Unos 300 ni?os nacen en el mundo mientras usted lee esta p¨¢gina
El autor de estas im¨¢genes se pas¨® m¨¢s de un a?o retratando embarazadas por el mundo. Cinco en concreto, Vinotha, Deny, Angie, Sandy y Reyes; en cinco pa¨ªses de cuatro continentes. "La idea surgi¨® porque, treinta?ero como soy, hubo un momento en que todos a mi alrededor esperaban a su primer hijo, y eso me dio que pensar en c¨®mo cambia la vida ante la llegada de un beb¨¦, y en si ser¨ªa as¨ª en todas partes...", cuenta Jos¨¦ Salvador Guti¨¦rrez. Este fot¨®grafo jienense ide¨® un proyecto titulado Luz al mundo y se dispuso a retratar el proceso. Se sumergi¨® en ambientes geogr¨¢ficamente distantes, en universos de mujeres, maridos, familias, m¨¦dicos, casas, alcobas, preparativos, muchos miedos y muchos planes, para contemplar as¨ª, "c¨®mo el primer embarazo transforma a las familias y c¨®mo esto es diferente en sociedades distintas". ?Diferente? "Bueno, hay cosas que no: como la cara de miedo y v¨¦rtigo del padre primerizo ante la aventura que le espera", dice.
la mayor desigualdad entre el mundo industrializado y el que est¨¢ en desarrollo es la mortalidad materna
el lugar donde se nace determina el modo en que uno existe. Parir es un asunto pol¨ªtico
En india est¨¢ prohibido que el doctor revele a la familia el sexo del beb¨¦ para evitar el infanticidio de ni?as
Una similitud es que las madres se sienten madres desde los primeros d¨ªas de embarazo, pero los padres solo despu¨¦s de nacer el beb¨¦
Basta mirar alrededor. Se da a luz en el mundo a un ritmo fren¨¦tico: unos 300 ni?os cada minuto; casi cuatrocientos mil nacimientos al d¨ªa. Est¨¦s donde est¨¦s, las embarazadas o madres recientes suelen hablar de su condici¨®n; intercambian avances ¨²ltimos, tendencias, secretos de alimentaci¨®n y de revisiones obst¨¦tricas... Las mejores descripciones de c¨®mo se vive la maternidad las ofrecen ellas mismas. En el mundo occidental abunda la informaci¨®n, las revistas tem¨¢ticas sobre ser madre, padre o ambos; en el mundo en desarrollo, esta se suele transmitir por la radio, en publicidades por las calles (de salud p¨²blica, sida, enfermedades infecciosas...) y por el boca a boca. Todo este conocimiento y la parafernalia m¨¦dica, casera y familiar conforman el entorno que un beb¨¦ tendr¨¢ al llegar: si, por poner un ejemplo, la familia cree que un ni?o Jes¨²s le proteger¨¢, all¨ª estar¨¢ junto a la cuna su figura religiosa.
Pero de los 300 que nacen cada minuto, pocos lo hacen en pa¨ªses desarrollados. Gran parte, en un BRIC: India. Y por cada 1.070 varones ser¨¢n 1.000 hembras. Una ratio que se repite en casi todas partes, menos all¨ª. En India nacer mujer, por cuestiones de costumbre de dote, ya es el primer handicap para mantenerse con vida.
En India deb¨ªa haber nacido el te¨®rico habitante n¨²mero 7.000 millones del planeta el pasado octubre, pero fue en Filipinas. En las im¨¢genes que se emitieron por doquier aparec¨ªa su carita, su madre, la cl¨ªnica, los m¨¦dicos... El contexto. "India es decr¨¦pita y sabia al mismo tiempo", escribe Guti¨¦rrez en una suerte de diario, hecho blog y exposici¨®n y titulado Luzalmundo.wordpress.com, en el que fue recogiendo sus impresiones. "He vuelto con la libreta repleta de p¨¢ginas manuscritas con una caligraf¨ªa densa, para que quepa m¨¢s, todo aquello que quer¨ªa no olvidar, lo que ve¨ªa con ojos que parec¨ªan de otro...". "De nuevo miro el reloj... en un par de horas estar¨¦ en Bamako... Comienza el viaje". Era su primera parada.
