Retorno al mito Taranc¨®n
La 1 estrena una miniserie sobre el cardenal que liquid¨® el nacionalcatolicismo
Se dijo del cardenal Vicente Enrique y Taranc¨®n (Burriana, Castell¨®n, 1907- Valencia, 1994), que sol¨ªa avanzar por la izquierda para irse enseguida a la derecha. En los ¨²ltimos a?os de la dictadura, cuando floreci¨® un curioso anticlericalismo de derechas, los peri¨®dicos del R¨¦gimen lo tachaban de antifranquista. Hubo un ministro -?el de Educaci¨®n!- que le neg¨® la mano en el funeral por Carrero Blanco, asesinado por ETA en 1973 cuando apenas se hab¨ªa estrenado como presidente de Gobierno. Entonces prolifer¨® el grito de "Taranc¨®n al pared¨®n". En cambio, la progres¨ªa, tambi¨¦n la eclesi¨¢stica, lo execr¨® por no romper del todo con el franquismo. O sea, un centrista.
La 1 ofrece hoy el primer cap¨ªtulo de dos de Taranc¨®n, el quinto mandamiento (22.15). Roger Coma y Jos¨¦ Sancho interpretan al famoso prelado en dos etapas de su vida: como el m¨¢s joven obispo de Espa?a (de Solsona, con apenas 37 a?os), y cuando ejerci¨® la presidencia de la Conferencia Episcopal, entre 1971 y 1981.
"Vas a tirar a la basura una Cruzada", le reprocharon los obispos del R¨¦gimen
Sol¨ªa creerse que los espa?oles van siempre detr¨¢s de los curas, unas veces con un cirio y otras con el palo. Lo recuerda el propio Taranc¨®n en uno de sus escritos. No se han publicado sus memorias (que muy probablemente dej¨® escritas, para editar cuando hayan muerto los protagonistas de las mismas), pero s¨ª unas Confesiones, de casi mil p¨¢ginas (Editorial PPC. 1996), en las que reconoce que le han hecho aparecer como una persona muy distinta de como era. ?l se ve¨ªa "t¨ªmido por temperamento; pac¨ªfico por car¨¢cter y convicci¨®n; moderado por origen familiar; escol¨¢stico por formaci¨®n, y sacerdote en los a?os de la Guerra Civil, que dej¨® huellas muy profundas".
Escrita y dirigida por Antonio Hern¨¢ndez, la serie (m¨¢s de 100 actores, 1.000 figurantes, unas 50 localizaciones) se abre con la sombr¨ªa imagen de Carrero saliendo de misa, segundos antes del bombazo que le cost¨® la vida. Taranc¨®n (siguiente imagen) ya es cardenal y arzobispo de Madrid. Inmediatamente, el director lo presenta en el seminario y cuenta c¨®mo sobrevivi¨® a la guerra incivil desatada por un golpe militar bendecido por la jerarqu¨ªa cat¨®lica. Por fin, empieza la carrera de verdad: sus 18 a?os de obispo de Solsona, donde en 1950 publica la pastoral El pan nuestro de cada d¨ªa denunciando el estraperlo, la corrupci¨®n del falangismo gobernante, la brutalidad de la autoridad totalitaria, el hambre del pueblo vencido. Fue un texto muy comentado en el Vaticano. En la imagen siguiente, aparece Franco, vestido de caudillo, monigote en la peana, arrojando al suelo con fastidio los folios de la pastoral, y al ministro de Gobernaci¨®n ofreci¨¦ndose a detener al osado prelado imberbe. Y Franco: "No. No. Lo que vamos a hacer es negarle toda promoci¨®n. Que se quede unos a?itos en Solsona".
Todo iba a cambiar con el Concilio Vaticano II (1962-1965) y el ascenso al Pontificado del gran Juan XXIII, que ten¨ªa prohibido que se utilizase en su presencia el calificativo de Cruzada para nombrar la guerra que llev¨® al poder a Franco. Taranc¨®n iba a ser su prelado espa?ol preferido, un cari?o que le renov¨® Pablo VI, de joven un pol¨ªtico democristiano de tradici¨®n familiar antifascista. Los tres programaron el camino por el que la Iglesia romana ten¨ªa que romper con el R¨¦gimen si quer¨ªa salir viva de una dictadura cuyo caudillo estaba ya en la decrepitud personal y pol¨ªtica. Tesis: "Este r¨¦gimen ha hecho cosas buenas, pero hay otras cosas de las que no podemos ser c¨®mplices".
El telefilme presenta a un Taranc¨®n idealizado, sin aristas, calcado al mito de sus hagi¨®grafos. La realidad es que fue un prelado encantador, de pluma f¨¢cil y orador muy brillante, pero luchador contra el totalitarismo muy al final de la dictadura y m¨¢s preocupado por salvar a su Iglesia de la quema franquista ("vas a tirar a la basura una Cruzada", le acusa un colega exasperado), que por conquistar para los espa?oles la libertad religiosa y de conciencia.
Carrero ofrece a la Conferencia Episcopal en 1973 "cuanto quiera a cambio de seguir siendo el mejor soporte del R¨¦gimen", Taranc¨®n ni se inmuta. Solo reacciona cuando el n¨²mero dos del R¨¦gimen hace el recuento de los favores econ¨®micos prestados entre 1939 y 1973 por la dictadura: m¨¢s de 300.0000 millones de pesetas. Dice Taranc¨®n: "Por lo que yo s¨¦ esa cifra se hab¨ªa sacado de unos c¨¢lculos que le hicieron en el Ministerio de Justicia en unos folios que yo vi y en los que hab¨ªa cosas tan graciosas como incluir entre lo dado a la Iglesia todo el coste de la construcci¨®n del valle de los Ca¨ªdos". Hubo todav¨ªa otro recuento, ahora del Ministerio de la Vivienda, que cifraba en 4.000 millones m¨¢s lo entregado a los obispos para la reparaci¨®n de catedrales y para construir edificios y colegios religiosos.
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