Mundo ¨¢rabe: voladura incontrolable
Cuando escribo esto, antes de que finalice este a?o infame y se inicie uno que ni te cuento, tengo a una persona muy querida en Homs, ciudad siria que ahora mismo permanece sitiada y que est¨¢ siendo bombardeada, una ciudad en donde el Ej¨¦rcito y los esbirros de la dictadura asesinan a sangre y fuego a los insurgentes, a los civiles, y en cuyas calles yacen cad¨¢veres de adultos y de ni?os desventrados. Escribo mientras los enviados de la Liga ?rabe mueven sus pomposos culos, tan lentamente como pueden, hacia ese enclave m¨¢rtir, y ojal¨¢, todos los ojal¨¢ vayan hacia all¨ª, que esa m¨ªsera y tard¨ªa intervenci¨®n pueda detener la masacre. La Liga ?rabe, la comunidad internacional... Misma mierda.
"La guerra es insoportable, y la cacer¨ªa de civiles, una verg¨¹enza"
Desde los d¨ªas m¨¢s antiguos de los sitios y los bombardeos de Beirut se ha vivido lo mismo; mejor dicho, se ha muerto lo mismo. Esperando a que unos y otros dejaran de marear la perdiz e intervinieran. Sab¨ªamos que lo har¨ªan tarde y mal, pero, por todos los demonios, deseaban los atrapados que alguien hiciera lo que fuese, porque la guerra es insoportable, y la cacer¨ªa practicada sobre civiles indefensos es una intolerable verg¨¹enza para cualquiera que se tenga por humano.
Pero aquellos d¨ªas, con ser de visi¨®n l¨²cida, me parecen un campo de margaritas, comparados con lo que ahora contemplo, con ese ejercicio de descarnado cinismo internacional al que asistimos. A Bachar el Assad lo respalda Rusia, porque tiene en Siria su ¨²nica base en el Mediterr¨¢neo, porque en el reparto del pastel tras la ca¨ªda de la URSS -y el bye bye de Gadafi- ha perdido influencia en el mundo ¨¢rabe, y porque le vende armas a la dictadura. Pero el resto de la panda, los mandamases del Golfo representados por la Liga, y los occidentales, los nuestros, albergan tambi¨¦n prop¨®sitos criminales. Una Siria desestabilizada es lo que les conviene. Con un Assad debilitado, pero todav¨ªa en pie.
En la gen¨¦tica de todos los gobiernos, ligas, contubernios legales y otras hidras se ha inscrito para siempre, desde que la ignominia del 11-S se lo puso en bandeja (Bin Laden, adem¨¢s de un fan¨¢tico asesino, era un perfecto gilipollas), el prop¨®sito de conducir al mundo ¨¢rabe a una implosi¨®n que, en principio, cre¨ªan controlable, y que con el tiempo se ha manifestado que es, por definici¨®n, todo lo contrario: incontrolable y explosiva. Hacia fuera tanto como hacia dentro.
La invasi¨®n de Irak fue el primer paso, y desde que he visto partir a los soldados estadounidenses no dejo de repet¨ªrmelo: no han perdido, no es cierto que ¨¦ste sea su nuevo Vietnam -Afganist¨¢n es otra cosa-, sino que han obtenido lo que quer¨ªan. Desmembrar un pa¨ªs que nunca m¨¢s volver¨¢ a ser soberano por mucha democracia que hayan dejado caer en paraca¨ªdas, ro¨ªdo por las luchas internas y con petr¨®leo a disposici¨®n de Estados Unidos. Con Irak en manos del sectarismo, con Turqu¨ªa amenazada por los amigos kurdos, por un lado, y por la guerra en Siria, por otro; con un Egipto cuya revoluci¨®n fue traicionada desde el mismo momento en que se acept¨® la ca¨ªda de Mubarak como precio a pagar para que nada cambie y para que, a ser posible, empeore. Con el desastre libio pos-Gadafi, y el interrogante tunecino... Con las luchas confesionales estimuladas, la frustraci¨®n social y econ¨®mica intacta... ?De verdad podemos creer que, desde las columnas de H¨¦rcules hasta la desembocadura del Litani, no circulan y desestabilizan y planifican cat¨¢strofes los esp¨ªas, esos esp¨ªas que se han rehecho y reafirmado, precisamente gracias a la sanguinaria excusa del 11-S?
?Que surge un movimiento revolucionario en tal sitio? Pasado el desconcierto inicial, ?se aprovecha! Dejan que salgan a la calle, que griten, que los maten, que los adulen, que les quiten al dictador a quien durante tantas d¨¦cadas alimentamos, que les den elecciones libres. Cualquiera que sea el resultado, el caos no les dejar¨¢ crecer. No les permitir¨¢ ser libres. Todo resulta ¨²til para este ¨²ltimo fin: diezmar a esa potencia de j¨®venes ¨¢rabes que podr¨ªan haber cambiado su mundo.
?Ganadores? Israel, y tambi¨¦n Arabia Saud¨ª y el resto de los corruptores pa¨ªses del petr¨®leo. Y la potencia imperial, por supuesto.
Y nosotros, a mirar. Ojal¨¢, ojal¨¢, ojal¨¢: por la vida.
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