El viaje de Iciar
Iciar... I-ci-ar... I-ci-ar... I-ci-ar.
"O¨ªa mi nombre y me retumbaba, lo escuchaba hasta con eco. Pensaba: 'Hala, soy yo' . Me llamaban a m¨ª sola. All¨ª era Iciar y solo Iciar. Me individualic¨¦. Y, s¨ª, supongo que me gust¨®".
La primera vez que Iciar Bollain tuvo conciencia de ser alguien singular fue a los 15 a?os, en el rodaje de El Sur, la m¨ªtica pel¨ªcula de V¨ªctor Erice en la que se estren¨® como actriz. Hasta entonces, se sent¨ªa parte de un binomio. El que formaba desde su nacimiento en 1967 con su gemela Marina. Una unidad bic¨¦fala y femenina en medio de una familia llena de chicos, con dos hermanos por arriba, otro por abajo y un tropel de primos cerca. Iciar y Marina, Marina e Iciar, eran las medianas, las gemes, las ni?as de la casa. Un hogar de clase media con padres profesionales -¨¦l ingeniero, ella profesora- lo bastante intelectuales -"talibanes", bromea Iciar- como para bregar con su prole sin tele. En ese guirigay, se llamaba a una o a otra gemela indistintamente. "?ramos un pack. Y me ven¨ªa bien, porque yo era enfermizamente t¨ªmida y Marina era la extrovertida, la que daba la cara, la portavoz. Hasta que el cine me oblig¨® a ser yo sola y sacar la m¨ªa. Fue el cine el que me sac¨® afuera".
"Tengo mucha ra¨ªz, pero me salen personajes en tr¨¢nsito. Me fascina tener que cambiar tus coordenadas y ajustarlas a otra realidad"
"Mi lucha como directora es huir del estereotipo. Yo voy al cine buscando emoci¨®n, y supongo que eso es tambi¨¦n lo que quiero ofrecer con mis pel¨ªculas"
"Para mis repartos escojo gente normal. Especial, pero cercana. Si vas a ver una pel¨ªcula es porque merece la pena lo que te cuentan"
Iciar Bollain sigue hablando bajito, pero sabe lo que quiere decir, y lo dice a su manera. Desde aquella revelaci¨®n de su individualidad, la interpretaci¨®n, primero, y la escritura y la direcci¨®n cinematogr¨¢fica, despu¨¦s, han sido su medio de expresi¨®n. Porque Bollain act¨²a, escribe y rueda sobre todo para comunicarse con el pr¨®jimo. Por eso est¨¢ aqu¨ª. Para presentar Katmand¨², un espejo en el cielo. La aventura vital de una joven espa?ola -inspirada en Vicky Sherpa, la autobiograf¨ªa de la maestra catalana Victoria Subirana, interpretada por Ver¨®nica Echegui- que encuentra su lugar en el mundo a miles de kil¨®metros de su casa educando a los ni?os m¨¢s pobres de Nepal. Su sexta pel¨ªcula como directora despu¨¦s de firmar cl¨¢sicos como Flores de otro mundo y Te doy mis ojos.
Ella misma pone cara de asombro cuando se le recuerda que este a?o cumple treinta de carrera. Tres d¨¦cadas en las que se ha convertido, quiz¨¢, en la mujer m¨¢s influyente del cine espa?ol. Desde luego, en la m¨¢s vers¨¢til. Una actriz solvente, pero sobre todo una guionista y directora respetada por la profesi¨®n y por el p¨²blico. Due?a de un estilo personal con el que aborda grandes problemas sociales -la violencia de g¨¦nero, el desarraigo, la pobreza, la conciliaci¨®n- a trav¨¦s de peque?as historias de personas en tr¨¢nsito. De gente a la b¨²squeda de algo o de alguien. De paz, de afecto, de asideros, de la pieza que complete su rompecabezas. Y todo eso lo ha hecho Iciar a su modo. Sin alzar la voz. Sin alharacas. Como es ella. Tranquila en las formas e inquieta en el fondo. Atractiva sin apabullar. Entre convencional y alternativa. Con esa especie de aura entre indie y zen que esconde, apuesto algo, una combusti¨®n interna. Un ascua que asoma, si te fijas lo suficiente, en la indisciplina de su pelambrera roja y el brillo terco de sus ojos verdes. Esta debe de ser la mirada Bollain.
