La revoluci¨®n 'zombificada'
En uno de los m¨¢s afilados apuntes de esta desvergonzada y tonificante comedia zombi, los protagonistas salen a la calle, contemplan una Habana desolada, con algunos muertos vivientes al fondo, y dictaminan que no est¨¢ pasando nada extra?o, que todo sigue igual. Es una escena que emparenta a Juan de los Muertos con algunos de los mejores hallazgos de la brillante Zombies Party (Una noche... de muerte) (2004) de Edgar Wright, cuyos personajes estaban tan inmersos en el narcisismo que tardaban en reparar en la plaga zombi que ocupaba los informativos de la televisi¨®n.
Lo mejor que puede decirse del segundo largo de Alejandro Brugu¨¦s, que debut¨® con la in¨¦dita en nuestro pa¨ªs Personal Belongings (2006), es que parece revelar pleno conocimiento del subg¨¦nero y de su sustrato l¨²dico: la entrada en escena del personaje interpretado por Antonio Dechent, con su decapitaci¨®n masiva de muertos vivientes con cable y furgoneta, es la mejor prueba de ello. Tambi¨¦n es una pel¨ªcula plenamente consciente del potencial del zombi para la met¨¢fora pol¨ªtica. Cabe lamentar, no obstante, que el mordiente ideol¨®gico est¨¦ un tanto condicionado por la respetable necesidad de entrar en todos los mercados: as¨ª, Juan de los Muertos se postula como impertinente cr¨ªtica desde dentro a una revoluci¨®n zombificada, a un estado de par¨¢lisis, pero con los suficientes m¨¢rgenes de ambig¨¹edad como para afirmarse, tambi¨¦n, como celebraci¨®n de la picaresca superviviente de un cubano de a pie que, en el fondo, sabe que la zombificaci¨®n definitiva aguarda en las costas de Miami.
JUAN DE LOS MUERTOS
Direcci¨®n: Alejandro Brugu¨¦s. Int¨¦rpretes: Alexis D¨ªaz de Villegas, Blanca Rosa Blanco, Jazz Vil¨¢, Elsa Camp, Andrea Duro, Andros Perugorr¨ªa, Andrea Duro.
G¨¦nero: Comedia. Cuba-Espa?a, 2011. Duraci¨®n: 100 minutos.
Juan de los Muertos no es una pel¨ªcula redonda, pero s¨ª una rareza a celebrar: una extravagancia capaz de hermanar al espectador interesado en las modulaciones ex¨®ticas de lo zombi y a quien quiera contemplar la deriva apocal¨ªptica de ese humor costumbrista cubano que aqu¨ª cristaliza en arquetipos tan irresistibles como el antih¨¦roe protagonista o la aguerrida travesti que forma parte de su s¨¦quito.
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