Granjas de cinco estrellas
Las normas de la UE sobre bienestar animal en avicultura y porcino exigen inversiones de 1.300 millones de euros en ambos sectores
El bienestar animal, desde la producci¨®n al sacrificio, constituye uno de los retos en los que est¨¢ empe?ada la Administraci¨®n comunitaria en los ¨²ltimos a?os. Bruselas ha justificado la exigencia de dar un buen trato a los animales por razones ¨¦ticas y morales y en respuesta a un sentir de la sociedad. Hoy, la UE condiciona medidas de ayuda al cumplimiento de las normas sobre bienestar animal. En un futuro, ese cumplimiento puede suponer, ni m¨¢s ni menos, que la posibilidad o no de comercializar un producto.
La avicultura de puesta ha sido el primer sector afectado hasta ahora por la exigencia de tener adaptadas las instalaciones a la nueva normativa, que entr¨® en vigor el pasado 1 de enero.
Las nuevas reglas elevan entre un 10% y un 25% los costes de producci¨®n
El sector perder¨¢ capacidad para competir con terceros pa¨ªses
Espa?a dispone de unas 1.200 granjas, con un censo de 44 millones de unidades y una producci¨®n superior a los 1.000 millones de docenas de huevos. De ese volumen, m¨¢s del 95% son huevos producidos por gallinas ubicadas en jaulas. Hasta la fecha, el sistema de producci¨®n en jaulas preve¨ªa la existencia de 10 animales, con una superficie por unidad de 550 cent¨ªmetros cuadrados. Con la nueva reglamentaci¨®n, las jaulas deben ser m¨¢s grandes, para dar cabida a 20 o m¨¢s animales, pero con una superficie por unidad de 750 cent¨ªmetros cuadrados.
Estos cambios suponen la necesidad de disponer de m¨¢s espacio para ubicar el mismo n¨²mero de animales. Su cumplimiento ha exigido la reforma de las naves, la construcci¨®n de otras y ajustes en los censos. Las jaulas deben cumplir, adem¨¢s, una serie de exigencias, como la composici¨®n de los materiales del suelo, que sirvan de escarbaderos, y la disponibilidad de bandejas para el ba?o con arena. Igualmente, los animales deben disponer de un espacio separado por una cortinilla para que las gallinas hagan la puesta en la intimidad, lejos de las miradas del grupo.
Seg¨²n los datos de los productores, el proceso para modificar jaulas y, en otros casos, las propias granjas, representa un coste inicial de casi 20 euros por animal, lo que equivale a unos 600 millones de euros para todo el sector.
Desde el inicio de 2012 no se puede comercializar ning¨²n huevo que no haya sido producido en granjas con las nuevas instalaciones para su consumo en fresco. Las granjas que no hayan incorporado las reformas, pero que se hayan comprometido a realizarlas, deber¨¢n tener listos los cambios para antes del 31 de julio. Mientras tanto, los huevos producidos en ellas se deben destinar para su consumo en la hosteler¨ªa y la restauraci¨®n o para la obtenci¨®n de ovoproducto. Adem¨¢s, cada uno de los huevos deber¨¢ ir marcado con un punto rojo. Tampoco se pueden exportar.
Las granjas que no hayan hecho la reforma ni asumido el compromiso de hacerla, tendr¨ªan que haber cerrado el pasado 1 de enero. Igualmente, deber¨¢n cerrar el pr¨®ximo 31 de julio las que hayan suscrito el compromiso de modificar instalaciones y no lo lleven a efecto en ese plazo.
Para la Asociaci¨®n de Productores de Huevos, la aplicaci¨®n de esta normativa sobre bienestar animal aumentar¨¢ los costes de producci¨®n en un 25%. Espa?a exporta, aproximadamente, el 15% de su producci¨®n. Se teme que la actual situaci¨®n pueda favorecer las importaciones desde fuera de la UE y paralizar las exportaciones a terceros pa¨ªses donde no existen estas exigencias.
