?Vuelta al 79?
En la pr¨®xima semana empezaremos a salir de dudas sobre la pol¨ªtica que se propone poner en marcha el PP en el Gobierno. Cabe esperar que el mensaje que transmita a la sociedad espa?ola sea un mensaje claro, en la medida en que dispone de una mayor¨ªa m¨¢s que suficiente para trasladar las medidas que anuncie en el discurso de investidura al BOE. Esta es, indiscutiblemente, una de las ventajas de las mayor¨ªas absolutas. Se puede seguir un plan de actuaci¨®n y se puede hacer con celeridad, porque no se depende del concurso de otros grupos parlamentarios.
Mariano Rajoy ha conseguido ganar unas elecciones por mayor¨ªa absoluta sin decir qu¨¦ iba a hacer una vez que fuera presidente del Gobierno, a pesar de que se daba por seguro que lo ser¨ªa, y ha conseguido, una vez ganadas las elecciones, seguir sin decir pr¨¢cticamente nada. Es posible que quienes se han entrevistado con ¨¦l tengan alg¨²n indicio de qu¨¦ se propone hacer y de por d¨®nde piensa empezar. Pero los ciudadanos seguimos sin saber nada.
No ha ocurrido en las legislaturas anteriores. Al menos de la forma en que est¨¢ ocurriendo en esta. Siempre hay una distancia entre lo que el candidato a presidente dice o no dice en campa?a electoral y lo que dice y deja de no decir una vez que gana las elecciones. Pero nunca como en el final de la pasada legislatura y en el comienzo de esta hemos carecido los ciudadanos de manera tan absoluta de informaci¨®n sobre la direcci¨®n pol¨ªtica del pa¨ªs que nos espera.
La incertidumbre acerca de la futura pol¨ªtica gubernamental es general, salvo en un punto: la reducci¨®n del d¨¦ficit. Todo lo dem¨¢s est¨¢ por ver, aunque es obvio que el cumplimiento del objetivo de d¨¦ficit comprometido con la Uni¨®n Europea implica medidas restrictivas que todos imaginamos cuales va a ser, aunque nos podemos llevar sorpresas.
Hay un punto, sin embargo, del que no sabemos nada y que ser¨ªa muy importante que empez¨¢ramos a saber algo lo m¨¢s pronto posible. Me refiero a la pol¨ªtica auton¨®mica que piensa seguir el Gobierno. Tengo la impresi¨®n de que, de manera soterrada, est¨¢ empezando a transitarse un camino de retorno a 1979, es decir, al momento en que se promovi¨® una interpretaci¨®n inicial del derecho a la autonom¨ªa en clave nacionalista, que separaba tajantemente el ejercicio de tal derecho por parte de Catalu?a y Pa¨ªs Vasco, y en menor medida de Galicia, del que podr¨ªan ejercer las dem¨¢s comunidades.
La sinton¨ªa que parece empieza a existir entre el PP y CiU, que, ante la debilidad del PSC, es previsible que vaya a m¨¢s, e incluso el acuerdo por primera vez en esta legislatura de PP y PNV frente al PSE en el proyecto de presupuestos del Pa¨ªs Vasco, son indicadores de que algo se mueve en esa direcci¨®n. No me extra?ar¨ªa que el discurso de que no nos podemos permitir 17 comunidades aut¨®nomas, pero tampoco nos podemos permitir no reconocer la realidad de Catalu?a y Pa¨ªs Vasco, empezara a ponerse en circulaci¨®n de alguna manera.
El retorno de esta pol¨ªtica auton¨®mica creo que ser¨ªa negativo para el pa¨ªs en general, pero para Andaluc¨ªa ser¨ªa una cat¨¢strofe. Supondr¨ªa volver a situarnos en la misma posici¨®n en que ha estado Andaluc¨ªa en Espa?a desde que se empez¨® la construcci¨®n del Estado Constitucional a comienzos del siglo XIX. Han sido los peores a?os de la historia de Andaluc¨ªa con mucha diferencia. Todav¨ªa gravitan sobre nosotros con una enorme fuerza. Ah¨ª est¨¢n como prueba los comentarios de Duran Lleida, Ana Mato, Esperanza Aguirre, Cayetano...
Todo esto es producto de esos casi dos siglos anteriores a nuestra afirmaci¨®n pol¨ªtica a partir del 28-F. Vuelven con fuerza. No se oyeron en los a?os ochenta y noventa. Empiezan a o¨ªrse cada vez m¨¢s.
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