Construir con orden femenino
Las casas de Matilde Ucelay, la primera mujer que se licenci¨® en arquitectura, en 1936, son ante todo c¨®modas. Defendi¨® un dise?o sencillo, pr¨¢ctico, ordenado y detallista. Sin grandilocuencias
Eran los a?os cincuenta cuando la se?ora Oswald fue al Colegio de Arquitectos de Madrid y pregunt¨® si no habr¨ªa "otra se?ora" para hacer su casa. "Le presentaron a Matilde y se llevaron divinamente", cuenta la hija de Oswald en una de las seis casas que Matilde Ucelay, la primera arquitecta espa?ola, licenciada en 1936, construy¨® para su familia. En una carrera de m¨¢s de 40 a?os y 120 proyectos, la pionera proyect¨® sobre todo chal¨¦s para la burgues¨ªa como este, levantado en La Moraleja en 1978. "Casas c¨®modas, acogedoras y habitables en las que se nota la mano femenina", dice su due?a, que la recorre mostrando detalles hogare?os importados del extranjero como el office o el closet. Las chimeneas son magn¨ªficas (hay tres y tiran "como el primer d¨ªa").
Cada rinc¨®n est¨¢ aprovechado con armarios (los hay en los pasillos y bajo las escaleras, totalmente vestidos). En el cuarto de planchar la tabla es una isla enorme sobre la que pende un armaz¨®n met¨¢lico donde est¨¢n los enchufes: as¨ª el cable colgar¨¢ y no estorbar¨¢ a quien planche. "Matilde pensaba en todo y dibujaba hasta el ¨²ltimo pomo o rodapi¨¦; iba a la f¨¢brica para elegir la ¨²ltima teja y se pasaba el d¨ªa en la obra", cuenta Carlos Boyer, que fue su aparejador. "Era muy meticulosa y detallista", contin¨²a, "y muy poco ambiciosa en el sentido grandilocuente".
Rechaz¨® por ejemplo el encargo de un parador porque le parec¨ªa mucho l¨ªo. Otra cosa muy femenina: "Sab¨ªa escuchar, al carpintero, al marmolista y al cliente". "Para ella lo importante era lo que necesitaba el cliente, generalmente la clienta, ya que hizo casas para muchas mujeres como Helen Kirby o Mar¨ªa Teresa de Marichalar", cuenta Javier Vilchez, que ultima una tesis sobre la arquitecta. "Ucelay no hizo obras de gran envergadura, su trabajo es sencillo, de ¨¢mbito privado y apariencia cl¨¢sica, pero, conceptualmente, tiene ideas, distribuciones y planimetr¨ªas muy avanzadas para su tiempo".
Matilde Ucelay naci¨® en una familia liberal: su padre, amante de la ¨®pera, era abogado; su madre ten¨ªa un grupo de teatro independiente en el que participaba Garc¨ªa Lorca. Creci¨® rodeada de intelectuales y artistas y estudi¨® (con muy buenas notas) en el Instituto Escuela, heredero de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza. Cuando se matricul¨® en la Escuela de Arquitectura hubo de acondicionarse un aseo femenino para ella y cuentan que sus compa?eros (fue muy amiga de F¨¦lix Candela y Chueca Goitia) se levantaban cuando entraba en clase. Se esmer¨® y sac¨® dos cursos en uno, gradu¨¢ndose, con apenas 25 a?os, en el a?o 1936. Mal momento. Pas¨® parte de la guerra en Valencia y se cas¨® con el editor Jos¨¦ Ruiz-Castillo. En 1940 el R¨¦gimen la depur¨® por su filiaci¨®n republicana: 30.000 pesetas, inhabilitaci¨®n de por vida para cargos p¨²blicos y cinco a?os sin ejercer. Ucelay, que se pod¨ªa permitir no trabajar, no se rindi¨®, y sus amigos firmaron por ella algunos de sus primeros proyectos. Hasta 2003 no obtuvo un desagravio p¨²blico por la inhabilitaci¨®n. En 2006, dos a?os antes de su muerte, se le concedi¨® el Premio Nacional de Arquitectura.
"Cuando me encontr¨¦ con su obra en una exposici¨®n me impresion¨® que hubiese tan poca informaci¨®n sobre ella", cuenta Vilchez. "Una historia del arte sin mujeres es solo el 50% de la historia". Casi 10 a?os despu¨¦s, a punto de leer su tesis, recuerda su ¨²nico encuentro con ella: "Fue en su casa, preciosa, donde siempre trabaj¨® sobre un peque?o tablero; estaba postrada en la cama, pero con la cabeza perfecta", cuenta el historiador. "Yo llevaba una lista de preguntas, pero no le hice ninguna".
"?Por qu¨¦ haces una tesis sobre m¨ª?", le espet¨® la arquitecta. "Fue usted la primera mujer que...", balbuce¨® el posgrado. "Eso no tiene importancia, pero anda, si¨¦ntate y hablemos". "Era una mujer de car¨¢cter, con arrestos, que no se asustaba", dice Vilchez. Cuando le preguntaban por el machismo al que probablemente hizo frente, ella siempre negaba con una sonrisa.
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