El cine fue su ventana al mundo, ?lo sigue siendo? Totalmente. Yo soy muy de la tierra, m¨¢s de Madrid que nadie. Me gusta ir por calles que conozco. He viajado, me parece una de las cosas m¨¢s esponjantes, y no me importa irme a rodar cuatro meses a Bolivia, como hice en Tambi¨¦n la lluvia, o a Nepal, con Katmand¨². Pero no soy n¨®mada, sino caracol, y casi tan seta como de peque?a.
Sin embargo, el viaje est¨¢ presente en su obra desde la excursi¨®n de chicas de 'Hola, ?est¨¢s sola?'. S¨ª, y es muy raro porque yo tengo clar¨ªsimo cu¨¢l es mi sitio, mi espejo en el cielo que dice la protagonista de Katmand¨². Es un terru?o en Colmenar donde triscaba de ni?a en casa de mis abuelos y que es a¨²n donde me relajo. Tengo mucha ra¨ªz, pero me salen personajes a la b¨²squeda de su identidad y todo eso. Me lo tendr¨¦ que mirar [r¨ªe]. Es algo que tengo muy dentro, esa envidia de la gente que se atreve a echar ra¨ªces en otro sitio. Me quedo clavada con Espa?oles por el mundo. Me fascina eso de tener que cambiar tus coordenadas y ajustarlas a una realidad distinta, darte cuenta de tus prejuicios y de que das demasiadas cosas por sentadas.
Otra constante es su empat¨ªa con sus personajes. Desde el maltratador de 'Te doy mis ojos' a los intocables nepal¨ªes de 'Katmand¨²': los retrata sin juzgarles. Sospecho que es un ejercicio que he hecho siempre de forma intuitiva. Cuando escribes un guion, te tienes que meter en la cabeza de cada personaje, lo tienes que hacer hablar y reaccionar al otro. Y para eso tienes que escuchar mucho. Me fascina la facilidad con que la gente te cuenta su vida. Debe de ser porque nos escuchamos poco, y cuando alguien lo hace, se lo cuentas todo. Mi lucha como directora es bajarme del estereotipo, porque si no, no vas a hacer nada que la gente no sepa o imagine. Yo voy al cine buscando emoci¨®n: risa, miedo, compasi¨®n, y supongo que eso es lo que quiero ofrecer con mis pel¨ªculas.
?En qu¨¦ consiste el 'estilo Bollain'? No soy consciente de eso, pero hay algo que me dijo Borau, al que tengo en much¨ªsima estima: "Haces un planteamiento tan sencillo y directo que desarmas al espectador, y as¨ª, desarmado, se cree lo que le cuentas porque parece que no hay artificio". Claro que lo hay, y ¨¦l, que es un maestro, lo sabe. Desde que haces un casting y no otro hay truco. Supongo que tiene que ver con saber d¨®nde vas y qu¨¦ buscas. Pero yo no me observo, no veo mis pelis. Vivo dos a?os abducida, no s¨¦ c¨®mo mi familia me soporta, pero luego hay un extra?amiento. Hace poco vi un poco de Hola, ?est¨¢s solas?, y me part¨ªa. ?Yo he escrito esos di¨¢logos tronchantes? Yo ya no soy esa Iciar.
La Iciar de hoy es esta mujer de mediana edad -"aunque por dentro no me siento mayor, el espejo y el calendario dicen que tengo 44 a?os, y eso es m¨¢s de la mitad, ?no?"-, reputada cineasta y madre de una familia casi tan numerosa y tan de chicos como en la que creci¨®. La profesional de prestigio. Pero tambi¨¦n la comedianta que se divierte posando con los exagerados cors¨¦s que le propone la estilista en un gui?o al corpi?o que le prest¨® su amigo Lorenzo Caprile para la pasada edici¨®n de los Goya. Una ceremonia a la que Bollain asisti¨® en su doble calidad de directora del filme Tambi¨¦n la lluvia, nominado en 13 categor¨ªas, y de vicepresidenta de la Academia de Cine solo unos d¨ªas antes de dejar su cargo tras la crisis desatada por el entonces presidente, Alex de la Iglesia, y sus discrepancias con la ley Sinde. Iciar tuvo en ese momento la oportunidad de dar un salto hacia arriba, pero, en un gesto que habla de su car¨¢cter, prefiri¨® darlo a un lado. El suyo. "Hubo quien me reproch¨® que no me presentara a presidenta, pero nada m¨¢s lejos de mi ambici¨®n. Creo que se puede hacer mucho desde puestos m¨¢s discretos. Pero sobre todo, yo lo que quiero es hacer pelis. Irme a Nepal y currar mucho y venir con un trabajo e intentar que a la gente le llegue".
