"Mi madre era una mala persona"
Gabriel, el hijo menor de La duquesa roja, critica con dureza la decisi¨®n de su madre de dejar el legado familiar en manos de su viuda. Sus hermanos, aunque m¨¢s prudentes, preparan una agria batalla judicial por la herencia
En el palacio de los Guzmanes, en Sanl¨²car de Barrameda, residencia hist¨®rica de los Medina Sidonia, no vive el heredero de la dinast¨ªa, Leoncio Alonso Gonz¨¢lez de Gregorio, de 56 a?os, 22? duque de Medina Sidonia, conde de Niebla, marqu¨¦s de los V¨¦lez y marqu¨¦s de Villafranca del Bierzo. Entre estas cuatro paredes forradas de tapices y recuerdos del ducado hereditario m¨¢s antiguo de Espa?a, concedido en 1445, reina una mujer de su misma edad, Liliane Dahlmann, nacida en Alemania y criada en Barcelona, que comparti¨® con la anterior se?ora de la casa, Luisa Isabel ?lvarez de Toledo y Maura (Estoril, 1936; Sanl¨²car, 2008), los ¨²ltimos a?os de su vida. La Duquesa Roja, como era conocida por su juventud tumultuosa de luchadora antifranquista, se cas¨® con ella in articulo mortis 11 horas antes de expirar. Un matrimonio celebrado en secreto, que sellaba una relaci¨®n enigm¨¢tica y aseguraba de cara a los hijos de Isabel la posici¨®n de Dahlmann como duquesa viuda de Medina Sidonia y nueva presidenta de la Fundaci¨®n Casa de Medina Sidonia, creada en 1990.
La boda, celebrada horas antes de morir, aseguraba la posici?n de Liliane
En 2011, El Ministerio de Cultura subvencion¨® con 165.000 euros a la fundaci¨®n
Las instituciones se inclinan por la continuidad de la viuda al frente del archivo
La Duquesa Roja hab¨ªa ideado antes de morir de un fulminante c¨¢ncer de pulm¨®n, a los 71 a?os, la arquitectura legal necesaria para dejar fuera del alcance de sus tres hijos los bienes transmitidos de generaci¨®n en generaci¨®n desde los tiempos
de su antepasado Alonso P¨¦rez de Guzm¨¢n el Bueno, h¨¦roe de la defensa de Tarifa, en el siglo XIII. Empezando por el palacio de Sanl¨²car, declarado monumento hist¨®rico art¨ªstico en 1978. Y siguiendo con todo su contenido: el mobiliario, tapices, colecciones de arte, algunas de valor incalculable, y, sobre todo, el fabuloso archivo de la casa ducal, integrado por seis millones de documentos, el m¨¢s antiguo de 1228. Uno de los archivos m¨¢s importantes de Europa. Luisa Isabel lo don¨® todo a la fundaci¨®n, creada en noviembre de 1990, que se convert¨ªa as¨ª en su legado al mundo, una especie de monumento personal. Pero la fundaci¨®n, de la que el nuevo duque forma parte como simple vocal del patronato, se ha convertido en un campo de batalla. Los hijos reclaman una parte de ella, la que les corresponde como herencia leg¨ªtima, aseguran (en total, m¨¢s del 50%, porque el hijo mayor fue mejorado), y est¨¢n dispuestos a dar una batalla legal que se anuncia larga y costosa.
A la Duquesa Roja no le habr¨ªa asustado la pelea. Menuda de cuerpo, de aspecto masculino y fr¨¢gil, Luisa Isabel era todo un car¨¢cter. Y su vida tuvo muchos cap¨ªtulos. Pas¨® por una fase de arist¨®crata al uso, en la que se cas¨®, ya embarazada, con un guapo jinete, Leoncio Gonz¨¢lez de Gregorio y Mart¨ª, de la nobleza castellana. El matrimonio dur¨® poco. La boda se celebr¨® en 1955 y para cuando naci¨® el tercer hijo, Gabriel, en 1958, ya estaban separados. La duquesa se lanz¨® entonces a la lucha antifranquista. Y prob¨® la c¨¢rcel y el exilio. A su regreso, gracias a varias amnist¨ªas, tras la muerte de Franco, encontr¨® una nueva pasi¨®n: el archivo hist¨®rico de Medina Sidonia, arrumbado en un guardamuebles de Madrid. Ella lo traslad¨® al palacio de los Guzmanes, lo catalog¨® y se convirti¨® en su guardiana.
