M¨¢s bachillerato
El Bachillerato actual de s¨®lo dos cursos resulta m¨¢s bien corto. Es ¨¦ste un lugar com¨²n que se escucha con alguna frecuencia entre los profesores que lo imparten. Y responde a una preocupaci¨®n que viene impulsada por lo que podr¨ªamos denominar una presi¨®n desde arriba. Desde la Universidad se extiende la queja de que los alumnos les llegan con una formaci¨®n deficiente. Pero junto a la presi¨®n desde arriba existe tambi¨¦n un prejuicio hacia abajo, una doble din¨¢mica que puede ayudar a comprender esa sensaci¨®n de apretura, de escasez, que provoca el Bachillerato actual. El prejuicio hacia abajo reside en minusvalorar el grado de exigencia de los estudios comunes: deben adaptarse al nivel medio general del alumnado, esa igualaci¨®n hacia abajo de la que algunos se quejan, y eso provoca una degradaci¨®n del nivel de la ense?anza. El Bachillerato actual prepara mal para la Universidad, pero su fracaso deriva del escaso tiempo de que dispone para poder enderezar el estrago que le viene de abajo, de la ESO y de la Primaria.
Todo esto seguramente no responde a la realidad, pero se trata de un argumento bastante generalizado y que puede hallarse en el origen de la nueva reforma educativa que nos propone el actual ministro de Educaci¨®n. La propuesta no es nueva, pues ya la hizo el PP hace unos a?os. El nuevo Bachillerato tendr¨¢ tres cursos, uno m¨¢s que el actual, pero ganar¨¢ ese curso a expensas de un curso perdido en la etapa previa, la ESO, que pasar¨¢ de tener cuatro a tener tres. Como no parece probable que esa reducci¨®n en cursos conlleve una intensificaci¨®n del programa en la ESO resultante, el balance final en cuanto a contenidos para la Secundaria, tanto la obligatoria como la postobligatoria, ser¨¢ muy similar al actual, con lo que no s¨¦ si se conseguir¨¢ salvar la presi¨®n desde arriba -?llegar¨¢n mejor preparados nuestros alumnos a la Universidad?-, pero s¨ª se conseguir¨¢ reducir el prejuicio hacia abajo, que es como se pretende conseguir, al parecer, la salvaci¨®n de nuestro sistema educativo.
Contra la reforma planteada por Wert se ha aducido la situaci¨®n en la que quedar¨¢n esos alumnos que, habiendo finalizado la ESO con quince a?os y no teniendo intenci¨®n de cursar ni el Bachillerato ni la FP, tengan sin embargo que escolarizarse un a?o m¨¢s porque as¨ª lo obliga la ley. Tambi¨¦n se ha alegado la desigualdad que introducir¨ªa entre los alumnos, al rebajar para algunos la formaci¨®n m¨ªnima com¨²n. Son objeciones que encuentran f¨¢cil respuesta cuando uno las plantea: no habr¨¢ problemas con los alumnos que hayan finalizado la ESO con quince a?os: continuar¨¢n. En cuanto a los otros, los que hayan repetido alg¨²n curso -un 40% de los chicos- tendr¨¢n la edad legal requerida para, con titulaci¨®n o sin ella, poder abandonar sus estudios. El Bachillerato tal vez no haya mejorado sus contenidos, pero mejorar¨¢ su alumnado, al recuperarlo un a?o de la fatal deriva com¨²n. No s¨¦ si la sociedad espa?ola mejorar¨¢ algo con ello.
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