Eso hizo. Y por eso, para vender su nueva pel¨ªcula, est¨¢ aqu¨ª, embutida en una coraza de escamas que le hace cintura de avispa y pechos y caderas de superhero¨ªna entre futurista y prehist¨®rica. "Mis hijos se van a partir, parezco un Gormiti". Los tres ni?os de 11, 8 y 4 a?os que tiene con su pareja, el escoc¨¦s Paul Laverty, guionista habitual del director brit¨¢nico Ken Loach, aparecen frecuentemente en la conversaci¨®n.
La importancia de los v¨ªnculos familiares, sea cual sea la naturaleza de esa familia -biol¨®gica o elegida-, no son solo uno de los temas recurrentes de su cine. Ha insistido en realizar la sesi¨®n de fotos por la ma?ana, por temprano que fuera, porque as¨ª estar¨¢ en casa cuando "los cr¨ªos" salgan de clase. Se ha mudado de barrio -del ca¨®tico y multicultural Lavapi¨¦s al se?orial y burgu¨¦s Retiro- porque all¨ª hay m¨¢s zonas verdes y calidad de vida para los peque?os, a los que ahora puede llevar andando al colegio que escogi¨® por su parecido con el que ella misma tuvo de ni?a. Fue all¨ª, un d¨ªa de ex¨¢menes, donde una carambola determin¨® su futuro profesional.
En 1982, V¨ªctor Erice buscaba a su Estrella particular. La narradora adolescente de su pel¨ªcula El Sur. Apostado en la entrada del instituto Santamarca del madrile?o barrio de Chamart¨ªn, Erice, "un se?or con barba muy amable", seg¨²n recuerda Iciar, esperaba una aparici¨®n. "Pasaban muchos chicos y chicas. Pero fue ella la que me llam¨® la atenci¨®n. La abord¨¦, hablamos, y le ped¨ª una foto que a¨²n guardo. Si la eleg¨ª fue por su presencia, su vitalidad y su inteligencia. Su mayor cualidad es la intuici¨®n. Estoy seguro de que destacar¨ªa en cualquier oficio que hubiera escogido", responde hoy el director cuando se le pregunta qu¨¦ vio en aquella chica pelirroja exactamente igual a otra de las escolares, su gemela, que se qued¨® tan perpleja como Iciar cuando se enteraron de que la elegida era la m¨¢s sosa de las dos. "Marina, que era gracios¨ªsima, una artista de la pista, se present¨® la primera al casting, y yo, al rev¨¦s, casi ni le hice caso, porque iba con prisas a un control. Creo que fue ese aplomo de decirle que no pod¨ªa pararme, junto con el hecho de que el personaje de Estrella era introvertido y callado y yo ten¨ªa ese perfil, por lo que Erice me llam¨® a m¨ª", sostiene Iciar.
Aparte del descoloque de Marina -"nos separamos, el mundo cambi¨® de repente alrededor", dice hoy la otra Bollain, tambi¨¦n actriz adem¨¢s de cantante-, el fichaje de la ni?a supuso un alegr¨®n para sus padres, que no solo no se opusieron a su insospechada carrera art¨ªstica, sino que pr¨¢cticamente la conminaron a entregarse a fondo. "Mi padre hab¨ªa visto El esp¨ªritu de la colmena y era fan arrebatado de Erice", cuenta Iciar, "as¨ª que cuando fue a firmar el contrato de lo que ¨¦l cre¨ªa que era un proyecto de aficionados y vio qui¨¦n era el director, casi se desmaya. Lleg¨® emocionad¨ªsimo y me dijo que ni se me ocurriera llevarme un libro al rodaje. Perd¨ª el curso, claro". Y no solo el curso. "Fue entrar en otro mundo. Salir de tu ambiente, de tu familia y tus colegas, de un mundo chiquit¨ªn, y entrar en uno grande: de adultos, de trabajo. Ve¨ªa a todos afan¨¢ndose y aquel tinglado me pareci¨® fascinante, no me sent¨ª fuera de lugar. Sin embargo, a la vuelta, la que se perdi¨® un poco fui yo".
