"Soy tan feminista como la que m¨¢s"
Anne Sinclair fue uno de los personajes m¨¢s analizados y fotografiados de 2011. El 15 de mayo, su vida "qued¨® suspendida", seg¨²n recuerda ahora. Su marido, el economista Dominique Strauss-Kahn (DSK), fue detenido en Nueva York despu¨¦s de que una camarera del Hotel Sofitel le denunciara por violaci¨®n. Strauss-Kahn era entonces director ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el gran favorito de la izquierda francesa para suceder a Nicol¨¢s Sarkozy en las presidenciales de esta primavera. De repente, Sinclair, que fue una gran estrella de la televisi¨®n de los a?os ochenta y noventa, pas¨® al otro lado del espejo y se convirti¨® en la noticia del a?o, o al menos en la mitad de ella.
"Resulta violento sentirse espiada, escudri?ada, acosada. Se han traspasado ciertos l¨ªmites"
"Mi vida privada solo nos importa a mi marido y a mi familia, y a nadie m¨¢s"
"En Internet, lo mejor es la rapidez y la transparencia; lo peor es tambi¨¦n la rapidez y la transparencia"
"Los peri¨®dicos son cada vez m¨¢s pertinentes para aportar lo que Internet no sabe hacer"
Durante seis meses, la pareja vivi¨® en el ojo del hurac¨¢n. En agosto, DSK fue liberado de todos sus cargos y en septiembre anunci¨® su retirada de la pol¨ªtica. Su esposa, siempre a su lado, siempre en silencio, se puso al frente de las operaciones defensivas y aguant¨® el primer terremoto y sus secuelas posteriores: las acusaciones, finalmente prescritas, de Tristane Banon; un esc¨¢ndalo de prostituci¨®n de Lille que salpic¨® a su marido, y el bombardeo a veces morboso de los mismos medios que hasta mayo de 2011 (salvo una excepci¨®n) nunca hab¨ªan osado hablar del problema DSK.
Hoy, la vida de Anne Sinclair (Nueva York, 1948) parece haber vuelto a la calma. Hace unos d¨ªas, ha presentado en Par¨ªs la edici¨®n francesa de The Huffington Post, el diario digital del que es m¨¢xima responsable editorial y que pronto se publicar¨¢ en espa?ol con EL PA?S. Tras romper su largo silencio en Francia con la revista Elle, concede ahora a este diario su primera entrevista a un medio extranjero.
La cita es en un caf¨¦ de la maravillosa plaza de los Vosgos, cerca de la casa donde vive con su marido. Llega puntual. Sigue siendo una mujer muy atractiva, de verbo f¨¢cil y r¨¢pido, un buen humor afilado, y pasa con soltura del franc¨¦s al ingl¨¦s. Cuenta que est¨¢ feliz con volver al trabajo ("al fin la normalidad"), aunque sigue dolida por la "violencia" con que a su juicio los medios trataron su vida privada. "Entiendo bien que deb¨ªan informar porque mi marido es un personaje p¨²blico, pero algunos rompieron todos los diques y contaron muchas novelas. Medios te¨®ricamente serios se convirtieron en tabloides meti¨¦ndose en mi vida personal, incluso en mi alma, diciendo lo que yo pensaba sin saberlo. Nadie salvo yo y mi familia debe saber lo que tengo en mente".
La conversaci¨®n arranca mucho m¨¢s atr¨¢s en el tiempo con su abuelo Paul Rosenberg, el gran marchante jud¨ªo del arte de las vanguardias, que se exili¨® a Nueva York cuando los nazis tomaron Francia.
Pregunta. El pr¨®ximo 7 de marzo publicar¨¢ un libro sobre su abuelo. ?Fue una figura muy importante para usted?
Respuesta. Fue amigo y marchante de Picasso, Braque, L¨¦ger y Matisse, y a los que tanto contribuy¨® a dar a conocer, en Francia y fuera. Se march¨® de Francia en 1940 porque era jud¨ªo y le persegu¨ªa el Gobierno de Vichy; cuando se instal¨® en Nueva York, una parte importante de su colecci¨®n fue robada por los nazis y su galer¨ªa pas¨® a ser un local de la Gestapo. El libro cuenta esa historia con breves retazos impresionistas: es mi homenaje a ¨¦l y, en cierto modo una revancha, un regreso a esa identidad, que hasta ahora hab¨ªa estado m¨¢s volcada hacia el periodismo que hacia el arte moderno.
