Usted est¨¢ aqu¨ª
Ponemos el pie en un centro comercial, miramos al frente y nos damos de bruces con un enorme mapa de situaci¨®n en el que destaca un gran punto rojo con una flecha y un texto que insiste en la idea: "Usted est¨¢ aqu¨ª". Esta escena, que a?os atr¨¢s podr¨ªa haber sido un acto reflejo, forma ya parte de esa gruesa lista de acciones con un deje nost¨¢lgico, por obra y gracia de la tecnolog¨ªa. No porque el concepto en s¨ª mismo se haya quedado obsoleto. M¨¢s bien por lo de siempre: hay otra forma m¨¢s f¨¢cil de llegar al mismo resultado.
Tras el desembarco masivo de los tel¨¦fonos inteligentes (solo en Espa?a hay m¨¢s de 15 millones) con Internet sobre la marcha, el siguiente fen¨®meno en la sombra parecen ser las aplicaciones basadas en la geolocalizaci¨®n.
"Es una herramienta genial para que los ex y las actuales parejas sepan en todo momento d¨®nde est¨¢s y con qui¨¦n"
"Desde que lo uso no tengo que salir de copas hasta las tres de la ma?ana. Dejo solucionado el ligoteo a las seis de la tarde"
El neologismo "glocalizaci¨®n" resume el esp¨ªritu de estas aplicaciones: pensar de modo global y actuar localmente
Saber y dar a conocer nuestro lugar en el mundo -al menos, en el sentido estricto de la palabra- interesa cada vez m¨¢s. La cuesti¨®n de la ubicaci¨®n se ha reducido a apretar un par de teclas. Ya es posible llegar a una cita sin recurrir al tradicional callejero, gracias a la eficiencia de Google Maps Mobile. Y nuestros amigos saben por d¨®nde andamos cuando lo anunciamos en aplicaciones como Gowalla (ahora, propiedad de Facebook) y Foursquare.
"Es una herramienta genial para que los ex y las actuales parejas sepan en todo momento d¨®nde est¨¢s y con qui¨¦n", comenta con cierta retranca Mart¨ªn Milone, director creativo de una agencia de publicidad y usuario habitual de esta ¨²ltima aplicaci¨®n. Basta con que un contacto anuncie a trav¨¦s de un check in -un registro, en el argot de Foursquare- el lugar en el que est¨¢, para que, a los pocos segundos, una chincheta con su nombre aparezca en un mapa en las pantallas de toda su red de conocidos. En algunos casos hay recompensas por la frecuencia con la que se haga ese check in, como la alcald¨ªa virtual. "En nuestro trabajo tenemos una lucha descarnada por la alcald¨ªa. Todo ayuda a superar la rutina", apunta Milone. A pesar de que disfruta con ella, se queja del poco jugo que se le saca en Espa?a. "En Nueva York no hay cafeter¨ªa que no te regale o te descuente algo por cada check in".
Lo cierto es que no todas las aplicaciones utilizan la geolocalizaci¨®n de un modo tan transparente. Hagan la prueba: busquen en Google Mobile un t¨¦rmino desde dos ciudades distintas. Los resultados var¨ªan. Igual que la publicidad que aparece en la pantalla. ?Hasta qu¨¦ punto controlamos lo que compartimos y a partir de cu¨¢l somos, sin saberlo, v¨ªctimas de las empresas de rastreo? No hay mucho margen de acci¨®n, al menos, a ojos de la abogada Paloma Llaneza, socia directora de Razona Legal Tech. "Google tiene su sede en Mountain View (California), y hace todo lo posible para evitar que se le apliquen las leyes de otros pa¨ªses, incluidas las normas europeas de protecci¨®n de datos. Si has aceptado sus condiciones de uso, por muy largas o mal traducidas que sean, tienes que aceptar que a partir de la IP, o de otros datos del dispositivo, te posicione". A¨²n hay m¨¢s: "Puede hacer lo que sea con los datos: almacenarlos, cruzarlos con otros servicios, segmentarlos por b¨²squedas y localizaci¨®n... Al final es capaz de generar un perfil de las preferencias, gustos o perversiones del usuario", a?ade Llaneza.
