Jes¨²s Navarro, el embajador del azafr¨¢n espa?ol
Convirti¨® la firma Carmencita en una de las mayores exportadoras de especias
Jes¨²s Navarro ol¨ªa el azafr¨¢n a kil¨®metros de su casa en Novelda, Alicante. All¨ª, en este municipio en el que naci¨® en 1928, consolid¨® la creaci¨®n de su padre, que se llamaba como ¨¦l y que cre¨® Carmencita, la empresa que esparci¨® por todo el mundo el azafr¨¢n de La Mancha. Y en Novelda, adonde atrajo a artistas e intelectuales para que hablaran del mundo y tambi¨¦n de la memoria hist¨®rica de este pa¨ªs, muri¨® el domingo a los 83 a?os.
Su padre aprendi¨® a leer a los 14 a?os; llevaba detr¨¢s, dec¨ªa ¨¦l, "una mulita", era un medianero; un d¨ªa contempl¨® c¨®mo otros comerciaban con el azafr¨¢n, y decidi¨® que esa era la industria a la que ¨¦l deb¨ªa dedicarse. Para hacerlo fue para lo que aprendi¨® a leer.
Jes¨²s Navarro Valero viene de esa estirpe, y recordando esas circunstancias, que a ¨¦l lo hicieron el empresario que fue, lo conoc¨ª hace unos meses en el despacho que le dejaban su hijo Jes¨²s y los familiares. Desde hace casi 20 a?os, son ellos quienes llevan adelante esta empresa familiar que nutre de azafr¨¢n y otras especias al mundo entero, con una cuota del mercado espa?ol del 25%, una facturaci¨®n de 50 millones de euros y un poderoso logotipo inspirado en su hermana Carmencita, a la que el padre del empresario fallecido toc¨® con un sombrero andaluz para satisfacer a sus clientes andaluces.
La ¨²ltima creaci¨®n de Jes¨²s Navarro Valero fue un paellero que ¨¦l hizo famoso y que te mostraba como si fuera un cuadro o un amuleto. En ese entonces, antes de que se le manifestara el c¨¢ncer que termin¨® con su vida, se paseaba por la sede de Carmencita en Novelda como si ese h¨¢bitat (y aquellos olores) fueran parte de su alma, de sus sue?os y de algunas de sus pesadillas.
Hablaba con sabor, por decirlo as¨ª, pues precisamente del sabor vive la empresa que cre¨® su padre. Ah¨ª empez¨® a trabajar en 1950, cuando el empaquetado del azafr¨¢n todav¨ªa se hac¨ªa a mano. En ese a?o diversific¨® sus productos, ingres¨® en otras aventuras (el m¨¢rmol, la uva, el tomate...) y alcanz¨® una notoriedad que la hizo imprescindible en el sector alimentario espa?ol. Desde el punto de vista social, en su pueblo y en la Comunidad Valenciana estuvo ligado a las m¨¢s diversas instituciones financieras y filantr¨®picas.
El azafr¨¢n fue su obsesi¨®n y su meta; estaba muy orgulloso de que los hind¨²es lo reclamaran para su gastronom¨ªa y para sus ritos, pero le daba mucha importancia al hecho de que los ¨¢rabes (a partir de los ochenta) lo pidieran tambi¨¦n para usarlo como sustancia vigorizante... "En el golfo P¨¦rsico, por ejemplo. Ponen casi un gramo en una tetera, le a?aden el agua y lo toman para darse vigor... ?No te parece fant¨¢stico?".
Era de esos empresarios que a¨²n hoy identifican a cada uno de sus empleados con el nombre propio; en el espacio ampliado de su empresa ("que mi padre reconocer¨ªa hoy tan solo por el olor") se paseaba mezclando saludos con memorias compartidas de operarios que a su vez eran hijos de operarios que trabajaron con el fundador... de hecho, era uno de los pocos empresarios que nunca despidi¨® a nadie.
Cuando mecaniz¨® la empresa -un mec¨¢nico de coches adapt¨® al envasado de azafr¨¢n una m¨¢quina que otro fabricante hab¨ªa retirado por inservible-, ampli¨® el negocio para no dejar en la calle a ning¨²n trabajador y se lanz¨® a la exportaci¨®n. Jes¨²s, su hijo y sucesor, mantiene esa misma filosof¨ªa.
Sobre la raz¨®n del ¨¦xito de su padre, que heredaron ¨¦l y sus sucesores actuales, me explic¨® Jes¨²s Navarro: "Un d¨ªa le pregunt¨¦ a mi padre qu¨¦ hab¨ªa hecho para vender m¨¢s azafr¨¢n y convertirse en el principal exportador del producto. '?C¨®mo se te ocurri¨®?', le dije. ?l empez¨® a mirar de un sitio para otro, como intentando comprobar que no nos o¨ªa nadie, y me respondi¨®: '?Y yo qu¨¦ collons s¨¦!". Cuando le vi en el espacio que m¨¢s quer¨ªa le pregunt¨¦, ante el vigor que desplegaba, si no ser¨ªa el azafr¨¢n lo que le manten¨ªa as¨ª... Entonces volvi¨® a acordarse del padre, y exclam¨®: "?Y yo qu¨¦ collons s¨¦!".
Era un hombre "muy feliz", me dijo... "Mi padre era como un torrente, yo no lo he sido. Mi mayor val¨ªa son mi mujer, mis hijos, mis sobrinos... Y estoy en Novelda, esta es mi vida".
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