"Con mi salida, CiU visualiza el cambio cultural"
Josep Ramoneda (Cervera, 1949) tiene claro que dentro de dos semanas, cuando acabe el a?o, dejar¨¢ su despacho del Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona (CCCB). Hace un mes, el presidente de la Diputaci¨®n de Barcelona, el convergente Salvador Esteve, le comunic¨® que no se le renovaba el contrato. En los 17 a?os que van desde su inauguraci¨®n en 1994, el CCCB se ha convertido en un centro de referencia mundial por el que han pasado casi siete millones de usuarios, 1.964 conferenciantes, ha realizado m¨¢s de 300 ediciones de festivales y actividades de los m¨¢s diversos formatos (S¨®nar, InnMotion, OVNI, L'Alternativa, Proposta, etc.), adem¨¢s de ser una editorial y tener una presencia totalmente consolidada en la red (CCCBLab).
"Tienen derecho a destituirme; se pod¨ªa haber hecho de otra manera"
"Quieren sustituir el cosmopolitismo por un nacionalismo moderno"
CiU, que jam¨¢s hab¨ªa acumulado tanto poder en Catalu?a y Barcelona, nunca vio con buenos ojos el cosmopolitismo que practica el CCCB. Ahora busca un sucesor que lo impregne de "nacionalismo moderno".
Pregunta. ?Qu¨¦ pasar¨¢ con el CCCB?
Respuesta. A d¨ªa de hoy solo s¨¦ que no me renuevan y que por lo tanto el pr¨®ximo d¨ªa 31 yo me voy, y tal y como han ido las cosas, no aceptar¨ªa una pr¨®rroga de interinaje. Tampoco me lo han sugerido. Quiero dejar claro que tienen todo el derecho a destituirme; forma parte de las reglas del juego, pero se pod¨ªa haber hecho de otra manera. Esta instituci¨®n tiene unas caracter¨ªsticas peculiares que exigen una buena transici¨®n y en cambio, aqu¨ª, sobre la mesa, s¨®lo quedar¨¢ una carpeta con los proyectos que hay en funcionamiento y una nota m¨ªa con informaciones que puedan serle ¨²tiles al futuro director. Esta ser¨¢ la transici¨®n. Que sea por una cierta desidia que a veces se da en el mundo pol¨ªtico, por una falta de conciencia de la importancia de la instituci¨®n o por una raz¨®n estrat¨¦gica m¨¢s deliberada, esto es algo que yo desconozco.
P. ?Ahora mismo hasta cuando est¨¢ programado el CCCB?
R. 2012 est¨¢ programado. Evidentemente habr¨¢ que ver lo que quiere quien venga, y hay ya muchos proyectos en marcha para 2013 y 2014.
P. ?Ha tenido contactos con el presidente de la Diputaci¨®n?
R. S¨ª claro, es una persona muy cordial y muy correcta. Yo tengo la sensaci¨®n de que ha ejecutado una decisi¨®n que le sobrepasaba, que ven¨ªa de m¨¢s arriba.
P. A lo largo de todos estos a?os ha habido una cr¨ªtica permanente por parte del catalanismo, tanto de derechas como de izquierdas, al CCCB por su falta de esp¨ªritu nacionalista. ?Ha jugado esto un papel en su destituci¨®n?
R. Seguro que s¨ª. Hay todo tipo de pruebas y todo el mundo sabe que hab¨ªa un sector de Converg¨¨ncia -un sector, porque otro pensaba lo contrario- que cre¨ªa que era necesario que yo saliera del CCCB para que se "visualizara" que el cambio tambi¨¦n hab¨ªa llegado a la cultura y que se ten¨ªa que sustituir el cosmopolitismo, esencialmente la etiqueta que se ha puesto a esta casa, por una cultura de nacionalismo moderno, por llamarlo de alguna manera.
P. ?Qu¨¦ es el nacionalismo moderno?
R. Yo no lo s¨¦, tal vez lo sepamos cuando otra persona tome el mando de esta casa... Nosotros solo ten¨ªamos presente que esta instituci¨®n estaba en Barcelona, que estaba en el barrio del Raval, que es un elemento decisivo, y que su ¨¢mbito era un ¨¢mbito universal. Hemos intentado siempre pensar en temas abiertos y globales y no en priorizar lo local. Esta es la manera como yo entiendo la cultura.
P. El CCCB es una instituci¨®n at¨ªpica que escapa a la pr¨¢ctica muse¨ªstica habitual...
R. Porque era un proyecto at¨ªpico que naci¨® con la voluntad de crear un modelo. Hemos desarrollado un modelo de equilibrio complejo, del que es muy dif¨ªcil mutilar una parte sin cargarse el todo, porque los cursos, los festivales, las conferencias y las exposiciones no van cada una por su lado sino que forman parte del todo. Estos d¨ªas he o¨ªdo algunas cosas preocupantes, como se?ales de que el Macba [el vecino Museo de Arte Contempor¨¢neo de Barcelona] quiere ocupar salas del CCCB. Tal vez esto sea interesante para el Macba, pero supone cargarse el CCCB.
P. Tal vez no encaja en lo que CiU entiende por cultura.
R. Creo que hay algo muy caracter¨ªstico de la pol¨ªtica en general y de la pol¨ªtica conservadora en particular, que es la tendencia a reducir las pol¨ªticas culturales p¨²blicas a lo estrictamente patrimonial. Pero es muy importante que haya pol¨ªticas culturales p¨²blicas que jueguen a fondo la carta de la creaci¨®n, porque se abren puertas y se mantiene viva una sensibilidad muy dif¨ªcil de tener s¨®lo con el sector privado.
P. ?C¨®mo ha visto desde el CCCB los cambios de las dos ¨²ltimas d¨¦cadas?
R. Dir¨ªa que hay tres cambios importantes: la p¨¦rdida de confianza en la pol¨ªtica, en el sentido de una menor relaci¨®n con la pol¨ªtica institucional; la perplejidad sobre los grandes cambios tecnol¨®gicos y su impacto sobre la antropolog¨ªa, sobre la propia especie humana, y la necesidad de ver qu¨¦ nuevas formas de organizaci¨®n nacen de estos cambios cuando hay la sensaci¨®n de que la crisis y sus efectos est¨¢n siendo tratados con posturas y lenguajes completamente antiguos. Este es uno de los ejes centrales sobre los que est¨¢ haciendo cosas el CCCB.
Breve cronolog¨ªa
- En febrero de 1994 se inaugura el Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona (CCCB), bajo la direcci¨®n del fil¨®sofo Josep Ramoneda.
- En noviembre, el presidente de la Diputaci¨®n, Salvador Esteve (CiU) comunica a Ramoneda que no se renovar¨¢ su contrato, que expira el 31 de diciembre.
- El pasado d¨ªa 12 se hace p¨²blica una carta en la que intelectuales como Tzvetan Todorov, Ismail Kadar¨¦, Andr¨¦ Glucksman o Eric Hobsbawn apoyan la gesti¨®n de Ramoneda.
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