No es una an¨¦cdota aislada. El pasado mayo, las autoridades europeas de protecci¨®n de datos se vieron obligadas a dictaminar que los dispositivos port¨¢tiles se deb¨ªan vender con el servicio de geolocalizaci¨®n desactivado, siendo el cliente el que deber¨ªa dar el permiso expl¨ªcito para que cualquier aplicaci¨®n env¨ªe informaci¨®n sobre d¨®nde est¨¢. Tan solo un mes antes, en el evento Where 2.0 celebrado en California, los investigadores Alasdair Allan y Pete Warden hab¨ªan anunciado que los dispositivos iPhone e iPad de Apple estaban registrando los movimientos de sus propietarios en un archivo oculto, y se?alaron: "No estamos seguros de por qu¨¦ Apple est¨¢ recopilando estos datos, pero es claramente intencionado, ya que la base de datos se restaura mediante copias de seguridad e, incluso, las migraciones del aparato". La respuesta de la empresa no se hizo esperar. Fue el propio Steve Jobs quien ataj¨® las cr¨ªticas con una importante sentencia: "No hemos estado rastreando a nadie, nunca lo hemos hecho y nunca lo haremos". Poco antes hab¨ªan anunciado una actualizaci¨®n gratuita del sistema operativo de los perif¨¦ricos de la manzana que correg¨ªa ese fallo en la recolecci¨®n de datos.
La geolocalizaci¨®n activa, a pesar de su transparencia (o por ella), tambi¨¦n tiene enemigos. ?Robos en casas aprovechando que est¨¢n vac¨ªas?, ?riesgo de secuestro? Enrique Dans, profesor de sistemas de informaci¨®n en IE Business School, piensa que estos miedos est¨¢n relacionados con un mal uso: "Obviamente, si compartimos todo con todo el mundo, sin tener en cuenta que sean amigos o no, estaremos usando mal la herramienta y correremos los mismos riesgos que si nos dedic¨¢semos a anunciar a los cuatro vientos d¨®nde vamos a estar o qu¨¦ estamos haciendo". El inform¨¢tico Antonio Cambronero, fundador en 2001 de la bit¨¢cora tecnol¨®gica Blogpocket (www.blogpocket.com), insiste en la idea: "Es preciso ser usuarios conscientes de nuestra privacidad, pero no solo con la geolocalizaci¨®n, sino con cualquier tipo de actividad en Internet". A modo de ejemplo del d¨ªa a d¨ªa, resume: "La calle es igual de peligrosa que una red social. Igual que un ni?o aprende a mirar a ambos lados antes de cruzar, o a no admitir caramelos de desconocidos, tambi¨¦n debe aprender a utilizar bien las herramientas de su tiempo".
A pesar de tener atacantes y defensores, no se puede negar que el geoposicionamiento se encuentra en un momento dulce. Con ¨¦l tienen que ver el 45% de b¨²squedas en Google desde el m¨®vil. Facebook, por ejemplo, ha creado Facebook Places (con un objetivo similar a Foursquare), y Twitter permite geolocalizar cada tuit y bucear entre los m¨¢s pr¨®ximos al lugar en que se encuentre el terminal.
Probablemente, una de las empresas m¨¢s proactivas en esta materia sea, precisamente, Google. Hace tres a?os se aventuraron a adquirir el proyecto primigenio de los fundadores de Foursquare, Latitude, una suerte de Google Maps con las fotos de los contactos distribuidas por los diferentes puntos de la ciudad en que se encuentran. Posteriormente, hicieron una apuesta m¨¢s social con los sistemas de recomendaciones Hotpot, Google Places (ahora unificados) y su ¨²ltima adquisici¨®n, Zagat, una suerte de gu¨ªa de restaurantes geolocalizada que ofrece cr¨ªticas de los propios usuarios. "A nosotros nos gusta innovar org¨¢nicamente, con muchas pruebas, y dejar que los usuarios decidan qu¨¦ funciona y qu¨¦ no. Si va bien, se integra en las marcas ya existentes, para no marearlos con muchas submarcas", dice Bernardo Hern¨¢ndez, responsable mundial de marketing de productos de consumo de Google. Efectivamente, cuando algo no funciona lo retiran.