P. En la Universidad estudi¨® Derecho. ?Cu¨¢ndo sinti¨® la llamada del periodismo?
R. Desde los 10 a?os quise ser periodista, y creo que para m¨ª significaba ayudar a los dem¨¢s a entender el mundo. Pero estudi¨¦ Derecho y Ciencias Pol¨ªticas, y nunca hice reportajes o investigaci¨®n. De repente, me encontr¨¦ casi por un azar en la radio, y luego en televisi¨®n, donde tuve la suerte de hacerme un sitio en una ¨¦poca en la que no hab¨ªa mujeres dirigiendo programas pol¨ªticos. Durante 13 a?os produje y present¨¦ 7/7, la cita pol¨ªtica del domingo noche. El programa tuvo gran ¨¦xito, audiencias de 10 o 12 millones de personas, y tuve la suerte de ganar cuatro veces el 7 d'Or (equivalente franc¨¦s a los premios Grammy).
P. Y se convirti¨® en un mito de la supermujer: familia, hijos, ¨¦xito profesional...
R. Como todas las mujeres, he intentado conciliar todas las vidas, sin conseguirlo siempre. Vida profesional, familia con marido y dos hijos, luego seis de una familia recompuesta... Como todas las mujeres que trabajan, hice lo que pude...
P. En su caso, con m¨¢s medios. Siendo la ¨²nica heredera de su abuelo, ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil... Por cierto, ?el salario le importaba?
R. Nunca me he considerado la heredera de mi familia, y por eso trat¨¦ de ignorar la historia de mi abuelo. Hice mi carrera sola y siempre estuve orgullosa de ganarme, muy bien, la vida. Nunca desde?¨¦ mi salario, y no contaba con otros recursos.
P. ?Y la colecci¨®n?
R. Han dicho que tengo cientos de cuadros, pero no es verdad. Solo recib¨ª una peque?a parte cuando muri¨® mi madre hace unos pocos a?os. Pero mis padres me educaron siempre en la idea de que ten¨ªa que ganarme la vida sola.
P.Dej¨® la televisi¨®n cuando su marido fue nombrado ministro. ?Fue solo para no incurrir en conflicto de intereses?
R. No lo hice por ser "la mujer de", si hubiera sido "la hermana de" habr¨ªa hecho lo mismo. Pero consider¨¦ -y esto es algo muy personal, no quiero dar ninguna lecci¨®n, cada cual es como es- que supon¨ªa un conflicto de intereses. Siempre hab¨ªa mantenido un tono muy libre, hac¨ªa las preguntas que quer¨ªa, y no quise perder esa libertad arriesg¨¢ndome a ser vista como "la mujer del ministro de Econom¨ªa". Adem¨¢s llevaba 13 a?os haciendo el programa y estaba un poco aburrida, sab¨ªa que un d¨ªa u otro tendr¨ªa que dejar la televisi¨®n, y pens¨¦ que era mejor decidirlo yo misma que ser empujada a hacerlo. Luego mont¨¦ la web de TF1, que no exist¨ªa, e hice algunos programas culturales en la radio, antes de dejar Francia cuando mi marido fue nombrado director del FMI.
P. Se march¨® a Washington siendo un s¨ªmbolo feminista, pero cuando regres¨® las feministas le acusaron de traici¨®n, indignadas porque no hubiera abandonado a su marido. ?Le doli¨®?
R. Soy tan feminista como las que lo proclaman. He contribuido a hacer que las mujeres puedan ejercer un oficio de hombres. Me bat¨ª y me sigo batiendo por la igualdad de salarios y responsabilidades, y creo ser tan feminista como la que m¨¢s. En lo que concierne a mi vida privada, solo nos importa a mi marido y a mi familia, y a nadie m¨¢s. Yo no me permitir¨ªa juzgar la vida de nadie, y reivindico mi derecho a manejar la m¨ªa como quiero y sin que nadie se entrometa.