Tras el ¨¦xito de El Sur, el nombre de Iciar Bollain entr¨® en las agendas de productores y directores deslumbrados por el magnetismo de ese nuevo rostro. "Me llamaban para castings. Todos daban por supuesto que era actriz, pero yo lo pasaba fatal porque no ten¨ªa ni pajolera idea de c¨®mo lo hab¨ªa hecho. No ten¨ªa ning¨²n recurso y segu¨ªa con esa vocecita y esa timidez m¨ªa. Me bloqueaba. Sufr¨ª mucho". Hasta que, a los 18 a?os, tom¨®, esta vez s¨ª, la decisi¨®n propia de ser actriz profesional. Contrat¨® a un representante. Tom¨® clases de interpretaci¨®n y canto a la vez que estudiaba bellas artes. Actu¨® en varias pel¨ªculas. Y comprob¨® que, s¨ª, aquello era lo suyo, pero no solo aquello. "Soy muy dura conmigo misma, no me creo ni la mitad de las cosas que hago como actriz", confiesa, aunque cree que ha ido mejorando y, sobre todo desde que es directora, disfruta m¨¢s interpretando. Sin embargo, ya desde delante de la c¨¢mara, ve¨ªa que "lo de detr¨¢s ten¨ªa rollo". "Yo soy muy gregaria. El actor est¨¢ muy solo porque su trabajo es ese: aislarse para concentrarse. Pero detr¨¢s hab¨ªa mucha fiesta, me atra¨ªa y decid¨ª pasar un tiempo al otro lado a ver qu¨¦ se coc¨ªa. Con mi pareja de entonces, empec¨¦ a producir, a dirigir cortos. Me dije: 'Esto mola'. Y aqu¨ª sigo".
Fue en medio de ese ir y venir cuando se produjo otro encuentro decisivo. En 1994, el director brit¨¢nico Ken Loach buscaba actrices espa?olas para su pel¨ªcula Tierra y libertad, sobre la Guerra Civil. Iciar fue una de las que vio. Y de las que se prend¨®, y no solo como actriz. "Todos los estudiantes de cine deber¨ªan ver el trabajo de esta mujer", escribi¨® Loach a?os despu¨¦s en The Observer a prop¨®sito de Te doy mis ojos. Claro que el verdadero flechazo -y el m¨¢s f¨¦rtil: una pel¨ªcula y tres hijos juntos- se produjo entre Bollain y Paul Laverty, guionista y amigo del director. "S¨ª, supongo que Tierra y libertad supuso un punto de inflexi¨®n", admite ella. "Fue justo antes de Hola ?est¨¢s sola?, mi primera pel¨ªcula como directora, y la forma de trabajar de Loach fue estimulante. Y, claro, si Ken no hubiera venido, no nos hubi¨¦ramos conocido Paul y yo, y menos vestidos de milicianos, que tiene su aquel".
Puede que ella ya no se reconozca en los di¨¢logos de Hola, ?est¨¢s sola?, pero su hermana Marina a¨²n la est¨¢ viendo y oyendo en esa ¨¦poca. "Me encanta esa peli. Es, con Te doy mis ojos, mi pel¨ªcula favorita de Iciar porque es muy ella, est¨¢ llena de gui?os nuestros, hasta el t¨ªtulo. Esa era la pregunta de un novio que me llamaba a todas horas", certifica Marina por tel¨¦fono con una voz y una risa id¨¦nticas a la de su gemela. "Iciar lleva dirigiendo desde peque?a. Hablar no hablaba mucho, se dedicaba m¨¢s a leer, escribir y observar. Siempre ha tenido una mirada m¨¢s all¨¢, siempre ha visto m¨¢s cosas que el resto", dice Marina, madre de dos hijas criadas entre Berl¨ªn y Madrid con las que los ni?os Bollain-Laverty forman "una pandilla interesante" entre castiza y cosmopolita con las referencias de su madre y su padre.
