Progresista
Gallard¨®n, el alcalde que quer¨ªa ser ministro, se ha destapado afirmando que volver¨¢ a la ley del aborto basada en los tres supuestos (malformaci¨®n del feto, violaci¨®n o trastorno psiqui¨¢trico de la embarazada). Adi¨®s a la ley de plazos. Y lo ha anunciado con una frase que me ha dejado at¨®nita: "Es la medida m¨¢s progresista que pod¨ªa tomar". Vaya adjetivo del que se ha servido. Progresista. Gallard¨®n siempre sorprende. Es un experto redomado en la cabriola verbal. Por un lado, contenta a esa derecha a la que la ley de plazos proporcion¨® tantas horas de airadas tertulias; por otro, quiere curarse en salud calificando esta vuelta atr¨¢s con un ep¨ªteto que pretende santificar su decisi¨®n.
El adjetivo elegido para su nueva ley, que es en realidad la antigua, roza el absurdo.
Progresista es un t¨¦rmino reconvertido en insulto en boca de muchos hooligans de la derecha. Ya no digamos "progre", que tiene la connotaci¨®n de cutre e inmoral. De manera que no creo que calificar de progre este feliz retorno al pasado sea del agrado de algunos de sus votantes. A m¨ª, adem¨¢s de parecerme incorrecto, me subleva. Volver a la antigua ley es regresar a una din¨¢mica hip¨®crita. Como ya nos dijo la experiencia, de los tres supuestos, habr¨¢ uno al que las mujeres recurrir¨¢n m¨¢s que a los otros dos: el del trastorno mental. Deber¨¢n demostrar que no est¨¢n en sus cabales. Lo cual casa con la idea de que en muchas ocasiones la mujer no sabe lo que hace. Cabe tambi¨¦n la posibilidad de que en esta ocasi¨®n haya presiones pol¨ªticas (morales) para que ese tercer supuesto no se convierta en un coladero como ocurr¨ªa antes. Habr¨¢ que darle entonces la enhorabuena a las agencias de viajes que podr¨¢n desempolvar el viejo pack de fin de semana al extranjero con intervenci¨®n hospitalaria incluida. Si eso es progresista, que venga Dios y lo vea.
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