P. Se ha dicho que anim¨® a DSK a ser candidato a las presidenciales porque su sue?o era que Francia tuviera el primer presidente jud¨ªo desde Leon Blum. ?Es cierto?
R. Se ha dicho casi de todo [risas]. Yo nunca dese¨¦ que mi marido fuera candidato, pero le dije que si se decid¨ªa, me adaptar¨ªa y le ayudar¨ªa. Al final, no lleg¨® a ser oficial... Mire, he conocido el poder muy de cerca. Y no me epata lo m¨¢s m¨ªnimo, no me impresiona nada. Al contrario que los creadores y los pensadores, por los que siento verdadera admiraci¨®n. Entiendo que alguien tenga ganas de dirigir un pa¨ªs, pero ser la mujer del presidente de la Rep¨²blica... ?Eso no es una ambici¨®n! En Francia, la primera dama no tiene el menor papel, y est¨¢ muy bien que sea as¨ª. Solo los cargos electos, tienen un papel. En fin, yo nunca he tenido ese sue?o. Forma parte de las novelas que se cuentan.
P. ?El antisemitismo en Francia es un h¨¢ndicap?
R. Sigue existiendo, s¨ª, pero mucho menos que otras veces. Y no creo que sea un gran obst¨¢culo para que haya un presidente jud¨ªo. Estamos, al rev¨¦s, mucho m¨¢s lejos de aceptar a un musulm¨¢n. Al final, los americanos, al elegir a Barack Obama, han transgredido m¨¢s tab¨²es que nosotros...
P. El blog que escrib¨ªa desde Washington destilaba admiraci¨®n por Obama. ?Le conoci¨®?
R. Vivir en Estados Unidos ha sido una experiencia muy rica. Primero, porque nunca hab¨ªa vivido fuera de Francia (salvo cuando era un beb¨¦). Despu¨¦s, porque es un pa¨ªs fascinante, con un lado estimulante y muy distinto de los europeos. En cualquier caso, vivir in situ la elecci¨®n de Obama y la mayor parte de su mandato fue apasionante. Por eso decid¨ª hacer el blog, para intentar explicar a los franceses lo que ocurr¨ªa en el pa¨ªs donde estaba viviendo, su sistema pol¨ªtico e incluso la vida cotidiana. Solo vi a Obama y a su mujer una vez. Y fue en la reuni¨®n del G-20 en Londres, donde acompa?¨¦ a mi marido. Los dos me causaron una gran impresi¨®n.
P. El 15 de mayo recibi¨® la peor noticia posible. ?C¨®mo se sinti¨® al convertirse en la primera p¨¢gina del mundo entero?.
R. Fue violento sentirse espiada, escudri?ada, acosada. No poder salir sin que vengan detr¨¢s los paparazzi, tener las c¨¢maras apostadas en las ventanas de tu habitaci¨®n. Creo que se han traspasado algunos l¨ªmites y es urgente restablecer las fronteras entre la vida p¨²blica y la vida privada.
P. Pero imagino que entiende que el caso fuera noticia...
R. S¨ª, lo entiendo muy bien. Pero una cosa es controlar a los personajes que tienen poder y otra meterse de una forma obscena en tu interior, mirar detr¨¢s de las cortinas...
P. Se dir¨ªa que la prensa francesa ha cambiado desde los tiempos de Mitterrand o Chirac. Antes no se contaba nada privado, pero tras lo de su marido hemos conocido pelos y se?ales. ?Eso depende de si la diana est¨¢ o no en el poder?
R. Esta vez la prensa francesa ha dado un viraje. Antes era muy t¨ªmida, ahora se ha colocado en un nivel cercano al voyeurismo. Pero no est¨¢ sola, en Espa?a y en Reino Unido los tabloides se alimentan con historias de la vida privada. La novedad es que a este carro se han apuntado peri¨®dicos te¨®ricamente serios. Creo que se trata de un cambio de ¨¦poca m¨¢s que del hecho de si tienes o no poder. ?Qu¨¦ quiere?, hace falta vender... [sonrisa].
