Alfonso Nieto, bandera de los libres
Hace unas semanas, cuando ya sab¨ªa que estaba perdiendo su larga batalla contra el c¨¢ncer, Alfonso Nieto, fallecido anteayer, recibi¨® un correo electr¨®nico de S?o Paulo; un colega de Brasil le escrib¨ªa: "Imagino que ahora le gustar¨¢ recorrer con el pensamiento su vida y recordar con alegr¨ªa que ha formado a muchas personas de tantos pa¨ªses...".
En realidad, ni siquiera al final de su vida Alfonso Nieto se entretuvo en contemplar con nostalgia el pasado; siempre miraba hacia delante, atento para detectar en qu¨¦ nuevas aventuras pod¨ªa embarcarse para lograr un impacto positivo en la sociedad. En mis ¨²ltimas conversaciones con ¨¦l en la cl¨ªnica casi solo hablaba de proyectos: planes de la universidad en China, posibles actividades acad¨¦micas en Nueva York...
Tras doctorarse con una tesis en Derecho Mercantil, su inter¨¦s se centr¨® muy pronto en el mundo de la empresa informativa. Tuvo una trayectoria acad¨¦mica pionera, fruto tambi¨¦n de su singular intuici¨®n. Escribi¨® sobre el desarrollo de la radio de frecuencia modulada, la prensa gratuita o las experiencias previas a Internet a?os antes de que esos nuevos modos de comunicar fueran una realidad consolidada. Recibi¨® m¨²ltiples reconocimientos por su labor acad¨¦mica.
Fue uno de los impulsores de las facultades de Informaci¨®n en Espa?a, convencido de la importancia de una formaci¨®n s¨®lida de esos profesionales. Desde su c¨¢tedra ense?¨® a muchas generaciones de estudiantes el valor de la libertad de informaci¨®n y supo defenderla en situaciones complicadas. Como en el conocido poema de Chesterton, mantuvo erguida la cabeza como bandera de los libres.
En 1979 fue nombrado rector, cargo que desempe?¨® hasta 1991. La Universidad de Navarra dio pasos importantes durante esos 12 a?os, pero, por encima de esos logros, a Alfonso Nieto le importaba cada persona. Conoc¨ªa nombres y circunstancias familiares de muchos alumnos, profesores, bibliotecarios, bedeles, secretarias, m¨¦dicos y enfermeras de la universidad. Se acordaba de ellos porque les quer¨ªa y esa amistad era correspondida: por su despacho de la biblioteca pasaban a menudo antiguos alumnos y empleados que se hab¨ªan jubilado hac¨ªa tiempo, pero que buscaban un consejo, deseaban agradecer una ayuda recibida o a los que simplemente les hac¨ªa ilusi¨®n ense?arle fotograf¨ªas de hijos o nietos.
Miembro del Opus Dei desde su juventud, se esforz¨® por vivir en coherencia con su fe, volcado en atenciones con sus alumnos, sus amigos y sus colegas de trabajo. Descanse en paz.
?ngel J. G¨®mez-Montoro es rector de la Universidad de Navarra.
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