El presidente del Banco de Suiza dimite por el esc¨¢ndalo de su esposa
Hildebrand admite que no puede demostrar que la compra de d¨®lares previa a la devaluaci¨®n del franco suizo fuera una decisi¨®n exclusiva de su c¨®nyuge
Philipp Hildebrand, presidente del Banco Nacional de Suiza (BNS) tir¨® ayer la toalla. Se ha visto forzado a dimitir ante la sospecha de uso de informaci¨®n privilegiada por parte de su esposa, que compr¨® d¨®lares de forma masiva poco antes de que el Banco de Suiza devaluara el franco. De nada ha servido el voto de confianza del Consejo Federal (Ejecutivo) y de las autoridades del BNS.
El banquero afirm¨® en su nutrida conferencia de prensa que se va "para no da?ar la credibilidad del organismo", dado que no es capaz de probar que desconoc¨ªa la operaci¨®n financiera realizada por su esposa. Todo ello tras reconocer estar profundamente triste y valorar positivamente "una gesti¨®n coronada por el ¨¦xito" al frente del BNS.
El banquero se va para "no da?ar la credibilidad" de la instituci¨®n
Hildebrand se convirti¨® en el centro de la atenci¨®n medi¨¢tica al saberse que su mujer, Kashya, hab¨ªa comprado 504.000 d¨®lares el d¨ªa 15 de agosto, apenas tres semanas antes de que su marido devaluara el franco suizo para poner freno a la inusitada fortaleza de la divisa helv¨¦tica. De hecho, el franco suizo hab¨ªa llegado a la virtual paridad con el euro, y la operaci¨®n cambiaria habr¨ªa reportado a los Hildebrandt un beneficio cercano a los 50.000 euros. El caso salt¨® a la luz p¨²blica gracias a un reportaje publicado por la revista de Z¨²rich Weltwoche hace una semana.
Los documentos confidenciales probando las transacciones de Kashya Hildebrand fueron robados por un exempleado de seguridad inform¨¢tica del banco privado Sarasin, de Basilea, quien habr¨ªa intentado suicidarse durante el fin de semana y se encuentra actualmente internado en una cl¨ªnica psiqui¨¢trica. Tras el robo, los papeles fueron entregados al pol¨ªtico Christoph Blocher, l¨ªder e ide¨®logo del partido de derecha nacionalista SVP-UDC, quien los hizo llegar en diciembre a la entonces presidenta de Suiza, Micheline Calmy-Rey, y al Consejo Federal. Blocher es el enemigo jurado de Hildebrand, lleva meses pidiendo la dimisi¨®n del banquero y consider¨® inadecuadas y tard¨ªas las medidas tomadas por el patr¨®n del BNS para controlar la fortaleza del franco.
"He llegado a la conclusi¨®n de que nunca podr¨¦ dar la prueba definitiva de que la transacci¨®n dudosa fue ordenada por mi esposa. Solo puedo dar mi palabra de honor", afirm¨® ayer el expresidente del BNS ante los periodistas antes de insistir en que ¨¦l solo tuvo conocimiento de esa transacci¨®n al d¨ªa siguiente de que se produjera. Cabe recordar que el mismo Hildebrandt dio otra masiva conferencia de prensa el pasado jueves en la que admiti¨® "haber cometido faltas, aunque nada que reprocharse a nivel jur¨ªdico" y confes¨® que, si pudiera volver sobre sus pasos, hubiera echado atr¨¢s la operaci¨®n de compra de divisas. A tenor de los sucesos de ayer, cabe imaginar que la presi¨®n sobre el primer banquero de Suiza debi¨® ser insoportable.
La presunta responsable del acto que provoca la dimisi¨®n del patr¨®n del BNS es la muy discreta Kashya Hildebrandt, ciudadana de los Estados Unidos nacida en Pakist¨¢n hace 50 a?os. Esta exagente de Bolsa dirige hoy una galer¨ªa de arte en el coraz¨®n de Z¨²rich. Al destaparse el esc¨¢ndalo, la galerista afirm¨® que hab¨ªa comprado los d¨®lares "porque estaban a un precio rid¨ªculamente barato" y porque en el mundo del arte la divisa de referencia "sigue siendo el d¨®lar".
La dimisi¨®n del ya expresidente del Banco Nacional de Suiza fue precedida de una petici¨®n p¨²blica de excusas por parte de Kashya Hildebrand, quien reconoci¨® haber cometido "un grave error de juicio" y afirm¨® no desear poner en duda la integridad de su marido o la seriedad del BNS.
Por su parte, la dimisi¨®n del primer banquero helv¨¦tico fue lamentada por el Consejo Federal y las autoridades del BNS. A su vez, el partido UDC-SVP, en el origen del conflicto, manifest¨® que la dimisi¨®n de Philipp Hildebrandt era "algo inevitable".
De esta manera, parece terminar por el momento el caso que tuvo en vilo a los medios de comunicaci¨®n y a la opini¨®n p¨²blica helv¨¦ticas a lo largo de una semana tormentosa. Aunque las consecuencias pol¨ªticas y para la plaza financiera suiza del ya conocido como caso Hildebrand-Blocher distan mucho de estar definitivamente resueltas.
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