Al seguir su traves¨ªa desde ese 13 de julio de 2009, en el aeropuerto de Casablanca (Marruecos), y hasta el 31 de julio de 2010 que la da por cerrada en Nueva York, va desbrozando el mundo a su paso. Est¨¢ todo ah¨ª: la distancia recorrida; la b¨²squeda y el contacto con las gestantes, sus familias m¨¢s o menos pudientes y su entorno m¨¢s o menos rural o urbano; la visi¨®n del mijo y el trigo crecidos cerca de la casa de la adolescente Deny; las cabras, las gallinas, los autom¨®viles, las palmeras, los mercados...; el calor que se pega al cuerpo; la m¨²sica de Van Morrison subido en la moto de Dicko mientras atraviesan Bamako; las conversaciones de unos y las risas de otros; el olor a semilla de karit¨¦; la ayuda de personas, como Adelaida, de M¨¦dicus Mundi, que le conduce hasta Vinotha; Carla, la matrona peruana, una mano para acceder a Sandy y su marido camionero, m¨¢s joven que ella, que habitan en una casa con cicatrices por culpa de un terremoto; la muerte, entre un viaje y otro, de For¨¦, el enfermero que se le hizo amigo...
Y tambi¨¦n quedan ah¨ª reflejados los gestos inconscientes de las pre?adas al tocarse sin querer la barriga; los rostros de los beb¨¦s, Amaze y Awa, nacidos antes de tiempo, y la luz de Nueva York que rebota, n¨ªtida y fr¨ªa en la piel de los edificios mientras ¨¦l busca una mujer encinta, sin orientaci¨®n, hasta que encuentra a Angie, en estado gracias a la inseminaci¨®n artificial. "Todas esas cosas que no se ven en la fotos", se las trajo consigo.
Y una evidencia surge al observar su trabajo: la manera como se viene al mundo depende del mundo al que uno viene. Parir es un asunto pol¨ªtico. El mundo a donde uno viene determina el tiempo que uno sobrevive. Para hacerse una idea, y siguiendo el informe de Unicef, Salud materna y neonatal, en un a?o -el tiempo que el fot¨®grafo emple¨®-, m¨¢s de medio mill¨®n de mujeres murieron por ese estado de buena esperanza, que para ellas se torn¨® en fat¨ªdico final. Fallece una mujer cada minuto hoy en el mundo por estas cuestiones, seg¨²n estableci¨® la ONU en 2000. Desde 1990 han sido alrededor de 10 millones de ellas, y unos cuatro millones de reci¨¦n nacidos cada a?o no sobreviven m¨¢s de 28 d¨ªas.
No hay mayor ¨ªndice de desigualdad que el de la mortalidad materna. Esa es la gran diferencia entre el desarrollo y la falta de ¨¦l: que el riesgo de muerte por causas relacionadas con la maternidad a lo largo de toda la vida es de tan solo uno entre 47.600 para una madre de Irlanda, por ejemplo, y de uno entre siete en N¨ªger. El lugar donde se nace determina el modo en que uno existe. Empezando por quedarse encinta o no: 215 millones de mujeres no tienen acceso a m¨¦todos contraceptivos. El t¨¦rmino planificaci¨®n familiar les es desconocido o inaccesible. Por tanto, su voluntad no cuenta. Influye el lugar en que uno nace en los usos y costumbres que se tendr¨¢n al nacer: un beb¨¦ occidental usar¨¢ alrededor de seis mil pa?ales desechables (240 durante el primer mes); uno no occidental, por ejemplo, en T¨ªbet, igual ni los ve en toda su vida. Le servir¨¢ un agujero en el pantal¨®n para facilitar la limpieza.
