El virtuoso chelista amn¨¦sico
Un m¨²sico alem¨¢n pierde todos los recuerdos pero interpreta y reconoce sinfon¨ªas - Estudios revelan c¨®mo la memoria musical se aloja en lugares distintos del cerebro
Cuando lleg¨® a las urgencias del hospital Charit¨¦ de Berl¨ªn, el paciente no recordaba pr¨¢cticamente nada. Padec¨ªa fiebres, dolores de cabeza y alg¨²n ataque epil¨¦ptico. P. M. [los m¨¦dicos protegen su identidad] sufr¨ªa una encefalitis por herpes que hab¨ªa arrasado con la mayor¨ªa de sus recuerdos. Solo reconoc¨ªa a su hermano y era incapaz de realizar simples ejercicios como dar el nombre de alg¨²n r¨ªo de Alemania o nombrar la capital de Espa?a. Aquel amn¨¦sico hab¨ªa sido un reputado violonchelista de una orquesta berlinesa; y la sorpresa fue que, con el tiempo, su neur¨®logo descubri¨® at¨®nito que el hombre s¨ª era capaz de recordar sinfon¨ªas, su melod¨ªa e incluso su tempo. ?Pod¨ªa tocarlas? En realidad se negaba a interpretar su instrumento delante de los m¨¦dicos (creen que por pudor a no hacerlo ya tan bien), pero seg¨²n sus vecinos, segu¨ªa haci¨¦ndolo perfectamente algunas tardes en su apartamento.
Su neur¨®logo: "Era tan grave que no avanz¨¢bamos con los m¨¦todos normales"
Seg¨²n Oliver Sacks, la memoria autom¨¢tica es m¨¢s resistente
Las sucesivas pruebas revelaron que, pese a no poder nombrar a ning¨²n violonchelista y ser capaz solo de invocar a Beethoven como representante de los compositores que admiraba, conservaba casi intacta su memoria musical, si es que puede llamarse as¨ª. "Su dolencia era tan grave que no pod¨ªamos avanzar con los m¨¦todos habituales para casos de amnesia. As¨ª que dise?amos una serie de tests especiales basados en la m¨²sica", recuerda por tel¨¦fono el doctor Carsten Finke. P. M. hab¨ªa perdido la memoria epis¨®dica (la que se encarga de los acontecimientos vividos) y pr¨¢cticamente toda la factual (la que almacena los datos), pero conservaba elementos tales como el ritmo o el tempo; incluso, si existe tal cosa, el gusto musical.
"Nuestros experimentos revelan que la memoria se organiza de diferentes maneras en el cerebro, y que los recuerdos musicales son independientes de las estructuras del l¨®bulo temporal medial, que es donde se alojan los datos y los episodios", explica Finke. Todas las pruebas se realizaron con m¨²sica cl¨¢sica y, en algunas ocasiones, se le hizo escuchar m¨²sica desconocida hasta entonces para ¨¦l (compuesta m¨¢s all¨¢ de 2005, cuando ingres¨® en el hospital) que pudo recordar no m¨¢s all¨¢ de 90 minutos. "El caso es una prueba muy clara sobre la existencia de este tipo de memoria, pero no puede establecerse una teor¨ªa definitiva. Adem¨¢s, es muy complicado encontrar m¨¢s casos como el de P. M.".
Uno de los m¨¢s conocidos fue paciente del neur¨®logo y escritor Oliver Sacks. Clive Wearing, era un eminente m¨²sico (organista y director de coros) y music¨®logo ingl¨¦s que sufri¨® la misma dolencia en 1985 (la padecen 1,5 millones de personas al a?o) y que perdi¨® por completo la memoria excepto para dos cosas: el amor a su mujer, a quien nunca dej¨® de reconocer, y sus conocimientos musicales. Eran las dos ¨²nicas cosas que le resultaban familiares y que era capaz de ejecutar en una suerte de continuum sin bruscos apagones cerebrales. El resto, como defin¨ªa su esposa, era una "permanente agon¨ªa". Solo recordaba lo que hab¨ªa hecho dos segundos antes: cada parpadeo, y es literal, marcaba el inicio de una nueva vida.
Sacks centra sus investigaciones, publicadas en el libro Musicofilia (Anagrama), en un tercer tipo de memoria: la de los procedimientos. Y parece que tiene sentido. Wearing era capaz de ir a por el az¨²car a un armario de la cocina, pero no le era posible decir d¨®nde se encontraba el az¨²car si se lo preguntaban. Pod¨ªa vestirse cada ma?ana, y combinaba con gusto las diferentes prendas. Si se paraba a pensar, sin embargo, se quedaba paralizado. Lo mismo le suced¨ªa al misterioso violonchelista alem¨¢n.
La m¨²sica es un procedimiento activo. Tanto la escucha como su ejecuci¨®n se realizan siempre en el presente. Aunque parezca una obviedad, el sonido no existe ni antes ni despu¨¦s de ser interpretado. Como dec¨ªa T. S Eliot, "eres la m¨²sica, mientras la m¨²sica dura". Bien, pues en ese procedimiento, sin apenas reflexi¨®n y basado en un cierto automatismo, Wearing se manejaba como con un cerebro sano. Hasta que la m¨²sica duraba, claro. "Para la memoria de procedimientos es importante que el recuerdo sea literal, exacto y reproducible. La repetici¨®n, el ritmo, el ensayo y la secuencia son esenciales", se?ala Sacks en su libro. "Recordar la m¨²sica es escucharla o tocarla, se hace por completo en el presente. De hecho, si pensamos cada nota o cada paso de manera demasiado consciente, puede que perdamos el hilo". Algo parecido, si se quiere, sucede con el amor. De ah¨ª que Wearing solo reconociera a su mujer y viviera con ella en un estricto presente.
La memoria de los procedimientos, la que tendr¨ªa que ver con la m¨²sica o, incluso, con un conocimiento automatizado como montar en bicicleta, se encuentra alojada en un mayor n¨²mero de partes del cerebro, y m¨¢s robustas. Por eso, opina Sacks, "es m¨¢s resistente (son estructuras subcorticales como los ganglios basales y el cerebelo) y hay muchas conexiones entre ellas y el c¨®rtex cerebral: aguanta m¨¢s pese a que haya da?os en el hipocampo y en las estructuras del l¨®bulo temporal medial, donde se halla la memoria epis¨®dica y factual". Seg¨²n los expertos, esa memoria funciona como unas v¨ªas de tren en las que es posible cambiar el ritmo y la velocidad, pero no el camino.
Isabelle Peretz, directora del Laboratorio para la Investigaci¨®n de la M¨²sica, el Cerebro y el Sonido de Montreal, dedicado al estudio de los procedimientos cognitivos relacionados con la m¨²sica, apunta en la misma direcci¨®n que Sacks en sus respuestas por email: "Es impactante y fascinante y revela c¨®mo la memoria autom¨¢tica (de procedimientos) est¨¢ debajo de un gran n¨²mero de habilidades entrenadas (como jugar al tenis) sin ninguna conciencia de ello". O lo que es lo mismo, en seg¨²n qu¨¦ casos, pensar empeora las cosas.
Babelia
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