"Exijo esfuerzo y hasta maltrato al espectador"
Todo viaje se dirige a su origen. Despu¨¦s de casi veinte a?os sin exponer en su ciudad natal, el de Txomin Badiola (Bilbao, 1957) trata del deseo de alcanzar el manantial, tener a sus predecesores al alcance de la mano para saquearlos y abusar de ellos. La galer¨ªa Carreras M¨²gica es la v¨ªa de un itinerario por un conjunto de obras agrupadas bajo el t¨ªtulo Los d¨¦biles idealizan, los fuertes se apropian. Chapas, fragmentos de esculturas, fotocollages con im¨¢genes de violencia conviven con textos que tratan del ag¨®n creativo, de la lucha del artista con sus antecesores.
PREGUNTA. Una de las obras de la exposici¨®n se titula
Una entrada, mil salidas, y alude al sentido de su trabajo, muy relacional, una obra abierta donde usted pone en juego al espectador incorpor¨¢ndolo al espacio, pero con una perspectiva fenomenol¨®gica diferente a la del minimalismo y el posminimalismo.
"Me interesan las obras cuando puedo saquearlas y me ponen en una situaci¨®n productiva"
RESPUESTA. La muestra est¨¢ planteada como un gran texto y su estructura como un antimarco, lo que hace que las obras pierdan su unidad, se relacionen y se produzcan diferentes encabalgamientos, variaciones, contig¨¹idades. A partir de esta "proliferaci¨®n" el problema es obtener un tipo de forma cuyo objetivo sea a la vez contener y ser desbordada. La forma entendida no como algo concluso sino como algo deficitario, incompleto, una "mala forma".
P. As¨ª titul¨® su retrospectiva hace diez a?os en el Macba,
Malas formas (1990-2001). Como ahora, desarticulaba antiguas piezas y formaba otras, creando nuevas lecturas.
R. En aquella exposici¨®n ya comentaba que para m¨ª el arte es "una demanda de amor que se expresa con malas formas". El visitante estaba sometido al juego del lenguaje a trav¨¦s de un tr¨¢nsito. Ahora la perspectiva es m¨¢s limitada y menos estridente porque el espectador se sit¨²a en el centro de la sala y mira alrededor, ya que todo est¨¢ en las paredes y dentro de un marco continuo. Le exijo mayor esfuerzo, y hasta se podr¨ªa decir que le maltrato.
P. Su obra sigue siendo muy ambigua, conceptual y estructuralmente.
R. Tiene que ver con un particular posicionamiento con respecto al sentido. Me pregunto si se puede pedir sentido a una obra cuando esta no es sino una promesa de algo perpetuamente diferido, algo que nunca est¨¢ presente en su plenitud.
P. En la creaci¨®n actual hay una explosi¨®n de dispositivos, instalaciones. ?Cree que el medio ha de ser un contrato social con el p¨²blico?
R. El dispositivo no debe ser una mera estrategia de presentaci¨®n ni tampoco plantearse con una autosuficiencia tal que se convierta en el soporte de la pura vacuidad, sino que debe trabajar para desencadenar cuestiones que las obras, muchas veces sometidas al peso de la convenci¨®n, no son capaces de hacer por s¨ª mismas.
P. Usted abandon¨® la Facultad de Bellas Artes del Pa¨ªs Vasco para sacar a la luz el mito de Oteiza con la retrospectiva en la Fundaci¨®n La Caixa (1988). Despu¨¦s se fue a Londres y a Nueva York, y desde 1998 est¨¢ instalado en Bilbao. ?C¨®mo ha evolucionado su obra desde sus primeros trabajos, m¨¢s fr¨ªos, minimalistas, a los ¨²ltimos, cargados de elementos m¨¢s ¨ªntimos, sociales y quiz¨¢s m¨¢s "manieristas" (utilizo el t¨¦rmino de Jorge Oteiza en el Libro de los plagios para referirse a la obra de los escultores de su generaci¨®n)?
R. Oteiza empleaba ese t¨¦rmino no en su acepci¨®n vulgar, de algo amanerado o decadente, sino con el sentido de "resistencia cultural" de los artistas nuevos a otros que han tenido un peso considerable. Y no se aleja demasiado de las tesis de Harold Bloom, cuando dice que "todo poema surge de una mala interpretaci¨®n de un poema anterior". El manierismo era una desviaci¨®n, una deformaci¨®n intencionada de la obra del precursor. Nosotros hac¨ªamos malas interpretaciones de Oteiza, us¨¢bamos y abus¨¢bamos de su obra. La exposici¨®n que comisari¨¦ para La Caixa abri¨® v¨ªas de debate en torno a su trabajo. En esta exposici¨®n hay una obra donde se puede leer esta frase de Bloom: "Los d¨¦biles idealizan, los fuertes se apropian". Esta es mi t¨¦cnica. No me interesan las obras de arte en la medida que me apabullen con su prestigio sino cuando puedo saquearlas y me ponen en una situaci¨®n productiva. Mi militancia art¨ªstica comenz¨® en la universidad, con Moraza, Dar¨ªo Urzay, Jos¨¦ Chavete, Marisa Fern¨¢ndez, Bados, Irazu
... Decidimos que lo que hab¨ªa que hacer era poner a punto el lenguaje y para ello nos acercamos al minimalismo, al conceptual, a la pintura como cr¨ªtica de la representaci¨®n... Al acabar la carrera entramos enseguida de profesores, ?yo era vicedecano con veintitantos a?os! En los ochenta irrumpi¨® el neoexpresionismo. Pero para nosotros el arte no era expresi¨®n sino una producci¨®n que busca la autotransformaci¨®n. De aquella resistencia surgi¨® la Nueva Escultura Vasca, una denominaci¨®n que no era nuestra, nos bautizaron as¨ª en Barcelona.
