Todos somos indigentes en potencia
Carme Portaceli subraya la actualidad de 'Els baixos fons,' de Gorki, en su montaje en el Teatre Nacional - La versi¨®n transcurre en un and¨¦n de metro
Dec¨ªa Lenin que todos somos muertos de permiso. Para la directora Carme Portaceli lo que somos hoy en d¨ªa todos tal como est¨¢n las cosas es indigentes en potencia. "Todos podemos estar al cabo de que nos echen a la calle, ma?ana mismo, y quedarnos con una mano delante y otra detr¨¢s", advierte. Con esa optimista idea en la cabeza ha montado Els baixos fons, de Gorki -que fue amigo de Lenin, por cierto, al menos hasta que empez¨® a llamarlo tirano- en versi¨®n catalana de Helena Vidal y Jordi Bordas. El espect¨¢culo se estrena el jueves en la sala Petita del Teatre Nacional de Catalunya (TNC).
La que est¨¢ considerada la gran obra del escritor ruso, uno de los padres del realismo socialista, plasma con naturalismo estremecedor y casi regode¨¢ndose en ella la miseria del proletariado ruso prerrevolucionario. "Est¨¢ de rabiosa actualidad", dice Portaceli. "Habla de las clases m¨¢s desfavorecidas, que de manera inminente podemos ser t¨², yo, nosotros".
Gorki (1868-1936), tan popular en la URSS que hasta le dedicaron en los a?os treinta un avi¨®n, el m¨¢s grande de la ¨¦poca (el Tupolev ANT-20 Maxim Gorki, de nueve motores), que por cierto se estrell¨® -el d¨ªa antes se hab¨ªa subido Saint-Ex¨²pery, qu¨¦ peque?o es el mundo-, ambient¨® Los bajos fondos en un refugio de menesterosos junto al Volga, basado en un albergue para homeless real, el Bugrov de Nizhny Novgorod. El autor entreg¨® a los actores de Stanislavski que estrenaron la pieza en 1902 fotograf¨ªas de los indigentes de ese asilo para ayudarles a encarnarlos con el mayor realismo.
Ahora, 110 a?os despu¨¦s de su estreno, en un mundo diferente, con Moody's haciendo de Rasput¨ªn, Portaceli ha trasladado la acci¨®n a un and¨¦n de metro de hoy mismo. Ah¨ª pululan y duermen un grupo de desfavorecidos que no son los de la Rusia zarista, sino los n¨¢ufragos de nuestro sistema econ¨®mico. "Podr¨ªan llamarse Joan, Pere, Mohamed, pero, aunque la acci¨®n transcurre en el mundo contempor¨¢neo, aqu¨ª, hemos mantenido los nombres originales", explica Portaceli. La directora ten¨ªa Els baixos fons "en esa lista personal de obras que siempre has querido hacer". Gorki sube por primera vez al escenario del Nacional.
"Me gusta mucho su realismo", dice de la pieza Portaceli. "Y no hay que olvidar que Gorki adem¨¢s de grand¨ªsimo autor de teatro es un poeta". La obra tiene varias tramas alrededor de las cuales gira la peripecia vital de esa gente paup¨¦rrima. "Gorki muestra de qu¨¦ manera las circunstancias hacen que la gente pierda los valores, el respeto por los otros, la compasi¨®n. Estamos viendo c¨®mo la coyuntura adversa no te hace precisamente mejor persona, la indigencia no es solo material, sino moral y espiritual". Gorki no tiene una mirada severa sobre sus personajes. "No, aunque los muestra sin tapujos en ese horror y desesperanza en que viven, los observa con cari?o". En la obra original hay un personaje, Luka, que significa una suerte de apertura al futuro, un apunte de salida. "Lo hemos cambiado; era un anciano y nos parec¨ªa que eso daba poco ¨¦nfasis a la perspectiva de esperanza". En el montaje, pues, se convierte en una mujer joven, Sveta (Luz, en ruso). La dramaturgia -de Albert Tola y la propia Portaceli- tambi¨¦n ha reducido los 17 personajes originales a 12 (m¨¢s dos m¨²sicos que tocan en directo), ha tratado de "limpiar de costumbrismo excesivo" la obra, esencializ¨¢ndola, y ha a?adido algunos textos ajenos a la pieza. El espect¨¢culo dura poco menos de dos horas. Lo interpretan Nao Albert, David Bag¨¦s, Manel Barcel¨®, Roger Casamajor, Albert P¨¦rez, Xavier Ripoll, Gabriela Flores, Lina Lambert, Mohammed el Bouhali, Daniela Feixa, Llu?sa Castell y Jordi Collet.
Portaceli, que ya ha montado en el TNC obras de Sirera e Ibsen y una exitosa L'auca del senyor Esteve (2010), repondr¨¢ ahora en el Lliure de Gr¨¤cia (donde ya se las vio con Gorki en 1984 con Els fills del sol) La nostra classe, de Tadeusz Slobodzianek. Vamos, que de momento le va bien...
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