Guindos-Montoro, ?batalla o teatro?

Fue la decisi¨®n clave del nuevo Gobierno y sus consecuencias se han visto de inmediato: no hay vicepresidencia econ¨®mica, y con un presidente con muy poca presencia -aunque esta semana eso cambiar¨¢ con sus citas internacionales, que arrancan hoy en La Moncloa con el presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy-, la competencia entre Luis de Guindos, ministro de Econom¨ªa, y Crist¨®bal Montoro, de Hacienda, es el centro de todos los comentarios internos y externos. Ambos tienen seguidores y detractores. Dentro y fuera del PP. Pero no solo es una cuesti¨®n personal. Detr¨¢s hay algo mucho m¨¢s de fondo: la decisi¨®n de lanzar mensajes muy duros a las comunidades aut¨®nomas por su desviaci¨®n de gastos, como hace Guindos, o darles ox¨ªgeno, como hace Montoro.

Montoro es m¨¢s un hombre de partido, trata de contentar a los barones

Fuentes del Gobierno explican que esta dicotom¨ªa tiene que ver sobre todo con el p¨²blico al que se dirigen los dos ministros. Guindos es el responsable de lanzar mensajes de credibilidad a los mercados, el que ir¨¢ esta semana al Ecofin en Bruselas, el que habla con Olli Rehn, vicepresidente de la Comisi¨®n Europea, o Wolfgang Schauble, ministro de Econom¨ªa alem¨¢n, y con los responsables de fondos de inversi¨®n. Y a todos les tiene que convencer de que Espa?a ser¨¢ capaz de reducir su d¨¦ficit. Y la pregunta que todos se hacen en ese mundo es qu¨¦ mecanismos tiene para obligar a las autonom¨ªas a recortar. El ejemplo de 2011, cuando Elena Salgado prometi¨® a esos mismos interlocutores que obligar¨ªa a las autonom¨ªas, que se excedieron en el gasto en 15.000 millones, pesa mucho. Por eso Guindos carga su discurso y hace el papel de duro.

Por el contrario, Montoro es, frente a un Guindos m¨¢s tecn¨®crata -aunque tiene trayectoria pol¨ªtica y no es ajeno a ese mundo-, el hombre del partido, muy pendiente de las elecciones andaluzas -Javier Arenas coloc¨® a este pol¨ªtico andaluz como cabeza de lista en Sevilla y es su gran apoyo- y de tratar de contentar a sus barones auton¨®micos, apretarles pero no ahogarles. El propio Arenas aplaudi¨® en M¨¢laga el s¨¢bado frente a Rajoy la "gran noticia que ha dado Montoro al aplazar el pago de los anticipos [dinero que las comunidades tienen que devolver al Estado]. Andaluc¨ªa debe 6.000 millones, es un bal¨®n de ox¨ªgeno para la sanidad y la educaci¨®n". "Montoro siempre ha tenido un perfil m¨¢s social y pol¨ªtico", aclaran fuentes gubernamentales.

Montoro present¨® las subidas de impuestos y los primeros recortes. Pero desde entonces promueve su imagen de cara amable del Gobierno. Ayer dec¨ªa en Abc que "subir el IVA duplicar¨ªa la ca¨ªda de la econom¨ªa" y que "ser¨ªa un enorme error poner en marcha el contrato de crisis con 20 d¨ªas de despido", que pide la CEOE.

Muchos en el PP y en el Gobierno sostienen que la batalla interna la ha ganado de momento Montoro, que desminti¨® el planteamiento de Guindos en Financial Times de hacer un control previo de los Presupuestos auton¨®micos. Y destacan que, aunque sea por una cuesti¨®n de protocolo -su ministerio es m¨¢s antiguo-, ser¨¢ Montoro quien presida la Comisi¨®n para Asuntos Econ¨®micos cuando Rajoy no pueda acudir. Se?alan que en una guerra Montoro-Guindos siempre ganar¨¢ el primero porque tiene m¨¢s avales pol¨ªticos, desde Arenas a S¨¢enz de Santamar¨ªa, mientras el segundo es un outsider, aunque cuenta con la confianza total de Rajoy.

Pero otros aclaran que al final, y m¨¢s despu¨¦s de la nueva bajada de calificaci¨®n de la deuda espa?ola, los mercados siempre acaban imponiendo su ritmo y es ah¨ª donde la pol¨ªtica m¨¢s dura de Guindos, que empezar¨¢ a ser m¨¢s protagonista con la reforma financiera y las citas en Bruselas, se impondr¨¢. Los partidarios de esta tesis sostienen que la supuesta batalla Guindos-Montoro no es m¨¢s que un reparto de papeles. Y que la realidad se ver¨¢ en el Consejo de Pol¨ªtica Fiscal de ma?ana, cuando Montoro deber¨¢ exigir a las autonom¨ªas recortes muy fuertes, y sobre todo en marzo, cuando lleguen los Presupuestos -ya pasadas las elecciones andaluzas- y el recorte sea descomunal. Entonces no habr¨¢ discurso suave que pueda ocultar la realidad.