por encima de la media europea, gracias a la facilidad con la que se pueden abrir negocios con material il¨ªcito en la Red, algo imposible sin la permisividad del Gobierno, del PP primero y del PSOE despu¨¦s.
Durante esta legislatura, el debate sobre lo que es l¨ªcito o no en Internet ha dado un paso de gigante
El modelo espa?ol de cierre de p¨¢ginas web ha inspirado la nueva legislaci¨®n inglesa
En Espa?a tenemos leyes que impiden hacer negocios con obras ajenas desde hace muchos a?os, en la Red o fuera de la Red. Pero los sucesivos Ministerios de Industria han preferido mirar hacia otro lado mientras las operadoras hac¨ªan las inversiones necesarias para desarrollar una costosa red de ADSL sin ayudas p¨²blicas, financiadas a base de cuotas de usuarios precisamente gracias a la promoci¨®n encubierta de una importante oferta de contenidos gratuitos, sin que importase que algunos de ellos pudieran ser ilegales.
Poco le ha importado a alg¨²n operador que su oferta de contenidos legales fuera una ruina, mientras fuera una ruina tambi¨¦n la del resto de portales legales. Estos nunca podr¨¢n competir con el aut¨¦ntico negocio, que es el alquiler de la Red.
As¨ª estamos, pagando muy caro el acceso a Internet para acceder a contenidos basura, lo que supone un retraso inaceptable en el desarrollo de nuestra sociedad de la informaci¨®n, y una importante p¨¦rdida de posiciones competitivas frente a pa¨ªses de nuestro entorno econ¨®mico.
Pero los usuarios nunca hemos tenido la culpa, m¨¢s bien somos las v¨ªctimas de la tard¨ªa apuesta de nuestra cultura por la Red y de un modelo de desarrollo tecnol¨®gico mediocre. Como son v¨ªctimas cientos de emprendedores que han intentado crear negocios legales en la Red, y a quienes les resulta imposible competir con una floreciente industria de webs ilegales, bien financiadas con publicidad y liberadas del pago de impuestos y de los derechos de las obras con las que comercializan.
La industria cultural reaccion¨®. Abandon¨® la persecuci¨®n de los usuarios y se centr¨® en la regulaci¨®n de este tipo de competencia desleal y consentida que son las p¨¢ginas de enlaces con contenidos il¨ªcitos. Lo hizo con la esperanza de reconvertir parte de su canal de distribuci¨®n f¨ªsico en nuevas plataformas online de contenidos legales.
Fruto de este movimiento naci¨® la mal llamada ley Sinde, una peque?a actualizaci¨®n de dos leyes anticuadas (Sociedad de la Informaci¨®n y Propiedad Intelectual) que, salvando m¨¢s garant¨ªas legales que ning¨²n otro procedimiento conocido, permite llegar al cierre de una web que se lucre con el trabajo ajeno, como todos los d¨ªas se cierran webs de productos milagro, de contenidos de pederastia o las que incitan a la violencia.
Pero las operadoras, molestas con el Gobierno por otros asuntos, no movieron ficha. Y esa fascinaci¨®n de los medios de comunicaci¨®n tradicionales por los linchamientos medievales en la Red al amparo del anonimato, hicieron de estos ocho art¨ªculos una de las regulaciones m¨¢s absurdamente pol¨¦micas de la legislatura.
Pero la ley se aprob¨®, pronto har¨¢ un a?o, con el apoyo de PSOE, PP y CiU. Su reglamento adem¨¢s logr¨® el informe favorable de la Comisi¨®n Europea, del Consejo Fiscal, del Consejo General del Poder Judicial y del Consejo de Estado.
Durante este a?o, el modelo espa?ol de cierre de p¨¢ginas webs con contenidos il¨ªcitos ha inspirado la nueva legislaci¨®n inglesa, la estadounidense, las primeras medidas estudiadas por la Comisi¨®n Europea y tras el fracaso del modelo franc¨¦s, incluso nuestros vecinos se plantean cambiar las sanciones, no a quienes descargan, sino a quienes comercializan obras sin el permiso de sus autores.
