El timo de los falsos h¨¦roes
Miles de rumanos disfrutan de subsidios y prebendas con 'carn¨¦s revolucionarios' comprados a grupos mafiosos. As¨ª pueden jubilarse cinco a?os antes, tener medicinas gratis y estar exentos de impuestos
Durante las sublevaciones de 1989 contra la dictadura de Nicolae Ceaucescu, en Rumania murieron cerca de mil personas. Sus familias disfrutan de descuentos, subvenciones y beneficios vitalicios gracias a la ley aprobada en 2004 para rendir homenaje a los compatriotas que se jugaron la vida o la perdieron combatiendo contra el r¨¦gimen comunista. Pero el reconocimiento a las v¨ªctimas de la represi¨®n, establecido en la Ley de Agradecimiento, se ha transformado en ira y resentimiento nacional al revelarse que m¨¢s de 20.000 obtuvieron el carn¨¦ de revolucionario y sus ping¨¹es privilegios gracias a una mafia que se lucra con la expedici¨®n de ese documento acreditativo. Rumanos que contaban con dos o tres a?os de edad cuando se produjo el alzamiento antigubernamental, aparecen ahora en las listas de revolucionarios pensionados.
Incluso expresos por delitos comunes se han convertido en "luchadores por la democracia"
"Hubo muchos comunistas que se beneficiaron de los cruentos sucesos del 16 de diciembre de 1989", se?ala Cristina Dobreanu, diplomada en Relaciones Internacionales por la Universidad de Bucarest. Era una ni?a cuando milicianos identificados como pertenecientes a los cuerpos de seguridad del r¨¦gimen de Ceaucescu y francotiradores apostados en edificios reprimieron a tiros una manifestaci¨®n frente a la casa del sacerdote Laszlo T?kes, en la ciudad de Timisoara. Aquel d¨ªa murieron 70 personas y poco despu¨¦s cayeron varios cientos m¨¢s en los disturbios de la capital. "Pero la mayor¨ªa de los colaboradores de la Securitate (la polic¨ªa pol¨ªtica de Ceaucescu) siguen encubiertos", asegura Dobreanu. Se estima que hasta 700.00 rumanos, de un total de 23 millones de habitantes, colaboraron de una forma u otra con la temible polic¨ªa secreta de la dictadura.
Amagando con publicar informes confidenciales susceptibles de destruir la carrera pol¨ªtica de los nuevos dirigentes rumanos, antiguos mandos de esa polic¨ªa no tardaron en acomodarse a la democracia en puestos con acceso al poder econ¨®mico y pol¨ªtico. Los tribunales de justicia todav¨ªa tramitan cientos de casos abiertos contra miembros de la Securitate infiltrados en las instituciones del Estado. Al mismo tiempo, ex polic¨ªas y colaboradores, delincuentes comunes que cumpl¨ªan prisi¨®n el a?o en que se produjo la sublevaci¨®n, funcionarios que en lugar de luchar contra el dictador le sirvieron y ciudadanos que miraron hacia otro lado mientras el Ej¨¦rcito reprim¨ªa a sangre y fuego, figuran en la lista de m¨¢rtires de la libertad. Radu Filipescu, que fue revolucionario de verdad y sufri¨® prisi¨®n, encabeza la campa?a que exige acabar con los privilegios.
Obligado a los recortes presupuestarios por su condici¨®n de miembro de la Uni¨®n Europea, Ruman¨ªa afronta desde hace meses el reto de reducir o incluso eliminar los subsidios a los revolucionarios, cuyo monto supone cerca de 100 millones de euros anuales, a cargo del erario p¨²blico. El Gobierno pretende asimismo prohibir las nuevas afiliaciones, y desmantelar un sindicato de estafadores con complicidades en la Administraci¨®n y una influencia pol¨ªtica nada desde?able. En diciembre pasado, coincidiendo con el 22? aniversario de la revoluci¨®n anticomunista, cientos de miembros de las asociaciones de veteranos se manifestaron frente a la sede del Gobierno en protesta por los recortes previstos por el Ejecutivo.
Para la mayor¨ªa de los rumanos solo existen tres categor¨ªas de revolucionarios aut¨¦nticos: los muertos, los heridos y los revolucionarios sin carn¨¦. "Un d¨ªa me encontr¨¦ a un compa?ero de la escuela de mi edad viajando gratis en el tren con el carn¨¦ de revolucionario", recuerda Sorin Pavel, de 26 a?os, residente en Espa?a. La estafa a la memoria de los verdaderos luchadores ocurre en un pa¨ªs con graves injusticias sociales, con enormes diferencias en la cuant¨ªa de las pensiones que se abonan (algunas hasta de 5.000 euros mensuales) y "en el que todos los papeles se pueden comprar, incluso el t¨ªtulo de h¨¦roe", afirma el periodista Cristian Guinea. "La industria de los falsos revolucionarios ha sido floreciente. La llave la ten¨ªan personajes que sab¨ªan c¨®mo manipular archivos y listas para conseguir, por ejemplo, que presos por delitos comunes se convirtieran en luchadores por la democracia".
Los beneficios disfrutados por los poseedores del apetecible carn¨¦ incluyen la propiedad de una vivienda en condiciones ventajosas, con una superficie de hasta 500 metros cuadrados en zona urbana, y 10.000 metros cuadrados si se trata de terreno rural, que pueden vender al cabo de diez a?os. Se les favorece tambi¨¦n con el acceso a la jubilaci¨®n cinco a?os antes que el resto de sus compatriotas, la obtenci¨®n gratuita de medicinas, uso del transporte p¨²blico sin coste alguno, y exenciones de impuestos, entre otras prebendas. El diario Acum acus¨® a los presidentes de las asociaciones de revolucionarios de valerse del soborno para lucrarse con la expedici¨®n de carn¨¦s.
Pero quienes se consideran aut¨¦nticos revolucionarios no est¨¢n dispuestos a la renuncia de los privilegios disfrutados hasta ahora, y 34 de ellos llevaron a cabo una huelga de hambre que se prolong¨® durante varias semanas, en exigencia de que no paguen justos por pecadores. "Nuestro problema es que el presidente Basescu (Traian Basescu) conden¨® el comunismo solo de boquilla, mientras nosotros los revolucionarios estamos siendo castigados por el Gobierno", declar¨® a la prensa uno de los huelguistas. "Y por si fuera poco, antiguos dirigentes del Partido Comunista rumano y gente que cometi¨® cr¨ªmenes durante la revoluci¨®n han sido premiados con cuantiosas pensiones y salarios".
Ion Illescu, presidente de Ruman¨ªa desde 1990 hasta 1996, que fue miembro del Partido Comunista y conserv¨® un esca?o en el Senado hasta el 2008, es el blanco de las acusaciones de la prensa y del activismo anticomunista. Seg¨²n sus cr¨ªticos, el Gobierno de Illescu facilit¨® certificados de revolucionarios a buen n¨²mero de c¨®mplices de la dictadura, principalmente colaboradores de la polic¨ªa pol¨ªtica.
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