Lo sabe
El s¨¢bado pasado estaba un poco intranquilo y tenso, d¨¢ndole vueltas a la noticia de que esas agencias internacionales nos hab¨ªan vuelto a rebajar la nota y no s¨®lo a nosotros, sino tambi¨¦n a una buena parte de Europa. El futuro estaba negro y cada vez m¨¢s. Puse la televisi¨®n para conocer m¨¢s datos, cuando de pronto sale Rajoy en un mitin de Andaluc¨ªa y dice que el gobierno que preside sabe perfectamente lo que hay que hacer para resolver la crisis econ¨®mica, disminuir el paro y reforzar la reputaci¨®n de nuestro pa¨ªs. Tengo que confesar que aquello fue como tomar un tranquilizante de los de marca, no un gen¨¦rico cualquiera. Calor, relajaci¨®n y serenidad son un mal resumen de todo lo que sent¨ª. Al fin alguien lo sab¨ªa, ya era hora. Por un instante pens¨¦ que estaba mintiendo, pero era imposible porque fue muy firme y porque no explic¨® absolutamente nada de lo que dec¨ªa que sab¨ªa. Si llega a extenderse en explicaciones y datos, ni le hubiera prestado atenci¨®n, ser¨ªa lo de siempre. Pero afirmar que lo sabe y no decirlo es una muestra de valent¨ªa, de entereza personal, que no admite ninguna duda. Eso es un l¨ªder en el que puedes confiar sin vacilaciones.
No puedo decir lo mismo de Fabra, nuestro presidente, que ante las protestas por los recortes, impagos y dem¨¢s penurias valencianas solo se le ocurre decir que hay que aguantar. Por favor, as¨ª no vamos a ninguna parte, eso no tranquiliza a nadie. Claro que pod¨ªa estar pensando en que la sanidad valenciana piensa sustituir, entre otras cosas, las grapas quir¨²rgicas por el cosido a mano. En ese caso se entiende perfectamente lo de aguantar y hasta es posible disculpar el jurar en arameo. En cualquier caso, mientras aguantamos, Fabra deber¨ªa preguntar a Rajoy lo que sabe pero no dice, que falta nos hace a todos, que se lo cuente aunque sea al o¨ªdo para que no se entere nadie m¨¢s.
Se acab¨® la ¨¦poca en que los l¨ªderes pol¨ªticos pretend¨ªan estar cercanos al ciudadano, aparecer mucho en pantalla y hermanarse con la gente. Ahora comienza todo lo contrario, el l¨ªder de rostro impenetrable. Felipe Gonz¨¢lez le dec¨ªa a Jes¨²s Quintero, el loco de la colina, que cualquier persona ten¨ªa derecho a tomarse un caf¨¦ en La Moncloa, aunque pronto se le acab¨® el az¨²car. Aznar hablaba por los codos, se?alaba en el mapa donde estaban las armas de Irak y hasta se permit¨ªa acento tejano para demostrar su simpat¨ªa natural. Zapatero no invitaba a caf¨¦ pero intentaba adivinar su precio, se comunicaba hasta manteni¨¦ndose sentado ante el paso de una bandera, quiso decir tanto de s¨ª mismo que un buen d¨ªa no se reconoci¨® en el espejo y abandon¨® todo. Ahora comienza el nuevo estilo, el l¨ªder distante de rostro impasible que habla poco, desprecia el presente y tiene una confianza contagiosa en el futuro.
El nuevo l¨ªder no necesita explicar nada, solo necesita seguidores.
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