?frica.com o donde bulle la creatividad
Las sociedades africanas fomentan las tareas comunes. Esos espacios interconectados son el caldo perfecto para la emergencia de iniciativas donde coinciden 'geeks', emprendedores y activistas. Este es un repaso de las m¨¢s sorprendentes iniciativas africanas en Internet
Cu¨¢ntas veces se han preguntado si la innovaci¨®n se debe al genio de una persona o al ambiente fecundo de un grupo? Siempre interesante y siempre real, esta tensi¨®n, sin embargo, no encierra la totalidad de lo que habr¨ªa que entender. La creatividad tambi¨¦n puede ser favorecida en extremo por aquellos espacios donde bulle el caldo propicio. Me refiero a esos lugares, numerosos, donde coinciden geeks, emprendedores y activistas que intercambian sus experiencias e ideas, se contradicen, se estimulan.
Indudablemente, tienen relevancia espec¨ªfica en ?frica (pero no solamente como veremos m¨¢s adelante) por la sencilla raz¨®n de que tratan de proveer a sus clientes de infraestructuras de calidad a precios abordables. O de un acceso a Internet con banda ancha, un medio de alta conectividad. Paralelamente a esa dimensi¨®n de bases t¨¦cnicas, coexiste otra, de orden cultural: parece corresponder al baobab de anta?o. Las sociedades en las que las tradiciones comunitarias est¨¢n reciamente arraigadas fomentan el trabajo en com¨²n... As¨ª lo expres¨® Karim Sy en Dakar, a prop¨®sito de JokkoLabs.net -el espacio de trabajo en conjunto bajo su direcci¨®n-: "Nos inspiramos en tradiciones africanas como el ubuntu, la interdependencia de la cual tanto habla Desmond Tutu", el arzobispo sudafricano, premio Nobel de la paz. La tercera dimensi¨®n, como ser¨ªa l¨®gico para quienes -como Sy- conf¨ªan, radica en el potencial de las TIC para resolver algunos de los mayores problemas de sus sociedades: el esp¨ªritu open source.
Las primeras reuniones de iHub se produjeron en cafeter¨ªas. Con el tiempo, se trasladaron a un espacio propio
En Costa de Marfil, los espacios para la creaci¨®n tienen un ambiente similar a un concierto de rock
En Senegal, donde existe una fuerte tradici¨®n comunitaria, es f¨¢cil que JokkoLabs tenga ¨¦xito, apunta Karim Sy
El Dr. Israel King naci¨® en Abiy¨¢n, trabaja para Microsoft y de vez en cuando vuelve a su pa¨ªs como conferenciante
No a todos aquellos que instauran sitios de trabajo comunitarios los influencian las tradiciones, por supuesto. Pero tales lugares abundan y pueden dividirse en dos grandes categor¨ªas: los espacios de trabajo en conjunto abiertos, o co-working spaces -preferidos por los activistas-, y las incubadoras establecidas por los Gobiernos y grandes empresarios para facilitar la emergencia de start-ups y nuevas empresas.
La paradoja reside en que los lugares creados espec¨ªficamente para ayudar a los emprendedores tal vez prometen menos que los espacios m¨¢s abiertos de trabajo en com¨²n.
El m¨¢s impresionante de todos es, sin duda, el iHub de Nairobi.
iHub, un caldo de cultivo
para ideas e iniciativas
Espacio abierto para geeks, inversionistas, emprendedores y hackers de Nairobi (Kenia), el iHub es un sitio casi m¨ªtico para todos los agentes de cambio del continente. Lo asocian con el nacimiento de Ushahidi, el software africano m¨¢s conocido en el mundo. Utilizado en m¨¢s de 20.000 casos, permite montar mapas sobre los cuales cada uno puede se?alar puntos de gran inter¨¦s colectivo. Es el caso de las casillas de votaci¨®n en donde han sido comprobados diversos fraudes (para tal fin fue creado en 2007 en el marco de elecciones generales en Kenia, y fue utilizado tambi¨¦n en el Egipto de Mubarak en 2010). Sirve asimismo para localizar los puestos de socorro durante una cat¨¢strofe, como el terremoto en Hait¨ª o el tsunami en Fukushima, por ejemplo.
Quienes lanzaron el iHub en 2008 formaban una peque?a comunidad que acostumbraba a reunirse, a falta de locales m¨¢s acogedores, en caf¨¦s o salas de conferencias. Hasta que un buen d¨ªa tuvieron ganas de tener un techo propio.
"No quer¨ªamos que Ushahidi fuera el ¨²nico ¨¦xito proveniente de nuestro pa¨ªs", me explic¨® Tosh, el comunity manager. "Est¨¢bamos convencidos de que, con base en el esp¨ªritu open source, nuestra comunidad podr¨ªa aportar una contribuci¨®n m¨¢s substancial".