Hay abismos en salud contraceptiva, en la asistencia antes, durante y despu¨¦s del parto de un lugar u otro (revisiones, controles, an¨¢lisis de sangres, epidural o ecograf¨ªas... son t¨¦rminos si no desconocidos, s¨ª inalcanzables para muchas mujeres). Como los hay en las condiciones de vida b¨¢sicas (acceso a la educaci¨®n y la sanidad o incluso los alimentos: si naces de mujer educada tendr¨¢s 50% m¨¢s de probabilidades de sobrevivir por encima de los cinco a?os; 115 millones de menores de cinco a?os est¨¢n hoy desnutridos) y otras como el modo en que el cuerpo de la gestante se vuelve asunto p¨²blico, la forma de dar de mamar (abiertamente, sin ning¨²n pudor, en Mal¨ª; a cubierto, en otros), los virus que te pueden enfermar... A?os luz en la tecnolog¨ªa usada para el embarazo, sus estadios y complicaciones; los modos y maneras si tu madre o la matrona habita en los poblados de Mal¨ª, en las hacinadas ciudades de India o la moderna y socializada Europa del Norte. Algunos ejemplos: en una zona de India a las reci¨¦n paridas se las a¨ªsla en cuarentena en una tienda aparte con el beb¨¦ y nadie las asiste. Muchas mueren. En Sierra Leona las chicas tienen hijos antes de casarse para demostrar as¨ª que son f¨¦rtiles.
Y la forma en que cada madre vive su estado ?difiere de un sitio a otro? Ah¨ª fue donde nuestro fot¨®grafo quiso enfocar el objetivo. Seleccion¨®, tras hablar con diferentes ONG y consultar fuentes, los pa¨ªses por sus culturas diversas. Y la b¨²squeda de las embarazadas se convirti¨®, como en la vida misma, en la historia en s¨ª: para dar con ellas dio, a veces, palos de ciego; aprovech¨® encuentros y sugerencias y hasta tuvo que someterse al consejo de jefes y jefas de familia en Mal¨ª para ver qui¨¦n era la mujer adecuada "para ¨¦l" en la comunidad. "Al d¨ªa siguiente los tambores convocaban las reuniones necesarias", recuerda.
Todas las elegidas, Reyes, Sandy, Angie, Vinotha y Deny, se asemejan en que disfrutan de la asistencia sanitaria necesaria, y difieren en edad, trabajo, estudios. En Mal¨ª pregunt¨® en un hospital en medio de la selva (MZC, Mujeres en Zona de Conflicto); en India pidi¨® ayuda a M¨¦dicus Mundi, que trabajaban sobre el terreno y estos le recomendaron un hospital en el Estado de Kerala al que llamaban Our Lady of the Pillar (Nuestra Se?ora del Pilar); en Per¨² dio con una asociaci¨®n que le ech¨® una mano; en EE UU busc¨® a solas, hasta que dio con la persona adecuada, a la que encontr¨® "por amor al arte" y con ayuda del destino. Y en Espa?a fue una amiga, Reyes. "Y result¨® ser la parte m¨¢s dif¨ªcil: nadie es profeta en su tierra".
?Qu¨¦ encontr¨®? "Mal¨ª me impresion¨®. Era el sitio que me parec¨ªa m¨¢s alejado, y result¨® el m¨¢s sorprendente. Ser madres es responsabilidad de chicas muy j¨®venes, adolescentes. En Mal¨ª me sent¨ª hermano, familia, sociedad, comunidad. Y nunca solo". ?El m¨¢s extra?o? "En India no consegu¨ª hacerme entender, son como gatos, nunca sabes qu¨¦ piensan... En Mal¨ª ten¨ªa a Kapuscinski con su libro ?bano para orientarme, en India fui a pecho descubierto, castas, etnias y gremios. Nunca los he comprendido, ni su civilizaci¨®n, ni sus contradicciones: la ley, por ejemplo, no permite que se diga el sexo del beb¨¦ antes de nacer, pero el infanticidio se asume como algo normal. Mi chica era educada, universitaria y sin embargo se somet¨ªa a costumbres que no entiendo".
Estados Unidos fue para ¨¦l como una pel¨ªcula de Hollywood. "Angie y Rich son una pareja que vive permanentemente en la cresta de una ola. As¨ª, pensaban que un hijo les iba a traer la tranquilidad de que carec¨ªan. El beb¨¦ ten¨ªa ya todo antes de nacer, exagerado. Me aceptaron, pero marcaron l¨ªmites. Son conscientes de su realidad pero, al tiempo, actores de su propia pel¨ªcula. Lo m¨¢s bonito fue c¨®mo conoc¨ª a Angie".