En aquella ¨¦poca, la relaci¨®n con sus tres hijos, Leoncio, Pilar y Gabriel, era todav¨ªa buena, aunque distante. La duquesa no ten¨ªa instinto maternal, y los a?os de exilio hab¨ªan terminado por alejarlos. Aun as¨ª, la boda del primog¨¦nito con una joven de la aristocracia catalana se celebr¨® en Sanl¨²car en diciembre de 1982. All¨ª se conocieron la duquesa y Liliane Dahlmann, testigo de la novia. All¨ª surgi¨® una relaci¨®n que hab¨ªa de tener consecuencias devastadoras para los hijos de Isabel.
Liliane pas¨® a ser la nueva presidenta, gracias al cambio de estatutos de la fundaci¨®n, en 2005. Para entonces, la instituci¨®n recib¨ªa ya ayuda p¨²blica para subsistir. Ayudas que sigue recibiendo. Consciente de la importancia del archivo, la Direcci¨®n General del Libro, Archivos y Bibliotecas otorg¨® el a?o pasado 165.000 euros "para la conservaci¨®n y difusi¨®n del patrimonio documental del archivo". La Junta de Andaluc¨ªa le conceder¨¢ este a?o 120.000 euros. En el patronato figuran tambi¨¦n el Ayuntamiento de Sanl¨²car y la Diputaci¨®n de C¨¢diz.
Las instituciones p¨²blicas ven con distancia la batalla judicial que se acerca. Despu¨¦s de todo, el archivo de Medina Sidonia es testigo de miles de peleas hist¨®ricas similares. Padres contra hijos, hermanos contra hermanos, en la batalla por un t¨ªtulo, un territorio, un cargo. Pero desde el principio se han alineado, comprensiblemente, del lado de Liliane Dahlmann. Prefieren continuidad a la incertidumbre de un cambio de mando. "Estamos muy satisfechos con el funcionamiento del archivo, que es de enorme importancia. Est¨¢ gestionado con esmero casi profesional aunque Liliane Dahlmann no es archivera", dice Julio Neira, director general del Libro, Archivos y Bibliotecas de la Consejer¨ªa de Cultura del Gobierno andaluz, instituci¨®n a la que representa en la fundaci¨®n.
Pese a las muchas diferencias que mantienen, los tres herederos de la Casa de Medina Sidonia est¨¢n de acuerdo en el agravio que representa para ellos la herencia materna. Y aunque el C¨®digo Civil no especifica plazos m¨¢ximos para reclamar lo que t¨¦cnicamente se conoce como la reducci¨®n de las donaciones inoficiosas hechas por su madre en vida que lesionan sus intereses de herederos, expertos en la materia consultados por este peri¨®dico consideran arriesgado superar los cuatro a?os desde el fallecimiento de la persona testante, que en el caso de la duquesa de Medina Sidonia se cumplen en marzo.
Los hijos no revelan cu¨¢l ser¨¢ su estrategia, aunque Gabriel, el que peores relaciones manten¨ªa con su madre, no se enga?a sobre las dificultades del caso. "Mi madre era una mala persona", dice al tel¨¦fono. "Es un pleito que deber¨ªa ganarse, pero es muy costoso", explica despu¨¦s por correo electr¨®nico. "Adem¨¢s, una cosa es ganar un derecho y otra es ejecutarlo. Es decir, puede que no podamos ejecutarlo. Pero desde luego que el pleito se pondr¨¢", razona, escarmentado por su experiencia personal. Gabriel Gonz¨¢lez de Gregorio, ingeniero de montes, de 53 a?os, es el ¨²nico de los hermanos que no tiene t¨ªtulo nobiliario. Toda una anomal¨ªa en la Casa de Medina Sidonia. De melena rizada y rasgos que recuerdan a su madre, Gabriel habla como un torrente y es dif¨ªcil hacer luz en la catarata de quejas que salen de su boca cuando habla de su familia. Por ejemplo, de la herencia escamoteada de su bisabuela, Julia Herrera, condesa de Mortera, descendiente de una acaudalada familia c¨¢ntabra. La dama hab¨ªa criado a la propia duquesa, hu¨¦rfana de madre a los 10 a?os, a la que hab¨ªa dejado en usufructo su herencia con la condici¨®n de que entregara a sus tres hijos la mitad al cumplir la mayor¨ªa de edad. Gabriel y su hermana Pilar, duquesa de Fernandina, llevaron a su madre a los tribunales y, tras un largo proceso, ganaron la causa.
