Encuentro con uno mismo
Elegir el retiro de una reducida caba?a para meditar y trabajar. De tal decisi¨®n, tomada por 12 escritores, m¨²sicos y fil¨®sofos (Bernard Shaw, August Strindberg, Virginia Woolf, T. E. Lawrence, Knut Hamsum y Dylan Thomas; Grieg y Mahler; Henry D. Thoreau, Heidegger y Wittgenstein, y el cineasta Derek Jarman), se ocupa esta muestra. Ofrece una cuidada informaci¨®n: maquetas y planos de las caba?as, herbario de la vegetaci¨®n que rodeaba cada una, fotos de sus espl¨¦ndidos entornos naturales, noticias del mobiliario, casi siempre escueto y textos que caracterizan al personaje y su lugar de retiro, y explican su decisi¨®n. Algo m¨¢s lejos se llega con Henry David Thoreau, el pensador y poeta norteamericano, al reconstruir la caba?a en sus escasas dimensiones.
Caba?as para pensar
Centro Jos¨¦ Guerrero. Oficios, 8. Granada
Hasta el 22 de enero
Pero tan minuciosa informaci¨®n no es lo m¨¢s relevante de la muestra. Sirve m¨¢s bien para traerse a casa su enigma: la opci¨®n misma, el hecho reiterado de elegir la reclusi¨®n, el retiro. En alg¨²n caso pudieron pesar circunstancias personales graves (Derek Jarman, quiz¨¢ T. E. Lawrence), pero el motivo m¨¢s general es la necesidad de un lugar apartado y reducido para la reflexi¨®n y el trabajo, y no el ansia de descansar o el af¨¢n de un ilusorio retorno a la naturaleza.
Es ciertamente una decisi¨®n extra?a. De sobra sabemos cu¨¢l es el entorno de la vida moderna: la ciudad, sus calles y su ajetreo, es el medio inevitable donde cada quien se juega la vida. Baudelaire acercaba la identidad del artista moderno al fl?neur: vive relativamente relajado del control del tiempo dictado por el trabajo pero no por ello abandona la ciudad, sino deambula por ella y as¨ª alcanza una percepci¨®n m¨¢s fina y una relaci¨®n m¨¢s libre con el lenguaje. Esa misma figura conviene al pensador. Apartarse no ya de los clamores urbanos sino de las l¨®gicas que ahorman la vida moderna (por f¨¦rrea que sea la jaula que tejen) equivaldr¨ªa, como se?alaba Weber, a una est¨¦ril huida del mundo. Pero la vida y la obra de estos moradores de caba?as poco tienen de evasi¨®n. No son eremitas: su solitaria reflexi¨®n lleva a propuestas p¨²blicas, solidarias.
?Qu¨¦ buscan entonces en su retiro? Quiz¨¢ un espacio libre, un nuevo claro del bosque, como dice el profesor F¨¦lix Duque, an¨¢logo al que hallaron los primeros constructores de caba?as. S¨®lo que ahora la falta de lugar, la carencia de espacio de la que habl¨® Peter Handke, no surge del vigor de ¨¢rboles y malezas, sino de la red tejida por la presi¨®n de la mercanc¨ªa, la exigencia de la Administraci¨®n y la trama de lenguajes excluyentes urdida por ambas. Extra?arse de esa presunta realidad, no para emprender un retorno redentor a la naturaleza, sino para estar cabe s¨ª, disponer de espacio donde conferir consigo mismo, sumergirse en el lenguaje como quien mora en ¨¦l, ese es el af¨¢n de estos solitarios.
Quienes habitan as¨ª la soledad son eremitas de ida y vuelta. No renuncian a la ciudad. Buscan otro modo de vivirla, frente o en su contra, para volver a ella con algo que decir. La caba?a no es higi¨¦nico cuidado de s¨ª ni orgullo de ave solitaria, sino intento f¨¦rtil de pensar y pensarse, y caminar a un habla propia. Esa es la clave de esta muestra que desde la Fundaci¨®n Luis Seoane recoge acertadamente el Centro Jos¨¦ Guerrero.

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.