El romance que agita a la izquierda alemana
?Por qu¨¦ espi¨® la prensa del coraz¨®n a un veterano pol¨ªtico en un pa¨ªs que suele ignorar la vida privada de sus l¨ªderes? La "amistad ¨ªntima" de Oskar Lafontaine con la vicepresidenta de Die Linke, 26 a?os menor, sacude a un partido en crisis
Oskar Lafontaine es un pol¨ªtico de 68 a?os y poco menos que calvo, de nariz puntiaguda y tez sonrosada. En principio, una presa poco atractiva para las revistas de cotilleos. Adem¨¢s, aunque en Berl¨ªn -como antes en Bonn- las crisis de mediana edad de la ¨¦lite pol¨ªtica masculina son pasto de rumores, ni siquiera cuando dan titulares escandalizan gran cosa a los votantes. Puede decirse que los alemanes desprecian la mojigater¨ªa sexual p¨²blica de otros pa¨ªses. Sin embargo, hace dos a?os se public¨® que el semanario cuch¨¦ Bunte hab¨ªa bordeado la legalidad para espiar a Lafontaine, dirigente a la saz¨®n del partido La Izquierda (Die Linke). Se sab¨ªa ya que los servicios secretos alemanes, particularmente in¨²tiles en la lucha contra el extremismo neonazi, vigilan a este partido izquierdista. Que tambi¨¦n lo hiciera la prensa del coraz¨®n era a¨²n m¨¢s extra?o. ?Por qu¨¦?
Los servicios secretos, in¨²tiles en la lucha con-tra los neonazis, esp¨ªan a su partido
Lafontaine dio en noviembre respuesta: se llama Sahra Wagenknecht, hoy tiene 42 a?os y es vicepresidenta primera del partido, ala izquierda. Adem¨¢s tiene un aspecto que atrae a las revistas: rostro agraciado, perfil ex¨®tico y figura de deportista. El amor¨ªo daba para una buena portada.
Despu¨¦s de conocerse el espionaje, Lafontaine anunci¨® en 2009 que regresaba a Sarre con su familia y que abandonaba la jefatura del grupo parlamentario en Berl¨ªn. Se public¨® entonces que su vuelta a casa pod¨ªa guardar relaci¨®n con Sahra Wagenknecht, quien, seg¨²n malici¨® Der Spiegel, era ya una "¨ªntima conocedora de sus posiciones". Se dijo que a Lafontaine "le reclam¨® de vuelta" Christa M¨¹ller, tercera esposa y madre de su segundo hijo, adem¨¢s de compa?era suya en el partido y diputada regional en Sarre. Pero los rumores sobre su relaci¨®n con Wagenknecht y la presunta llamada al orden conyugal quedaron acallados por el anuncio de que padec¨ªa un c¨¢ncer de pr¨®stata. Su retirada a la provincia dej¨® un hueco que Die Linke no ha sabido llenar. Su intenci¨®n de voto ha ca¨ªdo en 2011 a casi la mitad. Separado ya del c¨¢ncer y de su mujer, Lafontaine maniobra ahora para regresar a la pol¨ªtica federal y encabezar, de la (literal) mano de Wagenknecht, la recuperaci¨®n.
La pareja es extra?a: el viejo socialdem¨®crata Lafontaine y la radical Wagenknecht, el alem¨¢n occidental y la oriental, un hombre de Estado que lleg¨® a superministro federal de Hacienda y una revolucionaria marxista que lleg¨® a defender a Stalin en p¨²blico. En 1998, Lafontaine plant¨® al primer Gobierno de Gerhard Schr?der, del Partido Socialdem¨®crata de Alemania (SPD por sus siglas en alem¨¢n), tras llevar la cartera de Hacienda durante un par de meses. Se convirti¨® en el azote de las pol¨ªticas sociales del SPD. Fund¨® un partido (WASG) y lo fusion¨® en 2007 con el de los excomunistas del Este (PDS). All¨ª militaba la joven Wagenknecht, que recibi¨® la uni¨®n con poco entusiasmo. Pero Die Linke comenz¨® entonces una carrera de ¨¦xitos que lo meti¨® en casi todos los Parlamentos regionales del Oeste alem¨¢n -en los del Este ya estaba- y culmin¨® con el triunfante 11,9% en las generales de 2009. Oskar y Sahra compartieron esfuerzos y victorias, cosas que unen mucho.
