Los 'millennials' y sus padres
Los dem¨®grafos llaman millennials a los nacidos entre 1982 y 2000. Nosotros, los denominados baby boomers, somos sus padres y llevamos tiempo bati¨¦ndonos en retirada. No deber¨ªamos.
Muchos millenials creen que el paro es su primer problema vital. No es as¨ª: nosotros lo somos. El excepcional dividendo demogr¨¢fico que benefici¨® a nuestra generaci¨®n, cuando hab¨ªa mucha gente adulta pero pocos abuelos, se ha agotado y no volver¨¢.
En Espa?a, la diferencia entre el n¨²mero de las personas nacidas en 1952 y en 1982 es de 77.000 a favor de las primeras. Pero la que media entre los nacidos en 1970 y en 2000, respectivamente, es de 266.000. As¨ª, habr¨¢ cada vez m¨¢s baby boomers jubilados o dependientes a cargo de menguantes cohortes demogr¨¢ficas de millennials.
Espa?a cuenta con menos del 15% de la poblaci¨®n de la eurozona, pero tiene el 30% del paro
Por ello, habremos de retirarnos m¨¢s tarde de lo que previmos, algo que todav¨ªa muchos europeos de nuestra generaci¨®n se niegan a aceptar, pero que cualquiera de nosotros que no tenga un empleo extenuante deber¨ªa asumir. La burbuja demogr¨¢fica ha estallado y no tenemos ning¨²n derecho a hacer pagar las consecuencias a nuestros propios hijos.
El desempleo es ciertamente el segundo problema de los millennials, particularmente en Espa?a, donde la tasa actual de paro es entre dos o tres veces mayor que en Europa Occidental: los espa?oles contamos con menos del 15% de la poblaci¨®n de la eurozona, pero tenemos el 30% del paro.
De nuevo, nosotros los baby boomers hemos de dar ejemplo, pues quienes tenemos un trabajo creemos que es para siempre, y bloqueamos el acceso al empleo a quienes carecen de ¨¦l. No soy diputado a Cortes, solo funcionario, pero algo puedo proponer para desbloquear mi plaza vitalicia: dejo aqu¨ª y ahora constancia de que ma?ana mismo renunciar¨ªa a mi c¨¢tedra en propiedad si me ofrecieran la posibilidad de concursar a otra por contrato y los concursos fueran a basarse exclusivamente en el m¨¦rito y la capacidad. Algo habr¨¦ de dejar hecho por mis propios hijos.
Ahora bien, parte del esfuerzo habr¨¢ de provenir de ellos mismos. Est¨¢n, desde luego, mucho mejor educados de lo que lo estuvimos nosotros, pero en su formaci¨®n se observan dos brechas: la primera, el elevado nivel de fracaso escolar en la educaci¨®n obligatoria; y la segunda, el reducido n¨²mero de titulados en ense?anzas profesionales de grado superior si se compara con el de estudiantes universitarios por 1.000 habitantes, superior en Espa?a al de casi todos los pa¨ªses europeos m¨¢s desarrollados.
Los profesores de universidad de mi generaci¨®n, desfachatados baby boomers, cometimos pecados sin cuento y tan pronto como se puso de manifiesto la ca¨ªda demogr¨¢fica en las nuevas matr¨ªculas de estudiantes y aterrados ante la posibilidad de que se amortizaran nuestras plazas de profesor, forzamos grados de Bolonia de cuatro a?os, tumbando los de tres, que hac¨ªan mucha m¨¢s falta.
Tampoco acertaron nuestras d¨¦biles autoridades educativas a la hora de entusiasmar a empresas y centros de ense?anza para ofrecer conjuntamente ciclos formativos superiores atractivos. Ahora los recursos se han de destinar a combatir precozmente el fracaso escolar caso por caso y a reeducar a nuestros adultos sin empleo. Si en los pr¨®ximos 10 a?os conseguimos rescatar a la mitad de quienes se han quedado en puertas de la empleabilidad, la generaci¨®n de los millennials triunfar¨¢.
Y lo har¨¢, seguro. Hay motivos para el optimismo. Uno es que, como ha escrito un baby boomer, Bill Gates, nunca antes en la historia hab¨ªa habido tanta gente joven tan bien formada, tan capaz de innovar y de romper por tanto con la l¨ªnea plana de tendencia que nos deprime: los cambios llegar¨¢n. Otro lo ver¨¢n si emprenden un viaje imaginario: cuelguen un mapa de Europa Occidental en la pared, al¨¦jense unos metros y arrojen un dardo sobre ¨¦l. Vean entonces cu¨¢l es la ciudad m¨¢s pr¨®xima al blanco. Es una ciudad maravillosa, dotada de unas infraestructuras excepcionales y de una calidad de vida envidiable. Repitan la experiencia sobre el resto de los continentes y comprobar¨¢n que los aturdidos europeos de hoy en nada tenemos que envidiar a casi nadie: 25 de las 50 mejores ciudades por calidad de vida, seg¨²n el afamado ranking de Mercer Consulting, se encuentran en Europa. Madrid y Barcelona est¨¢n ah¨ª y Valencia figura como una de las 10 ciudades preferidas por la gu¨ªa Lonely Planet. Los millennials, hijos nuestros, saben que Berl¨ªn est¨¢ a 150 euros de Madrid en avi¨®n. El mundo quiere ser como Europa y Europa despertar¨¢ gracias a los millennials. Sed bienvenidos.
Pablo Salvador Coderch es catedr¨¢tico de Derecho Civil en la Universitat Pompeu Fabra.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.