En la avicultura de carne, las reglas sobre bienestar animal en vigor responden a una directiva de 2007. Las normas afectan a cuestiones relacionadas con la densidad de animales por metro cuadrado (ha de ser de 33 kilos de peso, pudiendo llegar a los 37); la temperatura de las instalaciones (por debajo de los 30 grados); las horas de luz; la composici¨®n de las camas o suelos para que los animales no se hagan heridas, gracias a la utilizaci¨®n de paja, serr¨ªn y c¨¢scara de arroz, y el control de los olores que provoca el amoniaco producido por los residuos de los animales.
La aplicaci¨®n de las exigencias comunitarias no tiene problemas para el sector espa?ol, puesto que se redactaron pensando en la climatolog¨ªa de los pa¨ªses del norte, m¨¢s fr¨ªos y con menos horas de luz. En Espa?a, por la existencia de mayores temperaturas, los avicultores son los primeros interesados en cumplir esos baremos de densidad o calor, simplemente para evitar la mortandad de los animales.
Tras la avicultura de puesta, el siguiente en el turno para introducir mejoras como consecuencia de la pol¨ªtica comunitaria de bienestar animal es el porcino. El plazo que se fij¨® para ¨¦l es enero de 2013. La normativa afecta especialmente al alojamiento de las cerdas y, en menor medida, a los animales de cebo.
Espa?a cuenta hoy con algo m¨¢s de 90.000 granjas de cerdos, de las que unas 40.000 tienen madres. La medida no afecta a las explotaciones con menos de 10 animales, por lo que solo se aplicar¨ªa a unas 23.000 granjas.
La reglamentaci¨®n sobre bienestar animal exige que las madres, en lugar de estar en alojamientos individuales, se hallen en grupos con una superficie m¨ªnima por animal de 1,48 metros cuadrados, si se trata de cerdas j¨®venes, y de 2,48 metros para las adultas. El alojamiento en grupos deber¨¢ hacerse desde las cuatro semanas despu¨¦s de la cubrici¨®n y hasta una semana antes del parto.
El coste de estos cambios se estima entre 125 y 200 euros por animal. Con un censo de 1,5 millones de cerdas, el monto total ascender¨ªa a unos 300 millones de euros, seg¨²n los datos manejados por la organizaci¨®n sectorial Asociaci¨®n Nacional de Productores de Porcino.
En el caso de los animales para cebo, m¨¢s de 40 millones de unidades, las exigencias se concretan en el espacio y, sobre todo, en la construcci¨®n de suelos con la existencia de rejillas y sumideros para facilitar el bienestar de los animales. El coste de esta adaptaci¨®n por animal se estima en unos 15 euros, y el gasto total, en 400 millones de euros.
La aplicaci¨®n de la normativa en todo el sector se calcula que puede suponer un incremento de costes del 10%. Como en la avicultura, este aumento puede ser un handicap a la hora de vender en el exterior, donde se coloca el 30% de la producci¨®n.
Otras producciones importantes, como el vacuno, no se ven afectadas por nuevas exigencias de bienestar animal.
Etiquetar bienestar
A la hora de etiquetar los productos ganaderos, las principales razones para su diferenciaci¨®n se hallan en el tipo de alimentaci¨®n administrada a los animales y si estos han estado estabulados, en cr¨ªa intensiva o en libertad.
En el porcino ib¨¦rico existe el cerdo de bellota, criado en libertad y con ese producto como base de su alimentaci¨®n; el de recebo, criado en libertad y con la fase final de engorde con pienso, y el de cebo, criado en granja intensiva con base de pienso. Hay pollos en libertad, de corral y de avicultura intensiva.
La avicultura de puesta es uno de los sectores donde existe la mayor informaci¨®n en el etiquetado sobre el tipo de explotaci¨®n. En la referencia que figura impresa en cada huevo, el primer n¨²mero refleja el tipo de producci¨®n: el 3, para un huevo de gallina en jaula; el 2, para un huevo de gallina de suelo o de gallinero, donde se mueve en libertad; el 1, si procede de gallinas camperas, y el 0 si es de gallinas camperas con alimentaci¨®n ecol¨®gica.
En un futuro, la etiqueta podr¨ªa reflejar tambi¨¦n si un producto procede o no de un animal criado de acuerdo con las normas sobre bienestar animal, seg¨²n una vieja iniciativa de la Comisi¨®n Europea, actualmente en punto muerto.
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