La pobreza atrapa a la clase media europea
Ya hay m¨¢s de 115 millones de pobres en la UE - La exclusi¨®n se ceba en la precariedad
Dimitris Pavl¨®pulos tiene una pensi¨®n de 550 euros al mes, y un desembolso en medicinas que ronda los 150. El recorte de subvenciones en gasto farmac¨¦utico le obliga a elegir entre comprar un litro de leche (1,5 euros) o una de las recetas que su enfermedad demanda, porque le es imposible afrontar ambos gastos.
Manuel G. es un parado de larga duraci¨®n que a?ora el mileurismo de las primeras embestidas de la crisis. Perdi¨® su trabajo de administrativo hace tres a?os y ha agotado la prestaci¨®n por desempleo. Sin colch¨®n familiar, vive en una habitaci¨®n alquilada y recurre a los comedores sociales y el reparto de ropa de una ONG.
Los ecuatorianos Roberto y Marilisa Madera, alba?il y empleada de hogar, acaban de ser desahuciados de la vivienda que compraron hace seis a?os en Madrid. Con cuatro hijos y la renta m¨ªnima de inserci¨®n, dudan si volver a su pa¨ªs: la falta de expectativas les frena, y a¨²n deben 100.000 euros de la hipoteca.
La pobreza ya no est¨¢ ligada a la mendicidad, sino a la normalidad
"Los voluntarios de antes son hoy beneficiarios", advierte C¨¢ritas
El escenario de recorte de gasto social amplifica los efectos de la crisis
En Grecia hay casos de desnutrici¨®n por restricciones en el consumo
Son las v¨ªctimas de la crisis: sectores de la sociedad que hace solo un lustro figuraban entre la clase media, o media-baja, son hoy nuevos pobres. Personas que deben elegir entre hacer una comida caliente al d¨ªa o caldear la casa; entre pagar la hipoteca o alimentarse. Casos que dinamitan la tradicional imagen de la pobreza ligada a la mendicidad: cada vez m¨¢s, la pobreza se asocia a normalidad. "Los voluntarios de antes son hoy beneficiarios nuestros", explica Jorge Nu?o, secretario general de C¨¢ritas Europa.
Seg¨²n la Uni¨®n Europea, en 2009 hab¨ªa 115 millones de personas en riesgo de pobreza y exclusi¨®n social en territorio de los Veintisiete (el 23,1% de la poblaci¨®n), "sin contar otros 100 o 150 millones en el filo de la navaja", explica Nu?o, "porque dos meses de paro y una hipoteca a cuestas hunden a cualquiera". En 2007, antes de que la coyuntura econ¨®mica diera muestras de deterioro, eran 85 millones de ciudadanos europeos (el 17% de la poblaci¨®n) los que se hallaban por debajo del umbral de pobreza relativa. En la lista figuran pa¨ªses como Grecia, Espa?a o Irlanda, "pero tambi¨¦n Francia, Alemania o Austria", apunta Nu?o.
No pintan mejor las cosas en Reino Unido, con una tasa de pobreza infantil tan abismal que figura en el puesto 22? de los Veintisiete, seg¨²n datos de la John Rowntree Foundation. Londres es la urbe con mayor porcentaje de menores en situaci¨®n de pobreza del pa¨ªs. La herencia social tatcheriana, elevada al cubo por la crisis, tiene hoy contra las cuerdas al 22% de la poblaci¨®n brit¨¢nica (13,4 millones de personas).
Los ejemplos muestran las v¨ªas de agua del sistema: el endeudamiento familiar; la quiebra de Estados pr¨®digos en subvenciones o la existencia de trabajos de mala calidad, como los millones de empleos perdidos en la construcci¨®n en Espa?a. "Si tras la crisis de 1993-94 enderezar la tasa de empleo cost¨® siete a?os, el paro ahora es mucho m¨¢s estructural: se han perdido cerca de tres millones de puestos de trabajo precarios", se?ala Francisco Lorenzo, del equipo de estudios de C¨¢ritas.
?C¨®mo se mide la penuria? La calificaci¨®n de pobreza como posici¨®n econ¨®mica relativa con respecto a la media de ingresos del pa¨ªs y el tama?o de la unidad familiar se aplica, por ejemplo en Espa?a, a hogares con ingresos inferiores a 7.980 euros al a?o, incluidas las transferencias sociales (datos de 2009). Hay dos tipos de pobreza, la moderada o relativa (un 60% de la media de ingresos del pa¨ªs) y la severa (un 40%). "La mayor¨ªa de los pobres se sit¨²an cada vez m¨¢s lejos de este umbral. Los pobres se han hecho m¨¢s pobres, pero tambi¨¦n es cierto que a los comedores sociales acude gente que no hab¨ªa ido nunca. Las tasas de pobreza han crecido espectacularmente en ni?os -uno de cada cuatro est¨¢ en situaci¨®n de pobreza en Espa?a-, y bastante en inmigrantes y j¨®venes", explica el soci¨®logo Paul Mari-Klose, del CSIC.
"Hablamos de situaciones de privaci¨®n, de no poder llegar a fin de mes, o de comer carne menos de dos veces a la semana. Pero en Espa?a, como en Grecia, Portugal o Italia, no ha aumentado tanto la extensi¨®n de la pobreza como la severidad de la misma, y su concentraci¨®n en determinados grupos. Durante la expansi¨®n econ¨®mica, muchos j¨®venes se emanciparon precariamente, y ahora se hallan en situaciones l¨ªmite. En Islandia ha habido un incremento espectacular de la pobreza sobre todo en la infancia", a?ade Mari-Klose.
