Expectativas de cambio
Los empresarios m¨¢s prudentes est¨¢n a la espera de conocer la estrategia global del nuevo Gobierno contra la crisis financiera y la recesi¨®n econ¨®mica. El pragmatismo impone juzgar o decidir en funci¨®n de los hechos, y los hechos conocidos hasta ahora se limitan a un recorte presupuestario radical para cuadrar las cuentas de 2011. Hay anuncios, s¨ª, de reformas laboral y financiera, pero solo son anuncios; hay promesas de reformas en la lucha contra el fraude, promesas de ajustes m¨¢s dr¨¢sticos en caso de necesidad y adelantos de medidas de est¨ªmulo fiscal para crear empleo. No es necesario subrayar que algunas de estas propuestas son contradictorias. Pero decisiones, lo que se dice decisiones, hay pocas. Y todas en la misma l¨ªnea, sin duda necesaria, porque es el carril conocido que impone el compromiso con la CE: ajustes y estabilidad presupuestaria. De la vertiente de est¨ªmulo econ¨®mico, nada se sabe. Ni siquiera si es posible. Tambi¨¦n conviene recordar que hay elecciones en Andaluc¨ªa (marzo) y que todas las decisiones impopulares se aplazar¨¢n probablemente hasta abril.
En estas circunstancias, las opiniones de los empresarios recogidas en el Bar¨®metro de Empresas de Negocios tienen un inter¨¦s evidente, pero que deber¨¢ ser completado cuando est¨¦ encima de la mesa el mapa total de esa estrategia contra la crisis. No es sorprendente que las empresas consultadas aprueben (51,2%) las medidas correctoras del equipo econ¨®mico de Rajoy, porque el control del d¨¦ficit es prioritario para una mayor¨ªa de empresarios y directivos. Pero s¨ª es significativo que el 46,1% considere que la carga fiscal que se deriva de la subida de impuestos es injusta. Atenci¨®n, no se trata propiamente de justicia e injusticia; lo que las empresas dejan entrever es que hay otras opciones de subida fiscal, m¨¢s oportunas y rentables (para los intereses del ajuste presupuestario, se entiende), que un aumento del IRPF. Pero la decisi¨®n de subir la renta obedece probablemente a un c¨¢lculo interesado del Gobierno. Permite decir (aunque sea falso) que se reparten las cargas de la correcci¨®n presupuestaria entre todos y evita el enfrentamiento con sindicatos o agrupaciones de intereses que podr¨ªan sentirse agredidos con subidas en otros impuestos. El PP soslayar¨¢ cualquier cambio o reforma que implique costes pol¨ªticos; y como est¨¢ comprobado que las reformas de verdad tienen costes (en enfrentamientos, en votos), las expectativas de que el PP acometa esos cambios estructurales son m¨¢s bien reducidas.
Sin necesidad de forzar las interpretaciones estad¨ªsticas, est¨¢ fuera de duda que los empresarios esperan medidas de est¨ªmulo a la actividad econ¨®mica. Mientras el discurso econ¨®mico va girando lentamente (ya es corriente o¨ªr que solo con ajustes y reformas no se remontar¨¢ la crisis), empieza a tomar cuerpo la necesidad urgente de un tratamiento de choque para aumentar la demanda y estimular la actividad econ¨®mica. La cuesti¨®n, y es ah¨ª donde se centran las expectativas de los empresarios, es si las propuestas que dejan entrever los ministros de Econom¨ªa y Hacienda constituyen un "choque" suficiente a corto y medio plazo. La idoneidad se comprobar¨¢ cuando las propuestas se conozcan detalladamente, pero, como suele decirse en estos casos, lo que se sabe hasta hoy parece poco prometedor. -
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