"El f¨²tbol empieza por uno mismo"
Jos¨¦ Mota, manchego de pura cepa, le debe al humor el sentido com¨²n, la capacidad de ir m¨¢s all¨¢ del chiste. As¨ª que cuando dice que "el f¨²tbol bien entendido empieza por uno mismo" no est¨¢ diciendo tan solo esa frase, pues has de verle el gesto, el contexto, de d¨®nde viene su capacidad para comunicar, tambi¨¦n, sin mover un m¨²sculo, como hace en La chispa de la vida, la pel¨ªcula en la que acaba de dirigirle Alex de la Iglesia.
Es un humorista excepcional, ya lo tiene demostrado. Y lo que la gente no sabe a¨²n (lo sabr¨¢ si va a ver la pel¨ªcula citada) es que es, como ha dicho alg¨²n cr¨ªtico, un actor de la estirpe de L¨®pez V¨¢zquez o Landa. En fin, que en su esencia ("en su ansia", como dir¨ªa uno de sus personajes inventados) hay mucho m¨¢s de lo que por ahora se le ve.
Por eso, porque es un hombre con historia y con historias, cuando se le pide que hable de f¨²tbol se va a buscar, como dec¨ªa Jos¨¦ Saramago, "al ni?o que fue". Aquel ni?o viv¨ªa pendiente de los cromos que llegaban a Montiel, su pueblo de Ciudad Real, cuando ¨¦l era un cr¨ªo y en La Mancha todos los descampados "eran propiedad de los ni?os y serv¨ªan para jugar a la pelota".
De modo que lo primero que le llev¨® al f¨²tbol fueron aquellos cromos "del Mundial de Alemania 1974, aquellos alemanes fant¨¢sticos, Netzer, Breitner, Beckenbauer...". En la ¨¦poca, Espa?a no moj¨® ni clasificaci¨®n, as¨ª que los coleccionistas se conformaron con los cromos locales de Asensi, Amancio... "Amancio era un jugador fant¨¢stico, ?no te parece?". Era un ¨¢lbum hist¨®rico, una bicoca para el coleccionista, pero ¨¦l no lo pudo completar. Muchos a?os m¨¢s tarde, Mota encontr¨® el ¨¢lbum entero en El Rastro; "el vendedor me dijo: 'Vale una pasta'. ?Pero es que era como retomar la infancia, y me lo llev¨¦... Ten¨ªa una portada fant¨¢stica, parec¨ªa una pintura de Joan Mir¨®!".
La locura del coleccionista de cromos tuvo su continuidad en la ¨¦poca naranja de Johan Cruyff, continu¨® en la ¨¦poca espa?ola y napolitana de Maradona... "A los chicos nos volv¨ªan locos las camisetas de color naranja de los holandeses; aqu¨ª ten¨ªamos colores tristones, incluso el rojo de la selecci¨®n espa?ola era un rojo apagado".
Ahora ya se ha desva¨ªdo aquella pasi¨®n, pero al Mota de aquellos tiempos le fascinaba "el escudo del Bar?a, la combinaci¨®n de colores de la camiseta". "Y es que de adolescente lo que nos fascinan son esas cosas, los colores; ya de adulto buscas m¨¢s las sensaciones, los sabores...".
El f¨²tbol empieza, pues, por uno mismo: "Por los recuerdos, que vagan como si los tuvieras presentes. F¨ªjate, ahora que hablamos me viene a la memoria un peruano fant¨¢stico, Hugo Sotil, que formaba parte de aquel Bar?a en el que jugaba Cruyff. Y el gran Migueli, qu¨¦ har¨¢ ahora Migueli, que ten¨ªa bigote...".
Era un mundo de cromos y de nombres propios. "Rojo I, Rojo II, Rat¨®n Ayala, Pereira, Leivinha... El Atl¨¦tico de Madrid ten¨ªa un equipo muy potente por aquel entonces. Y en el Espa?ol jugaba una maravilla de futbolista, Aslund. Era el ¨²nico que no nos sal¨ªa en los cromos, as¨ª que el ¨¢lbum nos costaba una barbaridad".
?Y c¨®mo se hizo del f¨²tbol? "Bueno, los chicos de Montiel est¨¢bamos todo el d¨ªa licenciando, ¨¦ramos pasantes y licenciados, que quer¨ªa decir que est¨¢bamos siempre meti¨¦ndonos donde no nos llamaban. Y a los nueve a?os est¨¢bamos licenciando por el pueblo, entr¨¢bamos en los bares. Aquellas atm¨®sferas cargadas, el televisor all¨¢ en lo alto, hombres que ven¨ªan con el calor del campo a tomarse una cervecita y a ver juntos, vociferando, los partidos que diera la televisi¨®n. Ese fue el primer f¨²tbol".
?l jugaba "siempre en la media". "Pon¨ªamos unas piedras como porter¨ªa, y a veces dec¨ªamos '?dio en el poste!', ?como si hubiera poste!... El f¨²tbol era en blanco y negro, los bares estaban a tope, en la barra tomaban papas bravas y el suelo estaba lleno de cascaritas de las gambas. Ahora parece que eso no ha ocurrido nunca, pero esa era la atm¨®sfera en la que viv¨ªamos. En la tele echaban Heidi y por las noches ve¨ªamos La Barraca... Qu¨¦ grande era Blasco Ib¨¢?ez, qu¨¦ inmenso ?lvaro de Luna, c¨®mo estaban Marisa de Leza y Victoria Abril... Lo tengo tan presente porque ahora que terminaron las Navidades me estuve viendo la serie completa otra vez... Y una cosa te digo: Televisi¨®n Espa?ola no era, ni mucho menos, tan mala como dec¨ªan".
El f¨²tbol, dice Mota, "es como un tablero de ajedrez; ha ido evolucionando, pero sigue siendo un tablero de ajedrez en el que ganan, a la vez, el que mejor juega pero tambi¨¦n el que m¨¢s sentido com¨²n tiene. Porque, al fin y al cabo, el f¨²tbol bien entendido empieza por uno mismo. Si no eres t¨² mismo jugar¨¢s peor que el otro. As¨ª es, tambi¨¦n, la vida". La vida, y su chispa, dir¨ªamos ahora.
Ansia de comparar
- Mota no entiende esa ansiedad por comparar a los futbolistas de hoy con los jugadores del pasado. "Pero, ?qu¨¦ tendr¨¢ que ver la ¨¦poca de Maradona con esta ¨¦poca de Messi, el tiempo de Di St¨¦fano con el f¨²tbol en tiempos de Cruyff! Yo fui un fan¨¢tico de Maradona, pero no puedo compararlo. Me hablan maravillas de M¨¢gico Gonz¨¢lez, pero yo no lo vi jugar. As¨ª que si comparo a uno con otro cometer¨¦ una injusticia". ?Y por qu¨¦ equipo suspira m¨¢s? No escurre ninguna pregunta, pero por ah¨ª no va a entrar. Es del Madrid. Y tiene un ¨ªdolo: "Vicente Del Bosque, qu¨¦ hombre tan grande, transmite seguridad, madurez, y eso es fundamental en un equipo".
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