Y es que, aunque la historia del fen¨®meno es m¨¢s bien corta, ya ha manchado su biograf¨ªa con alg¨²n fracaso. Basta remontarse al lanzamiento de Facebook Places el pasado enero. La idea original era rentabilizarlo ali¨¢ndose con los establecimientos para ofrecer a los usuarios promociones y descuentos con cada registro. El sistema se llam¨® Deals. "Todav¨ªa recuerdo cuando regalaban una bebida gratis por cada check in p¨²blico en Starbucks. Para un adicto al latte con vainilla como yo, la iniciativa era demasiado tentadora, y la publicaci¨®n no molestaba demasiado en mi muro", comenta Manu Contreras, usuario de la red social y editor de tecnolog¨ªa en la red de blogs Hipertextual. En agosto, la empresa anunciaba el cierre de Deals, aunque manten¨ªa Places para quien siguiera queriendo registrarse en los sitios. La apuesta comercial de Foursquare goza, sin embargo, de una salud envidiable. En julio firm¨® una alianza estrat¨¦gica con la empresa de descuentos Groupon para que saltasen las promociones al hacer check in. "Yo le veo un gran futuro como herramienta de marketing. En mis viajes a Estados Unidos he comprobado que el uso es mayor. Hay grandes centros comerciales cuyo alcalde de Foursquare tiene aparcamiento reservado cerca de la entrada. Eso, al establecimiento no le cuesta nada y tiene a decenas de personas compitiendo por la plaza", apunta Contreras.
El fen¨®meno extiende sus tent¨¢culos m¨¢s all¨¢ de la simple ubicaci¨®n. Se est¨¢ especializando. ?Se imaginan ligar a trav¨¦s del m¨®vil, pero con gente que est¨¦ en los alrededores? No es una idea descabellada. Xabier Cid se declara usuario habitual de la aplicaci¨®n Grindr (su eslogan es: "Encuentra gratis y cerca de donde est¨¢s a homosexuales, bisexuales y curiosos"). La mec¨¢nica es que la gente crea perfiles explicando sus intereses, y si hay alguien interesado en los alrededores solo tendr¨¢ que enviarle un chat privado para quedar. La experiencia de Cid es satisfactoria: "Desde que lo uso ya no tengo que salir de copas hasta las tres de la ma?ana. Puedo dejar solucionado el tema del ligoteo a las seis de la tarde". Grindr no es el ¨²nico cupido m¨®vil. Badoo, MiuMeet o Flirtomatic son otros ejemplos de c¨®mo el 3G puede volverse c¨®mplice del amor. O de un momento de pasi¨®n.
Los paladares m¨¢s osados tambi¨¦n hacen mella en el geoposicionamiento. Apuestas como Foodspotting, Yelp o el mencionado Zagat de Google no hacen sino corroborar el inter¨¦s por los fogones del p¨²blico. Juan Andr¨¦s Milleiro, gestor de redes sociales, de 27 a?os, sigue desde hace tiempo la evoluci¨®n de Yumit, una web dedicada a fotografiar platos de comida. ?Apetece una tortilla de patata? Mejor echar un ojo a las que venden en los alrededores antes de elegir sitio. Ese es el esp¨ªritu. "Me encanta porque muestra todo de forma muy gr¨¢fica, aunque le falta crecer en contenido. Pero, claro, a muchos todav¨ªa nos falta el h¨¢bito de fotografiar todo lo que comemos", apunta Milleiro.
Estas aventuras empresariales han tenido ¨¦xito entre el p¨²blico por dar informaci¨®n espec¨ªfica en un mundo cada vez m¨¢s saturado de generalidades. El neologismo "glocalizaci¨®n" (pensar de modo global y actuar localmente) resume, en cierto modo el esp¨ªritu de todas estas "aplicaciones del descubrimiento", como se han dado en llamar. Su gran ventaja es que se nutren de contenidos gracias a las aportaciones de los propios usuarios. El futuro se plantea, por tanto, m¨¢s local y especializado que nunca. Pero, con la gran marejada de aplicaciones espec¨ªficas que est¨¢n surgiendo, la duda es: ?cu¨¢ntas sobrevivir¨¢n? Es, sin duda, la gran pregunta de cualquier tendencia en alza.
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