La reci¨¦n confirmada "amistad ¨ªntima" entre el antiguo l¨ªder y la vicepresidenta acredita su preponderancia, pero plantea dudas sobre la direcci¨®n del partido que deber¨¢ rescatarlo del declive de 2011. Comenta un dirigente local berlin¨¦s que "las luchas internas son absurdamente complejas" en Die Linke, porque "se libran entre hombres y mujeres, entre realistas y radicales, y entre orientales y occidentales". Una regla no escrita estipula la paridad en la direcci¨®n, siempre bic¨¦fala: un hombre y una mujer, un oriental y una occidental, un moderado y un izquierdista.
Un d¨²o de Wagenknecht y Lafontaine en la presidencia es improbable, porque ambos coinciden ideol¨®gicamente a la izquierda del partido. ?l se ha radicalizado desde que abandon¨® el SPD en 2005. Ella protagoniza una larga marcha al centro desde que, con 20 a?os, sinti¨® que la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn "era la peor noticia que hab¨ªa escuchado en la vida".
Con la crisis del euro y la recesi¨®n en ciernes, es de esperar que la justicia social y el miedo a la pobreza se conviertan en los grandes temas pol¨ªticos de 2012. Die Linke debe reorganizarse si no quiere perder el tren antes de 2013. El avezado Lafontaine es su gran baza, pero cierra el camino a Wagenknecht. Ella ya ha renunciado al puesto. Necesitar¨¢n una mujer del Este del sector centrista dispuesta a compartir la c¨²pula del partido con la nueva pareja. Se decidir¨¢ en las pr¨®ximas semanas, para el congreso federal de junio. Die Linke no tiene tiempo que perder.
La paradoja de la joven rebelde:
El aspecto y las maneras de Sahra Wagenknecht tienen algo imprecisamente antiguo. Su peinado y su ropa recuerdan a las de la legendaria l¨ªder socialista alemana Rosa Luxemburg (1871-1919). Wagenknecht naci¨® en Jena, Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, en 1969. La h intercalada en su nombre y su perfil son herencia del padre, un persa que viv¨ªa en Berl¨ªn del que no se sabe nada desde 1972. Ella misma reconoce que su vida en la RDA no fue f¨¢cil. De talante solitario, la ansiedad le imped¨ªa comer cuando le obligaban a participar en las acampadas de "defensa civil". Los inspectores del r¨¦gimen socialista lo interpretaron como huelgas de hambre, as¨ª que sus informes la pintaban como una joven desafecta. Por eso le prohibieron estudiar en la universidad como era su deseo y le dieron un trabajo... en la administraci¨®n universitaria. Lo abandon¨® para formarse por su cuenta. Pese a todo, se afili¨® al partido ¨²nico de la RDA, el SED, en 1989. Su afecci¨®n al r¨¦gimen era m¨¢s te¨®rica que personal. Una vez ca¨ªdo el Muro pudo estudiar en la nueva Alemania, donde emprendi¨® su carrera pol¨ªtica con los excomunistas en el PDS. Hoy es vicepresidenta de Die Linke, un ¨¦xito imposible en el pa¨ªs extinto que dec¨ªa a?orar.
Sahra Wagenknecht y Oskar Lafontaine, en un acto de su partido, Die Link, el pasado 12 de noviembre en Saarbr¨¹cken, Alemania. / thomas wieck (ap)
La paradoja de la joven rebelde
El aspecto y las maneras de Sahra Wagenknecht tienen algo imprecisamente antiguo. Su peinado y su ropa se parecen mucho a las de la legendaria l¨ªder socialista alemana Rosa Luxemburg (1871-1919). Wagenknecht naci¨® en Jena (Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana) en 1969. La h intercalada en su nombre y su perfil son herencia del padre, un persa que viv¨ªa en Berl¨ªn del que no se sabe nada desde 1972. Ella misma reconoce que su vida en la RDA no fue f¨¢cil. De talante solitario, la ansiedad le imped¨ªa comer cuando le obligaban a participar en las acampadas de "defensa civil". Los inspectores del r¨¦gimen lo interpretaron como huelgas de hambre, as¨ª que sus informes la pintaban como una joven d¨ªscola. Por eso le prohibieron estudiar en la universidad como era su deseo y le dieron un trabajo... en la administraci¨®n universitaria. Lo abandon¨® para formarse por su cuenta. Pese a todo, se afili¨® al partido ¨²nico de la RDA, el SED, en 1989. Su afecci¨®n al r¨¦gimen socialista era m¨¢s te¨®rica que emotiva. Una vez ca¨ªdo el Muro, pudo estudiar en la nueva Alemania, donde emprendi¨® su carrera pol¨ªtica con los excomunistas en el PDS, hoy parte de Die Linke. Un ¨¦xito imposible en el pa¨ªs extinto que dec¨ªa a?orar.
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