El control del PSdeG y el BNG
Todo partido necesita un programa y un equipo que convenza al electorado de sus bondades para alcanzar as¨ª el poder. Precisa tambi¨¦n m¨¢s cosas, obviamente, entre ellas financiaci¨®n, pero sin las dos primeras no ser¨ªa nada, ni siquiera teniendo dinero. De hecho, ya hubo montajes pol¨ªticos con mucha pasta -?qui¨¦n no recuerda la Operaci¨®n Roca?- que se saldaron con ruidosos fracasos. Por tanto, por denostados que est¨¦n, los partidos son los pilares de la democracia. Tambi¨¦n en Galicia.
El sistema pol¨ªtico gallego, a diferencia del espa?ol, no es de base bipartidista, sino que es un modelo con tres partidos que parece muy asentado, con margen incluso para la alternancia. Sin embargo, desde la izquierda, que en Galicia comprende PSdeG y BNG, corren el riesgo de ser tan aventureros que pueden desequilibrarse a s¨ª mismos, a pesar de disponer de unas condiciones objetivas que con el paso del tiempo les ser¨¢n favorables, ya que dentro de poco la gesti¨®n de la crisis zarandear¨¢ en exclusiva al PP.
La derecha medi¨¢tica jalea a los cr¨ªticos socialistas para debilitar la organizaci¨®n
La situaci¨®n en el PSdeG es en ese sentido especialmente llamativa. Hay un l¨ªder que quiere seguir al frente y ser candidato presidencial, Pachi V¨¢zquez; est¨¢n en v¨ªas de renovar su programa, en un congreso ya convocado; tienen a Feij¨®o con la patata caliente de la crisis, y, lejos de ponerse en valor y hacer los deberes en casa, se dejan llevar a veces por tres o cuatro personas que lo primero que buscan es la aparici¨®n de un primo de Zumosol que les proteja de su probable ca¨ªda en desgracia. Curiosamente, no se les conocen ideas distintas y ninguno de ellos se ve capacitado para disputar el liderazgo del partido y, en consecuencia, la candidatura a la presidencia de la Xunta. Eso s¨ª, algunos medios conservadores ven en ellos a grandes l¨ªderes a los que protegen y jalean, lo cual solo es comprensible porque a esos medios les interesa dividir a los adversarios de la derecha y debilitar a la izquierda. Otra cosa habr¨ªa que decir si ahora estuvi¨¦ramos en un debate de ideas y personas, donde con transparencia y buen estilo se hicieran propuestas alternativas a las de V¨¢zquez.
Lejos de ello, tanto desde la derecha medi¨¢tica como desde un minoritario sector cr¨ªtico del PSdeG se intenta proyectar la idea de que el secretario general de los socialistas gallegos no tiene peso en su propia organizaci¨®n, lo cual es posible que suceda en la intimidad -ellos sabr¨¢n-, pero nadie lo dir¨ªa viendo sus resultados. A Pachi le est¨¢ pasando un poco lo que le suced¨ªa a Rajoy: algunos iban a por ¨¦l, destacando su debilidad, pero todos cuantos lo hicieron se quedaron en el camino, mientras ¨¦l est¨¢ ya (casi) en La Moncloa. Veamos hechos, que no opiniones: V¨¢zquez aplic¨®, sin excepciones, un r¨¦gimen de incompatibilidades bajo el principio una persona, un cargo, ante el que termin¨® cediendo incluso Carmela Silva; se deshizo por diferentes v¨ªas de las personas en las que no confiaba (Mar Barc¨®n, Leiceaga, Modesto Pose...), coloc¨® a quien quiso en las listas (Caama?o, entre ellos, por cierto) o en puestos relevantes (Cervi?o, Pablo Garc¨ªa, Cortizo, Laura Seara...) pero, lejos de ser acusado de intervencionista, todav¨ªa hay quien dice que manda poco. Si llega a mandar...
Otra paradoja no menor se da en el BNG, donde el portavoz parlamentario es nada menos que el l¨ªder del sector cr¨ªtico a la direcci¨®n que encabeza la UPG, en un escenario al borde de la ruptura. ?Se imagina alguien una situaci¨®n as¨ª en el PSOE o en el PP: que el portavoz del Congreso sea quien persigue la ca¨ªda de su l¨ªder? Podr¨¢ argumentarse que el BNG es un frente y que al tener partidos y corrientes en su seno debe dar cancha a todas las sensibilidades, pero no parece edificante repetir las tensiones entre Guillerme V¨¢zquez, Carlos Aymerich y Teresa T¨¢boas. En buena l¨®gica, quien encabece el BNG debe controlar los puestos de m¨¢xima confianza, lo cual tiene pleno sentido con independencia de quien gane la asamblea.
Todo ello prueba que hoy por hoy sobra ingenuidad en la izquierda frente al pragmatismo de la derecha, que al menos de puertas afuera siempre proyecta sensaci¨®n de orden y unidad de criterios. Una cosa es que sea m¨¢s o menos cierto el dicho seg¨²n el cual 'no hay peor enemigo que tu compa?ero de partido' y otra distinta es que unos y otros se queden sin amigo, sin compa?ero y sin partido.
@J_L_Gomez
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