La segunda ¨²ltima oportunidad para juzgar a los c¨®mplices del Holocausto
La principal organizaci¨®n que busca nazis cree que solo le quedan cinco a?os
"Creo que dentro de cinco a?os ya no se podr¨¢ juzgar a nadie". Con el realismo que da saber que el tiempo es inexorable, Efraim Zuroff, director del Centro Simon Wiesenthal en Jerusal¨¦n, apunta la fecha en que podr¨¢ darse por concluido el que tal vez sea el mayor esfuerzo realizado nunca, por amplitud y duraci¨®n, para tratar de llevar ante la justicia a quienes cometieron un crimen concreto contra la humanidad. Los hombres y mujeres que, amparados y espoleados por el r¨¦gimen nazi, participaron en el asesinato de seis millones de jud¨ªos. Un crimen que marc¨® el siglo XX y que hoy se conmemora en todo el mundo en el D¨ªa de la Memoria del Holocausto.
Al final ha sido el tiempo el mejor aliado de miles de c¨®mplices del Holocausto y la lucha por localizar a los culpables se ha convertido en una carrera contra el reloj. Hace poco m¨¢s de un mes, el Centro Simon Wiesenthal lanz¨® la Operaci¨®n ?ltima Oportunidad II, una especie de tiempo de descuento para buscar justicia.
La condena a John Demjanjuk en 2011 abri¨® expectativas de nuevos juicios
El ¨²ltimo minuto -la Operaci¨®n ?ltima Oportunidad- comenz¨® en 2002. "Recibimos m¨¢s de 4.000 llamadas fiables", explica Zuroff, quien subraya que "no val¨ªa con llamar y decir 'tengo un vecino de unos 90 a?os con acento alem¨¢n que podr¨ªa haber estado implicado". Las informaciones eran seleccionadas y contrastadas. "Cada llamada ten¨ªa que pasar un triple filtro: la informaci¨®n deb¨ªa ser fiable, el sospechoso ten¨ªa que estar en condiciones f¨ªsicas y mentales de ser sometido a juicio y adem¨¢s no deb¨ªa haber sido procesado antes por los mismos hechos", explica.
Los resultados fueron sorprendentes. En nueve a?os, fueron localizados casi 600 sospechosos firmes, de los cuales, tras reunir pruebas, un centenar fue acusado ante las autoridades de los pa¨ªses en los que resid¨ªan. "La verdad es que tuvimos mucha colaboraci¨®n de las autoridades locales por ejemplo en Italia, Alemania, Francia o EE UU".
Pero desde el fin de la II Guerra Mundial uno de los mayores problemas para jueces y fiscales ha sido probar que los acusados por el Holocausto estaban directamente implicados en los cr¨ªmenes. Hay multitud de ejemplos, como el de Erich Lachman, un alba?il reconvertido en guardi¨¢n del campo de concentraci¨®n de Sobibor (en Polonia) acusado de colaborar en la muerte de 150.000 jud¨ªos, pero absuelto por falta de pruebas.
"Eso cambi¨® completamente con el caso Demjanjuk", indica Zuroff. En mayo de 2011, John Demjanjuk, quien entre marzo y septiembre de 1943 ejerci¨® como guardi¨¢n voluntario del campo de Sobibor, fue condenado en M¨²nich a cinco a?os de c¨¢rcel, pese a no haberse probado su relaci¨®n directa con un crimen concreto. Para el tribunal bast¨® la pertenencia a los grupos de guardianes de un lugar donde la muerte era algo rutinario. All¨ª murieron exterminados 250.000 jud¨ªos. "Esta sentencia cambia todo", recalca Zuroff en cuya opini¨®n todav¨ªa quedan docenas de casos que pueden ser llevados ante los tribunales, especialmente de Alemania. El caso Demjanjuk ha supuesto esa pr¨®rroga a?adida en la b¨²squeda de culpables a la que Simon Wiesenthal, superviviente de Mauthausen, dedic¨® su vida.
?Y despu¨¦s de esos cinco a?os? "Ya nos estamos dedicando a otras actividades, sobre todo a combatir el antisemitismo desde la educaci¨®n", afirma Zuroff, que a?ade: "Dir¨ªa que estamos pasando de las aulas del juzgado a las aulas de la escuela".
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