Los militares no logran frenar las protestas
Diez meses despu¨¦s de la renuncia forzada del rais Hosni Mubarak tras 29 a?os de dictadura, Egipto se consume a fuego lento por los conatos violentos que cada cierto tiempo prenden en las calles de sus principales ciudades. El Cairo vuelve a ver la sangre de manifestantes y el Ej¨¦rcito se ensa?a contra los que piden el traspaso del poder en manos de la Junta Militar, a una autoridad civil. Mientras tanto, los colegios electorales se ven repletos por primera vez en d¨¦cadas, en unas elecciones legislativas cuya segunda fase, de las tres previstas y que acaban a finales de enero, se celebr¨® los pasados 14 y 15 de diciembre.
Las elecciones para elegir la C¨¢mara baja que tendr¨¢ que nombrar una comisi¨®n constitucional han estado desde su inicio ensombrecidas por las protestas de los que no creen que los militares quieran ceder el poder. D¨ªas antes de la primera vuelta m¨¢s de 40 personas murieron y 1.000 resultaron heridas con la misma reivindicaci¨®n que hoy sigue retumbando en los edificios de la capital egipcia: "?Abajo el mariscal, abajo el Gobierno militar!". Sin embargo, lograron que el proceso siguiera y los islamistas se alzaron con casi el 70% de los sufragios en disputa. D¨ªas despu¨¦s, la Junta nombraba un consejo consultivo para supervisar la "equidad" de la comisi¨®n que redactar¨¢ la Constituci¨®n, algo que los Hermanos Musulmanes, l¨ªderes con el 40% de los votos, entendieron como un intento de quitar legitimidad al ¨®rgano legislativo y obviar "el deseo de los ciudadanos" que lo hab¨ªan elegido.
Las elecciones han estado desde el inicio ensombrecidas por la violencia
Entretanto, tambi¨¦n ha sido nombrado un nuevo Gobierno interino, a las ¨®rdenes de Kamal Ganzury, un octogenario exmiembro del Gabinete de Mubarak en los a?os noventa.
Ganzury tom¨® el poder tras la renuncia en pleno del anterior Gobierno a ra¨ªz de los disturbios que precedieron el plebiscito iniciado el 28 de noviembre. Pero tampoco ¨¦l goza de las simpat¨ªas de los j¨®venes que han mantenido una sentada frente a su oficina, cercana al Parlamento, para tratar de evitar que el nuevo jefe de Gobierno pudiera acceder. Hasta que fueron dispersados a pedradas, bastonazos y agua a presi¨®n en la madrugada del viernes.
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