Y Per¨², "como estar en casa de una amiga en medio de influencias espa?olas por todas partes". Finalmente, ?en Espa?a? "Fotografi¨¦ y segu¨ª a Reyes en Umbrete, era como mi pueblo. Y fue lo m¨¢s dif¨ªcil. Un lugar muy tradicional, todos se conocen, muy rural, tiene la ciudad deportiva mayor de la zona, un centro de cultura, teatro municipal para 4.000 habitantes, y es famoso por su amor a la pirotecnia, cada domingo hay fuegos artificiales por bautizos o bodas".
Mejorar la salud maternal es uno de los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Y mejorarla significa derechos e igualdad. Ann M. Veneman, directora de Unicef, indica: "Los avances en la salud materna y neonatal no se han producido en paralelo a los de la supervivencia infantil, ya que la reducci¨®n de la mortalidad general de menores de cinco a?os entre 1990 y 2007 fue de un 27%". ONG y organismos internacionales se afanan para intentar frenar estos datos obstinados. De esto saben bastante tres activistas sobre el terreno que se reunieron hace unas semanas en un desayuno de Unicef con la reina Sof¨ªa. Carmen Garrig¨®s (Afganist¨¢n), Isabel Crowley (Liberia) y Mar¨ªa Jes¨²s Conde (Rep¨²blica Dominicana) hablaron de su larga experiencia y las tres coincidieron: el cuidado de las mujeres y los menores es garant¨ªa de prosperidad y futuro para un pa¨ªs. La ¨²ltima habl¨® de cifras (10 muertes por cada 1.000 embarazos es la tasa en la Rep¨²blica Dominicana) y coment¨® el buen resultado de iniciativas como las llamadas Ligas de Parto Limpio que hicieron que las muertes por sepsis se redujeran a cero en 2010 en ese pa¨ªs, gracias a la intervenci¨®n de los diferentes actores sociales de la propia comunidad. "Los partos limpios favorecen la reducci¨®n de costes, salvan vidas, disminuyen los ingresos hospitalarios por infecciones", dijo Conde.
Cuanta m¨¢s discriminaci¨®n y m¨¢s exclusi¨®n de las mujeres en un lugar, menor desarrollo, es un hecho ya asumido. "Y la pobreza muchas veces no tiene que ver con los recursos y rentas, sino con pol¨ªticas equivocadas e injustas tal como se ha visto que sucede en estos tres pa¨ªses de los que hablamos", concluy¨® Garrig¨®s, que trabaja en un Afganist¨¢n nada f¨¢cil. Daba ejemplos: la tradici¨®n de parir en las casas provoca muertes innecesarias... All¨ª, en Afganist¨¢n, es un problema de derechos de las mujeres, no de recursos, pues hay hospitales preparados. Y otro aspecto citado: es imprescindible incluir al hombre en las acciones de cambio. "En Liberia, las campa?as de salud se deber¨ªan hacer con y para ellos. Las mujeres saben bien, por ejemplo, cu¨¢ndo un acto es una violaci¨®n, pero ellos, muchas veces, no", cerr¨® Crowley.
Visto en la distancia ahora, confiesa el fot¨®grafo sentir debilidad por ?frica. Y dice que s¨ª, que repetir¨ªa su periplo con los ojos cerrados. "Quiz¨¢ fueron el asi¨¢tico y el africano los m¨¢s complicados por culpa de la comunicaci¨®n; por mis escasos conocimientos de hindi o de tamil, y de b¨¢mbara, no par¨¦ de usar la m¨ªmica, pero fue lo m¨¢s divertido". ?En qu¨¦ nos parecemos unos y otros, unas y otras? En dos cosas, afirma: "En que los abuelos mantienen siempre una relaci¨®n especial con los nietos, y en que la embarazada tiene una relaci¨®n biol¨®gica y racional con su ni?o desde el principio; se siente madre desde los primeros d¨ªas, pero el padre no; este tiene una relaci¨®n racional l¨®gica solo cuando nace el beb¨¦, es entonces cuando se siente padre de verdad".
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