En el testamento de la duquesa, Gabriel figura como heredero y acreedor. "Como heredero, la testamentar¨ªa me asigna unos 130.000 euros, sin contar el impuesto de sucesiones". Migajas comparadas con los bienes de la casa ducal incorporados a la fundaci¨®n. Aunque el nuevo duque de Medina Sidonia no ha respondido a las preguntas de este diario, en una carta que envi¨® en mayo de 2010 dejaba claro que los hijos exig¨ªan una reformulaci¨®n de la fundaci¨®n, para que el apellido de la familia figurara vinculado inequ¨ªvocamente a ella, y hablaba tambi¨¦n de una "compensaci¨®n". Gabriel, m¨¢s expl¨ªcito, ha comentado en alguna ocasi¨®n que el porcentaje para cada hijo ser¨ªa de un 11,3%, que en el caso del mayor alcanzar¨ªa el 33,9%. Pero ?c¨®mo disgregar una fundaci¨®n cuyos estatutos proh¨ªben taxativamente las particiones? "Lo que los hijos quieren es dinero. Nada m¨¢s", apunta una fuente pr¨®xima a Dahlmann. Y los interesados no lo ocultan. "No quieren despedazar ese legado. Lo que quieren es que se les compense econ¨®micamente por ¨¦l", explican fuentes pr¨®ximas a la duquesa de Fernandina.
Y razones les asisten. Ana y Urquiola de Palacio, albaceas de Luisa Isabel ?lvarez de Toledo, reconocen en el cuaderno particional que la herencia dejada a los hijos es muy inferior a la leg¨ªtima que les corresponder¨ªa si su madre no hubiera hecho donaci¨®n de la mayor parte de sus bienes a la fundaci¨®n.
En estos a?os se han hecho algunos intentos de llegar a un acuerdo amistoso, que hasta el momento no han fructificado. ?Por qu¨¦? Liliane Dahlmann no responde. Desde el principio ha optado por mantener un hermetismo total sobre la pol¨¦mica con los hijos de su fallecida esposa. Vive refugiada en el palacio de Sanl¨²car, rodeada por un reducido grupo de colaboradoras que mantienen a raya a los periodistas. "Liliane no tiene ni un euro. Mantener la fundaci¨®n cuesta mucho dinero. Si los hijos quieren reclamar, que vayan a los tribunales", dice una persona pr¨®xima a Dahlmann.
Gabriel siempre ha pensado que su madre dilapid¨® su herencia. El testamento dej¨® claro que no hab¨ªa huella de sus fincas cerca de Madrid, ni en Hasparren, en el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s. "Los bienes que mi madre ten¨ªa fuera de la fundaci¨®n desaparecieron durante sus ¨²ltimos a?os, mediante ventas (en algunos casos simuladas) y mediante otorgamiento de cr¨¦ditos a personas jur¨ªdicas insolventes. Esa es la ingenier¨ªa financiera de la que presumi¨® mi madre", dice. Ser¨ªa el caso de unas parcelas en Atlanterra, cerca de Tarifa, la plaza que defendi¨® su antepasado Alonso P¨¦rez de Guzm¨¢n el Bueno, a la que estaba muy ligada. Hasta el punto de plantearse ceder su archivo a ese municipio. La idea no cuaj¨®. La duquesa lo dej¨® en su palacio, que hab¨ªa abierto a visitas tur¨ªsticas. Tambi¨¦n acondicion¨® un sector como hospeder¨ªa con nueve habitaciones. Firm¨® adem¨¢s acuerdos de colaboraci¨®n con un par de universidades, hasta que encontr¨® el apoyo definitivo del Ministerio de Cultura y la Junta de Andaluc¨ªa.