Laverty, "cohibido", se resiste de primeras a ofrecer su opini¨®n sobre el trabajo de su compa?era, con la que escribi¨® el guion de Tambi¨¦n la lluvia: "El mundo est¨¢ lleno de parejas poni¨¦ndose por las nubes el uno al otro", se excusa. Pero finalmente env¨ªa unas l¨ªneas por correo electr¨®nico. "No puedo ser objetivo, pero siempre he respetado a la gente que est¨¢ dispuesta a arriesgarse a fracasar por probar algo nuevo. Antes de rodar, trabaja a lo bestia. Rodando, tiene una extra?a mezcla de habilidad para dirigir, buena organizaci¨®n e instinto. Lucha por lo que quiere, exige, pero tambi¨¦n escucha, y ayuda el hecho de que sonr¨ªe a menudo. Creo que Iciar es m¨¢s feliz dirigiendo que escribiendo o actuando. Y su g¨¦nero afecta obviamente al modo en que trabaja y observa el mundo".
Tiene gracia que Laverty incida en el asunto del g¨¦nero porque es precisamente ese tema en el que Iciar se muestra m¨¢s apasionada. Bollain es miembro de CIMA, la Asociaci¨®n de Mujeres Cineastas y de los Medios Audiovisuales, que promueve la paridad femenina delante y detr¨¢s de las c¨¢maras y los medios. Cuando le pregunto si cree que, a estas alturas, es necesario un colectivo de este tipo, eleva solo un punto el tono.
"Lo que creo es que la imagen que el audiovisual y los medios ofrecen de las mujeres no se corresponde con c¨®mo somos. Nos presentan, demasiado a menudo, como v¨ªctimas, o como guapas, o las dos cosas. Y luego nos sorprenden encuestas como la que dec¨ªa que las chicas piensan que deben complacer al chico, y que el chico debe protegerlas. ?C¨®mo no, si siguen creciendo con esos modelos? El audiovisual tiene que estar contado por todos; si no, ser¨¢ cojo. La asociaci¨®n no es antigua, lo que es antiguo es la imagen que se sigue dando de nosotras".
Ella misma confiesa que uno de esos estereotipos, "ese timo que nos han vendido a las superwomans de que tenemos que poder con todo", tuvo que ver con su ¨²nica crisis personal. La de los 40. "Se me junt¨® la lactancia de mi ¨²ltimo hijo, con los otros dos peque?os, con querer trabajar, y ver que no llegaba. Eso de que tienes que estar maravillosa con tu pareja, con los ni?os, en el trabajo, en el espejo. Vete a la porra. Mataharis nace de ese desbordamiento. Es mi pel¨ªcula m¨¢s desapercibida, pero la m¨¢s ¨ªntima".
A la directora no le gusta la f¨®rmula "una pel¨ªcula de Iciar Bollain" con la que los productores presentan sus filmes. "Me parece poco leal. Las firmo todas, claro, y tomo las decisiones, para eso me pagan. Pero una pel¨ªcula es de muchos. Me gusta trabajar con gente que hace propuestas, que aporta, porque creo que sacas m¨¢s de todo el equipo si logras que la gente sienta la peli como suya y se implique". Sobre todo, los actores. Bollain es de los directores que disfrutan y hacen disfrutar -y sufren y hacen sufrir- con los castings. Que se lo digan al actual presidente de la Academia, Enrique Gonz¨¢lez Macho, productor de muchos de sus filmes.
