Revulsivo
Llevaba raz¨®n Gri?¨¢n cuando avanzaba que el proceso de primarias en el PSOE iba a actuar como un revulsivo que posibilitar¨ªa su recuperaci¨®n electoral. Tomaba como referencia lo que sucedi¨® con Zapatero, de modo que en vez de ver riesgos de ruptura, contemplaba una excelente oportunidad para tomar impulso despu¨¦s de un ejercicio de democracia interna que contribuir¨ªa a levantar los ¨¢nimos a una militancia desmoralizada tras las anteriores derrotas.
As¨ª que, a la espera de conocer si, en efecto, este artificio va a contribuir a esa supuesta recuperaci¨®n lo cierto es que lo sucedido arroja una serie de detalles que pueden explicar lo que pueda suceder en el futuro. Por de pronto, es m¨¢s que evidente que de este trance sale un PSOE andaluz seriamente tocado, con heridas dif¨ªciles de cerrar despu¨¦s de una guerra en donde apenas se ha hablado de lo que significan las opciones que representan Rubalcaba y Chac¨®n. La realidad es que todo se ha limitado, simplemente, a una extraordinaria ocasi¨®n para resolver sus cuitas internas. Una ocasi¨®n, por tanto, fallida que en nada beneficia a Gri?¨¢n en sus aspiraciones como candidato a la presidencia de la Junta. Su capacidad de liderazgo ha sido cuestionada sin que, tampoco, se haya visto por ning¨²n lado en ¨¦l a la figura que aglutine al siempre complejo conglomerado que constituye el PSOE andaluz.
A pesar de que dijo que no iba a perder un solo minuto en este debate lo cierto es que se meti¨® hasta las trancas y, por supuesto, sus delegados provinciales de la Junta. Llamadas telef¨®nicas, reuniones en San Vicente, todo era poco para contrarrestar lo que sus m¨¢s pr¨®ximos consideraban, adem¨¢s, como un desaf¨ªo a la propia autoridad del presidente. De todas maneras, resulta f¨¢cil de imaginar que si el partido ha ofrecido su peor cara en este episodio tampoco cabe esperar nada bueno en circunstancias, tal vez, m¨¢s dif¨ªciles como puedan ser la fase de elaboraci¨®n de las listas para el 25-M o tras la celebraci¨®n de dichos comicios.
Para completar el cuadro, los que se quedan en la cuneta, como Mar Moreno o Alfonso Guerra. La primera, principal ferviente seguidora de Chac¨®n y el segundo, reconocido detractor de la pol¨ªtica catalana. Gaspar Zarr¨ªas y el propio Gri?¨¢n tienen mucho que decir sobre estos destacados descartes. Puede que, en efecto, estemos ante un verdadero revulsivo aunque, a tenor de como se han desarrollado los acontecimientos, est¨¢ por determinar para qu¨¦ y a qui¨¦n beneficia.
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