Una colaboraci¨®n que est¨¢ a punto de dar nuevos frutos. Las instituciones presentes en la fundaci¨®n y su presidenta han firmado un protocolo de acuerdo para crear un consorcio que gestione el archivo de Medina Sidonia profesionalmente. Una forma de descargar a la viuda de la enorme responsabilidad que representan esos papeles. Aunque la fundaci¨®n quedar¨ªa tal cual, custodiando el palacio y las joyas que atesora.
Algo que indigna a los descendientes de la duquesa, convencidos de que lo que su madre don¨® no le pertenec¨ªa del todo. "Si hubiera sido una fortuna que ella misma hubiera creado, la cosa no ser¨ªa tan grave, pero es que el legado viene de los antepasados de la casa", sostienen. Aunque la Duquesa Roja nunca lo vio as¨ª. El archivo era su criatura. Ella lo hab¨ªa rescatado del olvido. Y solo ella ten¨ªa derecho a decidir sobre su futuro. En cuanto a sus hijos, que se conformaran con visitarlo.
La Duquesa historiadora y su gran amor
La Duquesa Roja tuvo muchas 'vidas'. La ¨²ltima, desde finales de los a?os setenta hasta su muerte, en 2008, la vivi¨® entregada a su gran pasi¨®n: la historia. Y m¨¢s concretamente, al archivo familiar. Se convirti¨® en una historiadora autodidacta capaz de defender las teor¨ªas m¨¢s sorprendentes bas¨¢ndose, dec¨ªa, en lo que contaban los papeles. As¨ª lleg¨® a la conclusi¨®n de que Col¨®n no hab¨ªa descubierto Am¨¦rica, un territorio al que los escritores de la ¨¦poca segu¨ªan llamando ?frica, y dio rienda suelta a una serie de revolucionarias interpretaciones que plasm¨® en una larga decena de libros. En esta ¨²ltima etapa vivi¨® tambi¨¦n su relaci¨®n m¨¢s intensa: la que la uni¨® a Liliane Dahlmann, nacida en Heidelberg (Alemania) el 31 de enero de 1956 y criada en Barcelona. La duquesa encontr¨® en ella, 20 a?os m¨¢s joven, la devoci¨®n que no hab¨ªa encontrado en sus hijos. Y a juzgar por sus declaraciones, Liliane vio en la duquesa a una especie de Albert Camus. Atr¨¢s quedaban los tiempos en que Luisa Isabel, hija de Joaqu¨ªn ?lvarez de Toledo y Caro, 20? duque de Medina Sidonia, y de Carmen Maura Herrera, nieta del estadista Antonio Maura, viv¨ªa como una arist¨®crata m¨¢s. Y los a?os de luchadora antifranquista, de defensora de campesinos y obreros, que la llevaron a pasar ocho meses en la c¨¢rcel de Alcal¨¢ de Henares y al exilio. Vivi¨® en Par¨ªs y en el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s antes de regresar a Espa?a tras la muerte de Franco y dar comienzo a su tercera 'vida'.
Acuerdos fraternales...
Leoncio Alonso, Pilar y Gabriel, los tres hijos de la Duquesa Roja y de Leoncio Gonz¨¢lez de Gregorio y Mart¨ª (fallecido dos semanas antes que ella, y de la misma enfermedad), mantienen relaciones civilizadas entre ellos. Los tres est¨¢n de acuerdo en la defensa de sus intereses hereditarios por la v¨ªa judicial. Aunque cada uno prepara acciones legales por separado.
... y peleas
Los tres hermanos (que aparecen en la fotograf¨ªa superior, tomada en los a?os ochenta, en una finca castellana del padre, junto a este y a su abuela materna) han pleiteado tambi¨¦n entre ellos. Leoncio reclam¨® el t¨ªtulo de duquesa de Fernandina, que su hermana Pilar rehabilit¨® en 1993. El caso lo ha ganado su hijo mayor, Alonso, en el Tribunal Supremo, con lo que la duquesa podr¨ªa perderlo. Ella y su hermano Gabriel bloquearon tambi¨¦n la concesi¨®n a su hermano mayor de dos de los t¨ªtulos de la duquesa, los marquesados de Villafranca del Bierzo y de los V¨¦lez. Perdieron la batalla.
Babelia
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