Cataclismo laboral
El hundimiento del empleo en 2011 seguir¨¢ este a?o sin un plan de est¨ªmulo de la demanda
La recesi¨®n est¨¢ hundiendo el mercado de trabajo espa?ol hasta cotas que, sin tremendismo, pueden calificarse como catastr¨®ficas. La encuesta de poblaci¨®n activa (EPA) del cuarto trimestre de 2011 revela que durante el ejercicio se han alcanzado los 5.273.600 parados, un volumen tan elevado que amenaza con ser un grave factor de inestabilidad social, atenuado parad¨®jicamente por la persistencia de amplias zonas de econom¨ªa oculta. Para entender la gravedad de esta situaci¨®n, que va mucho m¨¢s all¨¢ del n¨²mero total de desempleados, basta con mencionar tres circunstancias alarmantes. La primera es que el n¨²mero de familias con todos sus miembros en paro supera ya el mill¨®n y medio: en torno al 9% del total de familias. Se dibuja as¨ª una depauperizaci¨®n que puede convertirse f¨¢cilmente en motivo de conflictos sociales de largo alcance.
Adem¨¢s, el profundo deterioro del mercado laboral, causado por una p¨¦rdida de ocupaci¨®n que, lejos de remitir parece acelerarse (m¨¢s de 350.000 personas afectadas en el ¨²ltimo trimestre), se manifiesta en que, por primera vez desde el comienzo de la crisis, se est¨¢ destruyendo empleo p¨²blico de forma sustancial y en que los despidos masivos est¨¢n afectando de forma significativa a los empleos indefinidos. Los ajustes exigidos en el sector p¨²blico explican la ca¨ªda del empleo en las Administraciones y en esta fase de negra depresi¨®n laboral se advierte la racionalidad de no engordar el empleo p¨²blico en tiempos de prosperidad para no lastrar todav¨ªa m¨¢s el empleo en tiempos de recesi¨®n.
De ambas ca¨ªdas -la del empleo p¨²blico y de los contratos indefinidos, la primera apenas en sus inicios- cabe deducir que durante los dos primeros trimestres de 2012 la ocupaci¨®n seguir¨¢ descendiendo, de forma tan pronunciada o m¨¢s que en el ¨²ltimo trimestre de 2011. Durante 2012 no hay expectativas de redenci¨®n para el mercado de trabajo. Porque no hay s¨ªntomas de recuperaci¨®n de la actividad (m¨¢s bien lo contrario) y los ajustes p¨²blicos seguir¨¢n generando parados. S¨®lo la disminuci¨®n de la poblaci¨®n activa permite suavizar algo la tasa de paro, que ya sube hasta el 22,85%.
No es necesario insistir en que una reforma laboral, en particular de la negociaci¨®n colectiva, beneficiar¨¢ al mercado de trabajo, ni volver sobre la prioridad de que bancos y cajas normalicen el flujo del cr¨¦dito. Ambas reformas deben hacerse. Tampoco hay que negar el m¨¦rito te¨®rico de la Ley Org¨¢nica de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera porque perfila el compromiso legal del pa¨ªs con la solvencia de su deuda. Sin estabilidad financiera no hay posibilidad de reducir el endeudamiento, abaratar el servicio de la deuda y aumentar la influencia espa?ola en la zona euro. Debe constar, no obstante, que la estabilidad financiera no ser¨¢ posible si no se cumplen dos condiciones b¨¢sicas: que se recupere una tasa m¨ªnima de crecimiento y que exista un cumplimiento real de los objetivos de d¨¦ficit auton¨®mico. No basta poner barreras sobre el papel.
Pero son iniciativas insuficientes para infundir ¨¢nimo en una sociedad que tiene una cuarta parte de su poblaci¨®n en paro y sin expectativas de encontrar empleo a medio plazo. Es hora de que el Gobierno ense?e su plan de recuperaci¨®n; si lo tiene. Una de las escasas opciones para reactivar la econom¨ªa, favorecer el empleo y afianzar la moral social es un plan de tratamiento de choque de la demanda (consumo e inversi¨®n). Un plan de esta envergadura no puede abordarse, digan lo que digan Rajoy, Guindos y Montoro, sin una subida fiscal que permita financiar la reactivaci¨®n de la econom¨ªa. Es una decisi¨®n pol¨ªtica que no debe demorarse, so pena de fracaso social, por m¨¢s que la tentaci¨®n sea aplazar las decisiones m¨¢s radicales hasta despu¨¦s de las elecciones andaluzas.
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