La crisis est¨¢ acercando en las estad¨ªsticas de pobreza y exclusi¨®n de Eurostat a pa¨ªses como Portugal, Irlanda, Grecia y Espa?a y a pa¨ªses del Este reci¨¦n incorporados a la UE; a capas cada vez m¨¢s amplias de la poblaci¨®n de Estados s¨®lidos y a puntales del Estado de bienestar venidos a menos, como Islandia tras la quiebra de su sistema bancario.
Pero la media comunitaria presenta una elevada dispersi¨®n. Bulgaria (46,2%) y Ruman¨ªa (43,1%) casi la duplican, seg¨²n Eurostat. En el otro extremo se hallan la Rep¨²blica Checa (14%), los Pa¨ªses Bajos (15,1%) y Suecia (15,9%). Espa?a ocupa un lugar intermedio, el 23,4%. Pero estar en mitad de la tabla es pasar inadvertido: la suma de riesgo estructural (en 2007, cerca del 20%), d¨¦ficit de protecci¨®n social y r¨¦cord de desempleo (el 22,8%) apunta un futuro nada halag¨¹e?o.
Los expertos en pol¨ªticas p¨²blicas coinciden en que a los tres n¨²cleos tradicionalmente m¨¢s expuestos a la pobreza -ni?os y mayores, mujeres e inmigrantes, es decir, la edad, el g¨¦nero y la etnia como factores de intensificaci¨®n de la misma- se ha sumado una legi¨®n de ciudadanos sin etiquetas en un contexto de recorte de gastos sociales, lo que amplifica los efectos de la crisis: Son "personas con un trabajo muy precario, a las que resulta dif¨ªcil llegar a fin de mes y que encima no tienen ayudas; gente entre los 30 y los 45 a?os, con o sin cargas familiares, y sin subsidios porque tienen alg¨²n ingreso, que se ve obligada a volver con sus padres si quiere seguir pagando la hipoteca", sostiene Joan Subirats, de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona. "Los otros sectores est¨¢n m¨¢s vigilados, pero estas clases medias bajas no estaban bajo el foco. Desde el establecimiento de las pol¨ªticas sociales el factor trabajo es el discriminante a la hora de acceder o no a una ayuda, y este segmento de la poblaci¨®n est¨¢ en el l¨ªmite", a?ade.
El estado de pr¨¢ctica inanici¨®n de amplias capas de la sociedad europea no solo es un problema de ¨ªndole social; tambi¨¦n tiene una proyecci¨®n pol¨ªtica evidente: cada vez hay m¨¢s ciudadanos en los m¨¢rgenes del sistema.
"Buena parte de los votantes de Plataforma per Catalunya [partido de extrema derecha, xen¨®fobo] salen de estos sectores m¨¢s desfavorecidos", explica Subirats; "se preguntan, sin hallar una respuesta, por qu¨¦ ellos no tienen derecho a una beca comedor para sus hijos mientras los inmigrantes, uno de los focos tradicionales de los servicios sociales, s¨ª la reciben".
Aunque la mayor¨ªa de los expertos consultados previene de la tentaci¨®n de hacer de los "nuevos pobres" las ¨²nicas v¨ªctimas de la crisis, y subrayan el deterioro de sectores previamente empobrecidos, lo que resulta innegable es que, tras casi tres lustros de vacas gordas y nuevos ricos, la crisis ha laminado un segmento de la poblaci¨®n que, hasta 2007, ten¨ªan sus necesidades b¨¢sicas cubiertas. El fiel de la balanza es con frecuencia el pago de la hipoteca, y esta es una de las caracter¨ªsticas de la crisis que no presentan otros socios comunitarios.
Pero en la pesadilla de los nuevos pobres hay muchos m¨¢s factores que el impago. Entre los miembros m¨¢s recientes de la UE, el principal lastre es el d¨¦ficit estructural heredado; la mayor¨ªa son reg¨ªmenes excomunistas reconvertidos a marchas forzadas, como Letonia (37,4% de riesgo de pobreza y exclusi¨®n); Lituania, Hungr¨ªa, Bulgaria y Ruman¨ªa.
En Grecia, el fantasma del hambre ha devenido sangrante realidad. El jubilado Pavl¨®pulos, de 75 a?os, es beneficiario de la ONG M¨¦dicos del Mundo-Grecia. Desde que el primer plan de ajuste (2010) suprimi¨® numerosas subvenciones, el hombre consume su pensi¨®n en 10 d¨ªas, y luego recurre al reparto de medicamentos y comida de la ONG.
"Hemos lanzado una campa?a de donaci¨®n de medicinas y alimentos para casos de extrema necesidad. Sin ¨¢nimo de compararnos con ?frica, hemos constatado numerosos casos de desnutrici¨®n entre jubilados, menores e inmigrantes; no es hambruna, pero s¨ª restricciones en la dieta", se?ala Yanis Yanak¨®pulos, portavoz de la ONG. Varios sindicatos de la ense?anza han referido casos de desmayos en alumnos de primaria por hambre; el Ministerio de Educaci¨®n asegura estar sobre aviso.
2010 pas¨® sin pena ni gloria como el A?o Europeo de Lucha contra la Pobreza y la Exclusi¨®n Social. Conclu¨ªa as¨ª la Estrategia de Lisboa, que pretend¨ªa obrar "un efecto decisivo en la erradicaci¨®n de la pobreza", y arrancaba la Estrategia 2020. Pero la crisis ha arrumbado los buenos prop¨®sitos. El principal objetivo de la Estrategia 2020, reducir en 20 millones el n¨²mero de pobres en esta d¨¦cada, amenaza con convertirse en papel mojado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.