La ley Sinde es una ley impulsada por un Gobierno socialista. Este pod¨ªa no haberlo hecho, pues hab¨ªa argumentos razonables para, por ejemplo, reformar en profundidad la Ley de Propiedad Intelectual (anticipando esc¨¢ndalos como el de la SGAE), pero el Gobierno, tras muchas dudas, acept¨® apoyar no solo al mundo de la cultura, sino al de los negocios legales en la Red, y lo hizo con el apoyo de m¨¢s del 90% del Parlamento.
Pod¨ªa no haber tramitado el reglamento, pero lo tramit¨® y logr¨® todos los apoyos legales, incorporando todas las garant¨ªas exigibles y unas cuantas m¨¢s para que la Red siga siendo un espacio de libertad, pero tambi¨¦n de respeto a la libertad ajena.
Pod¨ªa no haber solicitado el apoyo del PP para aprobar la medida tras las elecciones generales, estando ya en funciones, pero lo hizo, y lo logr¨® porque son muchas las empresas que, estos d¨ªas, est¨¢n tomando decisiones de inversi¨®n o de cierre de negocios en un mercado hostil.
?Qu¨¦ sentido tiene ahora traicionar la confianza de todos aquellos con quienes se ha recorrido este largo proceso? ?De verdad hay alguien en el PSOE que crea que los j¨®venes han abandonado a Zapatero por las descargas, cuando tenemos un 40% de paro juvenil? ?De verdad un partido de Gobierno piensa que puede alg¨²n d¨ªa ir de la mano de personas cuyas convicciones dem¨®cratas son del tipo "no les votes"? ?De verdad hay alguien que crea que la izquierda tiene futuro si sacrifica la cultura por el populismo del "todo gratis"?
En todo caso, este debate absurdo (pero siempre hay quienes se entretienen con lo absurdo) ya lo sustanci¨® el Gobierno hace un a?o. ?Qui¨¦n le habr¨¢ aconsejado que defraude antes a tirios y ahora a troyanos?
Es una frase manida la de que gobernar exige convicciones. Sin convicciones siempre hay un viento que sopla m¨¢s fuerte, y el que sopl¨® a la oreja del presidente, en el ¨²ltimo momento, no lo hizo precisamente a favor de los m¨¢s d¨¦biles. El Gobierno, en este tema, ha actuado sin sentido de Estado, dando bandazos, y es justo reconocer el esfuerzo de una ministra que ha mantenido la coherencia de sus posiciones hasta el final.
Tras conocerse la decisi¨®n, algunos usuarios de Internet se felicitaban de su reci¨¦n conquistado "poder popular" sin dejar de insultar al presidente, al Gobierno y al PSOE. Conocidos y menos conocidos creadores, at¨®nitos ante la falta de palabra de un pol¨ªtico sin convicciones, depositan ya su confianza en un partido, el PP, que siempre les fue ajeno. Y lo que realmente es importante, directivos de empresas que hab¨ªan confiado sus planes de inversi¨®n y de empleo, en la puesta en marcha de una regulaci¨®n que impida que otros se lucren con las obras que ellos comercializan, hoy tienen claro que este es un pa¨ªs por el que es dif¨ªcil apostar.
Son muchas las "patatas calientes" que Rajoy se encuentra "sobre la mesa". Roosevelt acu?¨® el concepto de los 100 primeros d¨ªas como el tiempo del que dispon¨ªa un Gobierno para tomar medidas de calado, como ¨¦l mismo hizo para hacer frente a la Gran Depresi¨®n de los a?os treinta. No s¨¦ si Rajoy tendr¨¢ tanto tiempo.
Joan Navarro es soci¨®logo, exdirector de la Coalici¨®n de Creadores y vicepresidente de Asuntos P¨²blicos de Llorente y Cuenca.
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