P. Aquel grupo continu¨® conceptual y formalmente con la escultura tradicional, ya que hac¨ªa construcciones, pero a la vez vivi¨® su contradicci¨®n, en el sentido de que buscaba una cierta deconstrucci¨®n.
R. S¨ª, fue una ¨¦poca fue muy intensa, est¨¢bamos las veinticuatro horas del d¨ªa juntos, en el estudio, en la universidad, algunos compart¨ªamos vivienda. Mi aprecio por ese momento es cada vez mayor. Lo que se dilucid¨® entonces era el ser o no ser artista. Quer¨ªamos salir de un paradigma muy formalizado y definir algo m¨¢s particular. Todo ello coincide con la exposici¨®n de Oteiza y el boom galer¨ªstico, la movida... En 1988 decid¨ª ir a Londres, que entonces era un p¨¢ramo. Hab¨ªa pasado ya el movimiento de la nueva escultura inglesa y todav¨ªa no hab¨ªan aparecido los YBA. All¨ª reorden¨¦ mi cabeza e hice un ejercicio de deconstrucci¨®n de lo que hab¨ªa sido hasta entonces mi trabajo.
P. En los noventa comienza a hacer un tipo de escultura que evidencia el contexto tr¨¢gico en el Pa¨ªs Vasco. Utiliza las im¨¢genes de violencia de manera muy ambigua, como un sistema de significantes, como cuando deconstruy¨® la ikurri?a. Al desublimar los signos, ?qu¨¦ busca?
R. Las personas necesitan aferrarse a un significado, es algo que les libera de la angustia de tener que posicionarse ante los avatares del mundo. Y el arte tiene un efecto desestabilizador de las cadenas significantes, es la manera que tiene de crear nuevos mundos. El Pa¨ªs Vasco se ha caracterizado por su fijaci¨®n a ciertos signos y por el extremado control de su significaci¨®n, por lo tanto parec¨ªa un terreno abonado para la intervenci¨®n art¨ªstica. El hecho de que esta intervenci¨®n "construya" la ambig¨¹edad constitutiva de esos signos se interpreta como una incapacidad de las propias obras para comunicar. Te dicen, "no se entiende, las obras no tienen sentido", y te exigen una explicaci¨®n, buscando cerrar el c¨ªrculo paliativo del significado.
P. ?Cu¨¢l es la singularidad art¨ªstica hoy en el Pa¨ªs Vasco? ?D¨®nde sit¨²a a artistas como Asier Mendiz¨¢bal, Ibon Aranberri, Jon Mikel Euba, Ana Laura Al¨¢ez...?
R. Lo que nos daba y les da fuerza hoy es la realidad de una comunidad. Nos relacionamos no s¨®lo en el aspecto social o en el nivel discursivo o de debate, tambi¨¦n intervenimos en el trabajo de los dem¨¢s a trav¨¦s de colaboraciones. En los ochenta eran las idas y venidas con Oteiza, y eso ha seguido produci¨¦ndose de una manera transgeneracional. En Arteleku se cre¨® un modo de relacionarse dentro del arte, algo que ha tenido expresi¨®n ¨²ltima en la exposici¨®n/taller PROFORMA, en el Musac de Le¨®n... De mi generaci¨®n destacar¨ªa a Bados, que ha tenido una influencia decisiva desde la ense?anza; Moraza es el te¨®rico; Pello Irazu me parece un escultor fundamental y Ana Laura Al¨¢ez fue esencial por su modo de abordar la escultura desde la perspectiva del deseo despu¨¦s de nuestra generaci¨®n b¨¢sicamente masculina, en la cual Mar¨ªa Luisa Fern¨¢ndez, represent¨®, no sin costes, la otredad escultora-mujer-no vasca. De Jon Mikel Euba me sorprende su rigor.
P. ?Sigue siendo cr¨ªtico con el Guggenheim?
R. Hay que reconocerle que ha hecho un esfuerzo para un acercamiento al arte vasco. El problema es que es un museo que no tiene una direcci¨®n art¨ªstica. Se han hecho intentos sinceros pero no han sido suficientes ni han estado del todo bien encaminados.
Txomin Badiola. Una entrada, mil salidas. Galer¨ªa Carreras M¨²gica. Henao, 10. Bilbao. Hasta el 27 de enero.
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