El desgobierno y la anarqu¨ªa de las milicias hunden a Libia en el caos
La comunidad internacional denuncia violaciones de los derechos humanos
Tres meses despu¨¦s de la ca¨ªda de Muamar al Gadafi, la inestabilidad pol¨ªtica hace cada vez m¨¢s dif¨ªcil la construcci¨®n de la nueva Libia. La dificultad del Gobierno provisional de imponer su autoridad en todo el pa¨ªs y las sospechas de que los abusos y las violaciones de los derechos humanos han sobrevivido a la dictadura siembran algo m¨¢s que dudas sobre la capacidad de las autoridades de pilotar la transici¨®n.
Los enfrentamientos entre distintas milicias en varios puntos del pa¨ªs, incluida Tr¨ªpoli, no son solo episodios puntuales. En Bani Walid, antiguo basti¨®n gadafista en el distrito de Misrata, cinco personas murieron en los violentos enfrentamientos que se produjeron entre el lunes y el martes. La noticia, luego desmentida, de que un grupo de leales al difunto r¨¦gimen, hab¨ªa tomado el control de la ciudad desat¨® las alarmas.
La OTAN descarta cualquier nueva intervenci¨®n en el pa¨ªs magreb¨ª
El enviado de la ONU en Libia, Ian Martin, en una comparecencia el mi¨¦rcoles ante el Consejo de Seguridad, mencion¨® el episodio como un s¨ªntoma m¨¢s de la debilidad del Gobierno a la hora de gestionar la reconciliaci¨®n de todas las facciones que componen el complicado panorama pol¨ªtico del pa¨ªs. "El antiguo r¨¦gimen puede haber sido derrumbado, pero la cruda realidad es que el pueblo libio sigue viviendo con su arraigado legado", declar¨® Martin. Una herencia que se expresa "en la debilidad de instituciones estatales, a veces ausentes, junto a la larga ausencia de partidos pol¨ªticos y de organizaciones de la sociedad civil, que hacen la transici¨®n en el pa¨ªs m¨¢s dif¨ªcil".
"Las autoridades son incapaces de mantener el control sobre las milicias", denuncia Donatella Rovera, investigadora de Amnist¨ªa Internacional en Libia, que en las ¨²ltimas semanas ha comprobado las consecuencias de la anarqu¨ªa de las milicias en el oeste del pa¨ªs: la proliferaci¨®n de centros de detenci¨®n fuera del control de las autoridades centrales y locales, en los que los detenidos, durante y despu¨¦s la ca¨ªda de Gadafi, est¨¢n sometidos a abusos y torturas. Los casos de presos muertos en estas c¨¢rceles se multiplican. El ¨²ltimo conocido por la ONG es el de un coronel detenido y encarcelado por un grupo de milicianos al sur de Tr¨ªpoli. Su cuerpo fue devuelto un d¨ªa despu¨¦s a su familia. "Yo estaba aqu¨ª en abril y ya entonces vimos personas torturadas. Pedimos a las autoridades que intervinieran e investigaran. Pero desde entonces no se ha hecho nada", dice Rovera.
M¨¦dicos Sin Fronteras anunci¨® ayer la suspensi¨®n de sus actividades en los centros de detenci¨®n en el distrito de Misrata despu¨¦s de que sus doctores se enfrentaran a la petici¨®n de curar a presos que hab¨ªan sido sometido a tortura para que, una vez recuperados, pudieran volver a los interrogatorios en los que se produjeron los abusos. Los centros estaban bajo el control de las autoridades locales de Misrata, asegura Barth Janssens, director de operaciones de MSF. "Nos propusieron trabajar en los centros de interrogaci¨®n, algo que hemos rechazado inmediatamente", explica.
Un responsable del Gobierno interino libio en declaraciones a Reuters rechaz¨® las acusaciones de complicidad en los abusos e inacci¨®n ante las denuncias. "Son actos individuales", asegur¨®, en contra a las evidencias aportadas por las ONG un d¨ªa despu¨¦s de que la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Navi Pillay, manifestara ante el Consejo de Seguridad su preocupaci¨®n por la situaci¨®n de miles de prisioneros, unos 8.000, en su mayor¨ªa leales del r¨¦gimen de Gadafi e inmigrantes de origen subsahariano, detenidos durante los nueve meses de guerra civil por las milicias revolucionarias. "La falta de control por parte de las autoridades centrales crean un ambiente propicio para la tortura y los malos tratos", afirm¨® Pillay.
La Libia posGadafi apunta maneras que evocan los tiempos del coronel: en alguna localidad, como Bani Walid, la poblaci¨®n se levanta contra los nuevos dirigentes; mientras, en otros lugares, como Misrata, torturadores afectos al actual r¨¦gimen se aplican a fondo.
"No estamos presentes en Libia y no tenemos intenci¨®n de volver", dijo ayer el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, cuando se le pregunt¨® sobre la situaci¨®n. "Misi¨®n cumplida". "Terminamos la operaci¨®n el 31 de octubre. Evaluamos que hab¨ªamos hecho nuestro trabajo y que lo hicimos bien. No tenemos ninguna intenci¨®n de volver. Nuestra misi¨®n ha terminado", declar¨® Rasmussen en la tradicional recepci¨®n a la prensa con motivo del a?o nuevo. "Intervinimos a partir de un mandato de la ONU y sus disposiciones ya no est¨¢n en vigor", agreg¨® antes de recordar en qu¨¦ consist¨ªa el mandato: "Proteger a la poblaci¨®n civil contra los ataques del Gobierno de entonces".
La certeza de que no habr¨¢ retorno a Libia la explican fuentes aliadas por el hecho de que la operaci¨®n Protector Unificado se bas¨® en una resoluci¨®n del Consejo de Seguridad que Rusia luego consider¨® excedida en la aplicaci¨®n de la OTAN sobre el terreno. "Rusia no volver¨¢ a permitir una intervenci¨®n nuestra" aventuran las fuentes. Protector Unificado, adem¨¢s, dej¨® a la vista insuficiencias no resueltas en el sistema militar aliado, la primera de ellas la absoluta dependencia de los europeos de la tecnolog¨ªa y medios de Estados Unidos. Pol¨ªticamente hab¨ªa entonces una ambici¨®n para acabar con el coronel que no existe ante los nuevos se?ores de Tr¨ªpoli.
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