"En el CIE, a los inmigrantes se les llama con un n¨²mero"
Las ONG tildan de "infrac¨¢rceles" a los centros de extranjeros
"En la mayor parte de los CIE (Centro de Internamiento de Extranjeros) de M¨¢laga, a los inmigrantes retenidos no se les llama por su nombre; se les asigna un n¨²mero, y se les nombra con ¨¦l. Los funcionarios nos dicen que sus nombres son muy complicados y que as¨ª resulta m¨¢s sencillo, pero ese trato no se le da ni a los presos en la c¨¢rcel, de hecho est¨¢ prohibido por la ley". Carlos Arce, de la Asociaci¨®n Pro Derechos Humanos de Andaluc¨ªa, relataba as¨ª ayer las condiciones de vida "infracarcelarias" que se dan en los principales CIE de Espa?a: Madrid, Barcelona, Algeciras, y el m¨¢s conflictivo de todos: M¨¢laga.
Miembros de diversas ONG integradas en la red Migreurop han visitado durante 2011 estos cuatro CIE, donde inmigrantes sin papeles -una mera falta administrativa, no un delito- permanecen privados de libertad por un plazo m¨¢ximo de dos meses antes de ser expulsados de Espa?a o devueltos a la calle. Su informe sobre las condiciones materiales, sociales, sanitarias y jur¨ªdicas que sufren los extranjeros all¨ª encerrados es un verdadero cat¨¢logo de indignidades.
En el antiguo cuartel de Capuchinos, de M¨¢laga, los internos -actualmente un m¨¢ximo de 44- duermen de ocho en ocho en dormitorios de unos 30 metros cuadrados, con tan solo dos retretes y una ducha. El centro carece de calefacci¨®n o aire acondicionado, tanto en las habitaciones como en las zonas comunes. Las ventanas -planchas de hierro gris taladradas- solo permiten pasar el 10% de la luz solar, y la luz el¨¦ctrica en los pasillos es "nula", denuncian las organizaciones humanitarias.
La intimidad brilla por su ausencia. El interior del llamado "m¨®dulo familiar", de apenas 15 metros cuadrados, es perfectamente visible desde el exterior. En las visitas m¨¦dicas, los internos est¨¢n acompa?ados por agentes del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa, y si es necesaria una exploraci¨®n "muy ¨ªntima", el agente sale de la habitaci¨®n, pero la puerta queda entreabierta. En los CIE internos sanos comparten habitaci¨®n con otros enfermos.
El estado del edificio es semirruinoso. El pasado lunes, el Ministerio del Interior, del que dependen los CIE, precint¨® una parte del inmueble -dedicada a instalaciones del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa- despu¨¦s de que los arquitectos detectaran da?os en la estructura. "Lo advertimos desde ya: si ocurre algo en el CIE, pediremos responsabilidades, y lo haremos por la v¨ªa penal", afirm¨® Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez, abogado de M¨¢laga Acoge.
En Algeciras, donde el CIE se ha establecido en una antigua prisi¨®n, la privaci¨®n de derechos b¨¢sicos es a¨²n mayor, denuncian las ONG. Los internos se deben comunicar con sus allegados a trav¨¦s de mamparas y los internos que llegan al centro son sometidos a un desnudo integral. "Es una pr¨¢ctica intolerable, una agresi¨®n a los derechos de la persona", denuncian los cooperantes.
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