P. ?No cree que en Francia hay excesiva promiscuidad entre prensa y poder?
R. Ese es un fen¨®meno muy franc¨¦s, pero de otra naturaleza, y se deriva de la no renovaci¨®n de la clase pol¨ªtica y, al mismo tiempo, de la no renovaci¨®n de los periodistas. Ahora lo digo incluso con m¨¢s ganas porque formo parte de los antiguos, ?aunque haya pasado por un largo eclipse!
P. ?Qu¨¦ diferencias nota entre la prensa de EE UU y la francesa?
R. Alli es menos reverencial y m¨¢s directa, tanto ante el ejercicio del poder del presidente como ante las propuestas de la oposici¨®n. Tiene menos respeto por los que ejercen el poder. El presidente se somete con regularidad a ruedas de prensa en las que se le puede preguntar cosas muy duras y donde se espera que responda directamente. En Francia hay m¨¢s deferencia respecto al poder. La rendici¨®n de cuentas de un presidente (tambi¨¦n en los casos de Mitterrand, Chirac y ahora con Sarkozy) se hace bajo la forma de un show de televisi¨®n (muchas veces, difundido en varios canales, lo que es impensable en Estados Unidos, aparte del discurso sobre el estado de la naci¨®n, una vez al a?o) bastante mon¨¢rquico y en el que los periodistas presumen de ser buenos profesionales. Aqu¨ª no existe la intensidad y simplicidad del contacto directo con la prensa. All¨ª es corriente, aqu¨ª es solemne.
P. Hablemos de Internet. Muchas veces, los rumores son noticia. ?Es una amenaza para el periodismo?
R. En Internet hay lo mejor y lo peor. Lo mejor es la rapidez y la transparencia. ?Lo peor es tambi¨¦n la rapidez y la transparencia! Querer ir deprisa no significa dejar de verificar o copiar a los otros. La transparencia significa tambi¨¦n la incursi¨®n en la vida privada, la difusi¨®n de un rumor que puede revelarse falso al d¨ªa siguiente o quedar disipado por lo que denominamos efecto borrador: una informaci¨®n relega a otra y no hay jerarqu¨ªa.
P. Su llegada a The Huffington Post fue casi un secreto hasta el final. Se dijo que se iba a ir a Israel a vivir. ?Pens¨® en dejar el pa¨ªs?
R. Hasta que un proyecto no tiene el acuerdo de las dos partes no puede anunciarse. Cuando los accionistas cerraron el acuerdo, lo pusimos en marcha lo antes posible y anunciamos al mismo tiempo los t¨¦rminos del pacto entre AOL-Huffington y los accionistas franceses y la composici¨®n del equipo. No hemos querido dar un golpe de efecto, sino poner en marcha la web lo antes posible para que los internautas pudieran juzgar con conocimiento de causa. En cuanto a lo del traslado a Israel, le digo lo mismo sobre las ganas de novelar de algunos peri¨®dicos. No hemos barajado nunca irnos a vivir fuera de Francia.
P. Ha mostrado su agradecimiento a Arianna Huffington por permitirle volver al trabajo. ?Ya no contaba con ello?
R. No ten¨ªa planes concretos. Sab¨ªa que pod¨ªa retomar mi profesi¨®n y, de vuelta a Francia, ejercerla normalmente, lo que era m¨¢s dif¨ªcil en Washington. La propuesta de Arianna Huffington ha llegado en ese momento, y es una oportunidad estupenda. Dese cuenta, el lanzamiento de un nuevo medio de comunicaci¨®n, un pure player de Internet al comienzo de un a?o rico en acontecimientos... Presidenciales en Francia, en Estados Unidos, en Rusia; revueltas democr¨¢ticas, los interrogantes sobre el paro, el poder adquisitivo, la solidez del euro, las dificultades de Europa... ?Es un regalo period¨ªstico para los que aman la informaci¨®n! Estoy halagada y emocionada porque Arianna Huffington, cuyo trabajo conozco muy bien porque todos los d¨ªas le¨ªa su web, me haya pedido que dirija el sitio. ?Es el tipo de oferta que uno no puede rechazar! Es una mujer inteligente y valiente, con una intuici¨®n que le ha permitido crear el primer medio de comunicaci¨®n online en Estados Unidos.
