Guillermo P¨¦rez Villalta

"La vida surge para tener conciencia de la belleza". Los blancos caracteres aparecen sobre luminoso azul y el lienzo se completa con otro donde un elaborado arabesco brota de un mar tocado por el primer sol. La figura se antoja un homenaje a Philipp Otto Runge y a sus Auroras, pero en la obra P¨¦rez Villalta parece desplazar el ornamento desde las claves religiosas, que le otorgaba el rom¨¢ntico alem¨¢n, hasta ra¨ªces biol¨®gicas: de ellas brota el gozo de la belleza. El d¨ªptico tiene tinte program¨¢tico. El t¨ªtulo de la muestra, La peque?a sensaci¨®n, y el libro, Melanc¨®lico Rococ¨®, que la galer¨ªa edita coincidiendo con ella, sugieren una apuesta por un primado de la sensibilidad y la fantas¨ªa en el arte, frente a quienes, por subrayar su car¨¢cter intelectual, olvidan el valor de la apariencia y del placer vinculado a ella. Adquiere as¨ª sentido la serie Moradores del vac¨ªo, breves aforismos visuales donde la l¨ªnea traza figuras de quienes han descubierto el placer de carecer del af¨¢n de hacer cosas importantes. Otra serie, dedicada al foro romano, evoca por su t¨ªtulo (Campo Vaccino) y su luz a Turner, aunque la fusi¨®n de im¨¢genes y los valores de superficie remiten a ilustraciones simbolistas. Entre las obras de m¨¢s inter¨¦s, los Paisajes del tiempo detenido: parecen chinoiseries salidas de biombos y porcelanas, pero recorridas con calma descubren una figuraci¨®n, cercana al sue?o m¨¢s que a la visi¨®n, que evoca una naturaleza ausente. Las reducidas dimensiones de casi toda la obra expuesta son otra cr¨ªtica a la instituci¨®n arte, afecta siempre al gran formato.