"Iciar sabe lo que quiere y no acepta imposiciones. Provoca emoci¨®n a trav¨¦s del rostro de sus actores y sus personajes, y en eso es inflexible. Tiene mucho ojo, ella es actriz, y de las mejores de este pa¨ªs aunque est¨¦ desaprovechada, y sabe lo que pide. Da igual que sea una estrella que un aficionado. Se emperr¨® en coger a Luis Tosar, entonces un desconocido, para el ga?¨¢n de Flores de otro mundo, y yo no lo ve¨ªa. '?D¨®nde vas con este? All¨¢ t¨²', le solt¨¦. Hasta que lo vi actuar y reconoc¨ª: 'Hostia, es ¨¦l'. Lo mismo pas¨® con el actor boliviano de Tras la lluvia, o ahora con el nepal¨ª de Katmand¨². Iciar es sus ojos. Su mirada. Como actriz y como autora. Sus pel¨ªculas son siempre progresistas, en el sentido social, en el de la condici¨®n humana. Sus personajes no son buenos buen¨ªsimos ni malos mal¨ªsimos, solo personas".
Tampoco son bellezas despampanantes. No lo es su "muso" Tosar. Pero es que cuando s¨ª lo son, como Ver¨®nica Echegui, su protagonista en Katmand¨², no lo parecen. La hermosura de sus personajes no apabulla ni intimida. Sale de dentro afuera y no al rev¨¦s. As¨ª lo ve ella: "Para mis repartos busco gente interesante. Normal. Especial, pero cercana. Si vas a ver una pel¨ªcula es porque merece la pena lo que te cuenta esa persona. Adem¨¢s, lo de guapos o feos es relativo. Luis puede ser una cosa u otra seg¨²n se lo proponga".
Al aludido, Luis Tosar, no le duelen prendas a la hora de reconocerse "hermanastro o hijo putativo" de la directora en el sentido de que ambos han "crecido y evolucionado juntos" desde aquel casting de Flores... al que ¨¦l, fan de Hola, ?est¨¢s sola?, acudi¨® tan seguro de que iba a ser rechazado que le espet¨® a la directora: "No te voy a servir, tengo acento gallego". Pero le sirvi¨®. Para esa pel¨ªcula y dos m¨¢s. De esa confianza naci¨® una relaci¨®n en la que ambos ganan por mucha piel que pierdan. "Iciar es la que m¨¢s me exige, y la que m¨¢s me saca. Me lleva a lugares muy complicados. El cabr¨®n de Te doy mis ojos, el tipo sin escr¨²pulos de Tambi¨¦n la lluvia. Deja correa suelta a los actores, quiz¨¢ porque ella lo es, pero no se conforma, pide m¨¢s, y eso mola, porque aunque salgas pelado, te extrae lo mejor". ?l, que la conoce bien, no ve rara esa dualidad n¨®mada-sedentaria y convencional-alternativa de Bollain. "Precisamente porque tiene su vida bien amueblada, se la complica con el cine, para salir a ver qu¨¦ hay ah¨ª fuera. Es inquieta y valiente. ?No ves su pinta de monta?era?".
No le falta raz¨®n. Acabada la sesi¨®n de los cors¨¦s imposibles, Iciar vuelve a su uniforme de diario. Vaqueros, camiseta de colorines, botas de batalla. Y recupera ese halo zen que, afirma, no tiene tanto que ver con su supuesta paz interior como con sus discapacidades. "Soy miope, medio estr¨¢bica, torpe, estoy bastante handicapada". Por eso, ella, capaz de dirigir a cientos de personas, no conduce. Debe de ser de las pocas cosas que se le resisten a alguien que, aunque como actriz se ha ca¨ªdo alguna vez "con todo el equipo" -eso de estar en un pase de prensa y que los periodistas se descojonen con escenas dram¨¢ticas"-, no conoce el fracaso como autora?. Al menos, hasta ahora: "Vivo consciente de que despu¨¦s de dos a?os de trabajo, puede llegar un se?or y decir que la tuya es una pel¨ªcula fallida, que me parece lo m¨¢s, vivir eso. Pero alguna vez pasar¨¢, porque eso es parte de este business".
Mientras, vive al d¨ªa en sus frentes. El trabajo, la familia, el espejo: "Es lo ¨²nico que llevo mal de la edad. Te miras y no ves que has hecho un mont¨®n de pelis y tienes tres cr¨ªos sanos. Ves la arruga. Y, s¨ª, piensas en hacerte algo. Soy actriz, y tengo una imagen. Pero voy a tomarme mi tiempo. Ese va a ser mi pr¨®ximo curro: vivir esto, y vivirlo bien".
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