Vida cotidiana de un marinero en tierra
La obra de Conrad goza de buena salud si atendemos a sus numerosas reediciones en diversos idiomas, incluido el espa?ol. En esa lengua, precisamente, se acaba de publicar su primera novela, La locura de Almayer (1895). En la misma aparece el primero, de los muchos personajes, que cre¨® e inmortaliz¨®: Nina, la hija mestiza del holand¨¦s Almayer; una mujer ex¨®tica, bella, apasionada, primitiva y sofisticada que no encaja en el "mundo de los blancos", que no comparte los planes de su padre y elige trazar su propio destino. Actualmente tambi¨¦n podemos contar con estudios documentados, completos y sugerentes sobre dicho autor. En esta labor de profundizaci¨®n desempe?an un papel sobresaliente la Joseph Conrad Society en Reino Unido y la Joseph Conrad Society of America (EE UU), que editan dos revistas especializadas en este autor polaco nacionalizado ingl¨¦s. Adem¨¢s, su producci¨®n literaria se ha divulgado gracias a que algunas de sus novelas se han llevado a la gran pantalla de la mano de directores de la talla de Alfred Hitchcock (Sabotaje, basada en El agente secreto), Ridley Scott (Los duelistas, basada en El duelo) y Francis Ford Coppola (Apocalypse now basada en El coraz¨®n de las tinieblas). Las memorias de su mujer son sesgadas, subjetivas, incompletas y dem¨¢s calificativos que en este sentido queramos a?adir. Es decir, son la narraci¨®n de una fiel y absoluta admiradora de su marido, que tuvo que armase de infinita paciencia y comportarse como "una fil¨®sofa" para convivir con el genio. No obstante, en ese subjetivismo y en la proximidad al personaje solitario es donde radica el encanto de las mismas. Es, por lo tanto, la visi¨®n de la "guardiana general de la paz" de la vida del novelista, de una mujer que se dedic¨® a su marido y a su obra literaria hasta tal punto que en su luna de miel aprendi¨® a utilizar una vieja m¨¢quina de escribir para transcribir sus obras. Fue el primer extranjero que conoci¨® y del que se enamor¨® por su "naturaleza ex¨®tica" y eso que su futuro marido ya hab¨ªa abandonado la Marina y su vida aventurera. Junto a su admiraci¨®n por el literato tambi¨¦n nos muestra su excentricidad, iron¨ªa, despiste, exigencia como amante y marido, caprichos, extravagancias, desorden, indolencia y volubilidad de car¨¢cter ("el hombre de los eternos cambios de humor"). Adem¨¢s de su costumbre de "hacer de avestruz" cuando estaba en situaciones comprometidas y de utilizar a su pragm¨¢tica y estricta mujer para salir de ellas. Traza la silueta de su ilustre marido, que abandon¨® la Marina por la literatura y vivi¨® en un "mundo de fantas¨ªa", celoso de su libertad, "exageradamente sensible" para una inglesa, tirano en su hogar y seducido por la figura de Napole¨®n. Son, en definitiva, los recuerdos de una mujer, de la que su marido dec¨ªa que ten¨ªa "un hipertrofiado sentido del humor", que no perd¨ªa la cabeza, a diferencia de su consorte, sobre todo cuando ten¨ªa ataques de gota; pero que fue un apoyo imprescindible para que pudiese desarrollar su obra literaria y, sobre todo, su vida sentimental y cotidiana. Jessie incide en la relaci¨®n de su marido con diversos literatos y en cierta manera expone c¨®mo se forj¨® un novelista, siempre desde su personal¨ªsimo punto de vista y sin profundizar en el proceso de creatividad literaria. Merece la pena leer estas memorias de la persona que m¨¢s pr¨®xima estuvo al novelista y a su obra. No le sobran razones cuando, refiri¨¦ndose a su marido que a veces trataba como a un hijo, afirma: "Tengo la absoluta seguridad de ser quien tuvo una conexi¨®n m¨¢s ¨ªntima con esa mente tan compleja".
La locura de Almayer
Joseph Conrad
Traducci¨®n de Adri¨¤ Edo Moreno
Barataria. Madrid, 2011. 229 p¨¢ginas. 17 euros
Joseph Conrad y su mundo
Jessie Conrad
Traducci¨®n de Gabriela Bustelo
Sexto Piso. Madrid, 2011
433 p¨¢ginas. 22,90 euros
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