P. Y ahora le corresponde a usted darle un toque franc¨¦s. ?Qu¨¦ har¨¢?
R. Arianna ha visto claro que en Europa se pod¨ªa desarrollar la formidable plataforma y el saber hacer del Huff Post, pero solo si se asocia con la cultura de cada pa¨ªs. Creo que es lo que va a hacer en Espa?a con ustedes y, m¨¢s tarde, en Italia. Y que nos deje las riendas de esta magn¨ªfica herramienta para hacer algo en Francia es una gran oportunidad. Aunque las redacciones europeas arrancan con pocos medios y equipos reducidos, la maquinaria es poderosa. Y creceremos cuanto podamos. Seremos, como el modelo original, un sitio de noticias de actualidad con un punto de vista, no solo daremos informaci¨®n bruta. Adem¨¢s hay gran espacio para blogs y opiniones, que son parte importante del ADN del peri¨®dico. En Francia no hay grandes debates, y querr¨ªa abrirlo m¨¢s. A los expertos, los an¨®nimos, una enfermera o un profesor de los barrios del norte de Marsella, pero tambi¨¦n a los fil¨®sofos, el economista, el cineasta, el m¨¦dico. Mezclaremos las firmas, las celebridades, los j¨®venes y los veteranos para ser un foro de debate real. Eso es para m¨ª lo esencial.
P. ?Cree que estamos ante el final de la prensa tradicional? ?Nos extinguiremos los periodistas?
R. No creo en la muerte de los peri¨®dicos en papel y en el todo a Internet. Eso dec¨ªan cuando naci¨® la radio y luego la televisi¨®n. La oferta se enriquece, y todo el mundo debe adaptarse. Los peri¨®dicos son cada vez m¨¢s pertinentes para aportar lo que Internet no sabe hacer. E Internet debe ser cada vez m¨¢s cuidadoso: hoy, en efecto, cualquiera puede ser reportero o fot¨®grafo con su blog, su tuiter o su iPhone. Pero al periodismo le queda lo esencial de su oficio, sea cual sea el soporte: elegir entre lo importante y lo accesorio, entre el rumor y la noticia. Esa es la esencia. En Internet y en lo dem¨¢s. Debemos cribar las informaciones que llegan y preguntarnos siempre, incluso en la urgencia: ?es real? ?Qu¨¦ importancia debemos darle? ?La damos en bruto o la analizamos? Eso es lo que intentaremos hacer. Modestamente. Como todos los periodistas. As¨ª que la respuesta es no, no se van a librar f¨¢cilmente de los periodistas.
P. ?Tomar¨¢n partido de cara a las elecciones francesas?
R. Tomamos partido por los valores que defendemos. Todas las opiniones ser¨¢n bienvenidas, siempre que sean republicanas y democr¨¢ticas.
P. ?Hollande ofrece mejores recetas para la crisis que Sarkozy?
R. No voy a responderle [sonr¨ªe]. Soy una ciudadana que vota, como todo el mundo, y aunque mis opiniones son conocidas, separo la vida profesional de la personal, en esto y en lo dem¨¢s.
P. ?No le parece que la campa?a es demasiado francofrancesa, poco europea? ?Le preocupa el ascenso del Frente Nacional?
R. Siempre he luchado contra sus ideas. Son lo contrario de lo que los franceses esperan, ahora que estamos en un mundo abierto, en una Europa abierta, y que debemos hacer frente a las dificultades y los dramas asociados a la globalizaci¨®n. Evidentemente, hacer populismo es f¨¢cil y a menudo rentable. La r¨¦plica a eso es que solo una uni¨®n de pa¨ªses europeos parecidos por su cultura, sus valores y su desarrollo puede frenar la decadencia del continente. Me sit¨²o justo enfrente del miedo y la cerraz¨®n. Y creo que la elecci¨®n tendr¨¢ en la segunda vuelta, como casi siempre, un proyecto de derechas frente a otro de izquierdas. Como en los pa¨ªses de nuestro entorno. Como en Espa?a. Al menos, eso es lo que deseo. -
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