Kopatchinskaja vive las '1001 noches en el Haren'
Patricia Kopatchinskaja ofreci¨® el jueves en Santiago y viernes y s¨¢bado en A Coru?a, una versi¨®n de referencia del Concierto para viol¨ªn 1001 noches en el har¨¦n, de Fazil Say. A su inicio, el inquietante ritmo del kud¨¹m de un imponente Jos¨¦ Belmonte dio paso al viol¨ªn, primero seductor y luego desgarrado e incluso fiero, de la solista. A lo largo de la obra, Kopatchinskaja mostr¨® su t¨¦cnica impecable: toda la riqueza t¨ªmbrica posible en un viol¨ªn, con los incre¨ªbles arm¨®nicos del Allegro assai perfectamente integrados en los acordes de sonido espectral por segundas acumuladas de las maderas, una rica variedad de ataques o el canto de sus soberbios pizzicatti en el Andantino. Y poniendo siempre todo su buen hacer al servicio de una partitura que asume admirablemente el reto de unir caracteres y culturas sonoras tan inmiscibles aparentemente como agua y aceite, llegando a integrarlos en la perfecta emulsi¨®n del Andantino.
Las manos de Kopatchinskaja obraron el prodigio de convertir el Auditorio de Galicia y el Palacio de la ?pera en sugerentes palacios orientales. Y, descalza sobre la alfombra m¨¢gica de su musicalidad, ha trasladado Santiago y A Coru?a a aquel Damasco legendario que ya nunca volver¨¢ a existir. Durante tres noches, el sonido se hizo hechizo; quiz¨¢s, ya solo quedan novecientas noventa y ocho para la fantas¨ªa.
Orquesta grande
La Orquesta Sinf¨®nica de Galicia (OSG) hizo un gran acompa?amiento dirigida por V¨ªctor Pablo P¨¦rez, alternando momentos de sabia penumbra con los de luminosa plenitud de primer plano orquestal. Fue precioso el sonido de las maderas, grande la ductilidad de cuerdas y metales y rica en matices la percusi¨®n, aparte del brillante coprotagonismo de Belmonte.
Realmente, todo programa del concierto parec¨ªa dise?ado para el lucimiento de una orquesta en plenitud de efectivos y decibelios, incluso para alg¨²n que otro exceso din¨¢mico. La obra de mayor duraci¨®n de la segunda parte, la suite Aladdin de Carl Nielsen, iba flanqueada por las breves y archiconocidas En un mercado persa, de Ket¨¨lbey, y La Bacanal de Sanson y Dalila de Saint-Sa?ns. Un orden extra?o, como de propina incluida en el programa, que permiti¨® olvidar a su final la inconsistencia tem¨¢tica de esa bien construida suite del sinfonista Carl Nielsen.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.