A diferencia de otros que comienzan por comprar muebles apenas cuentan con un local, lo primero que hicieron fue instalar l¨ªneas de banda ancha (20 Mbps hoy). "La gente nos contact¨® enseguida, lo cual ilustra la necesidad". La r¨¢pida saturaci¨®n de l¨ªneas disponibles los oblig¨® a reorganizarse.
iHub cuenta ahora con m¨¢s de 5.000 miembros procedentes de distintos niveles, que se diferencian mediante colores. Los blancos son la inmensa mayor¨ªa. Conforman la comunidad virtual y gozan de acceso a la informaci¨®n y a la discusi¨®n, pero no necesariamente a los espacios f¨ªsicos. Los verdes (aproximadamente unos 250) se benefician de un acceso gratis al espacio f¨ªsico, pero cada a?o deben someter su candidatura. "Queremos incluir a quienes hacen, no a quienes hablan", me asegur¨® Tosh, "y queremos ver qu¨¦ hacen, c¨®mo sacan provecho de iHub".
A cambio de una mesa de trabajo "semipermanente" y un armario, hay 10 rojos que pagan 85 euros al mes durante un m¨¢ximo de 6 meses.
Lo importante es "tener al alcance individuos brillantes, que compartan intereses similares y tengan capacidad para desarrollar sitios web, aplicaciones m¨®viles de calidad. Un sinn¨²mero de bellos conceptos prorrumpe en conversaciones que se tejen al azar. Lo esencial consiste en tener acceso directo al abanico de ideas que germinan en este espacio colectivo".
Adem¨¢s de la presencia de otros participantes, parte esencial de su din¨¢mica proviene de los eventos especiales organizados en torno a empresas ya instaladas o individuos notables, y de actividades colectivas tales como conferencias, hackatons y talleres. La cafeter¨ªa no juega un papel menor.
La receta es mucho menos sencilla de lo que podr¨ªa parecer, como han podido confirmar todos aquellos que tratan de copiar el modelo. Varios elementos juegan un papel determinante. Los dos primeros, subrayados por el propio Tosh, consisten en el apoyo franco del Gobierno y el hecho de que un gran n¨²mero de kenianos se interesa por las TIC. M¨¢s importante todav¨ªa es la preexistencia de una comunidad de "freelances, de colaboradores independientes. Su acci¨®n fue la que forj¨® esta comunidad".
El financiamiento (millones de d¨®lares en varios a?os) y los consejos brindados por la fundaci¨®n Omidyar Network han contribuido sobremanera. Tambi¨¦n impresiona la existencia de un sector especialmente dedicado a la investigaci¨®n. Muestra con claridad que no basta con ofrecer l¨ªneas de banda ancha a una pandilla de geeks. Hace falta trabajar en el objetivo propio de una agrupaci¨®n como iHub: c¨®mo ayudar, de la manera m¨¢s placentera posible, a la gente que tiene ganas de colaborar.
?ltimo punto que merece la pena resaltar, un atractivo no tan extra?o como pudiera parecer, es que el iHub sirve de im¨¢n para toda una gama de iniciativas ubicadas en otros pisos del mismo edificio: incubadores como Nailab para los emprendedores sociales, o M-Lab para quienes se especializan en telefon¨ªa m¨®vil, entre otros.
JokkoLabs: el 'actiontank'
de Dakar
En Dakar (Senegal), JokkoLabs se distingue como un espacio de co-working no totalmente alejado de la figura empresarial, pero donde los activistas parecen proporcionalmente m¨¢s numerosos o m¨¢s influyentes. Es bastante m¨¢s peque?o que el iHub y dispone de menos recursos. Al igual que su primo de Nairobi, privilegia la acci¨®n sobre la reflexi¨®n hasta definirse como un actiontank. Consecuentemente, en vez de buscar expertos que ayuden a sus miembros, trata de alentar el intercambio de experiencias. Y enfatiza su benepl¨¢cito a la dimensi¨®n social de los emprendedores.
Karim Sy, su l¨ªder, se inclina por "el emprendedor conectado con conciencia de su interconexi¨®n y una sensibilidad real de lo sustentable". Cree en las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y la comunicaci¨®n, en "las soluciones para el futuro" que brindan.
A diferencia del iHub, JokkoLabs no fue creado por una comunidad, sino que aspira a generar una. Re¨²ne una red, pero "una red que est¨¢ tejida por v¨ªnculos d¨¦biles", explica Sy. "No basta. Hace falta transformarlos en v¨ªnculos fuertes. Mi papel es sopesar la disposici¨®n de candidatos que favorezcan la eclosi¨®n de tal comunidad".
Precisamente la parte m¨¢s delicada, a la que no se alude con tanta frecuencia, la que solo se consigue con perseverancia y el paso de los a?os, incluso en Silicon Valley. Tambi¨¦n ah¨ª la participaci¨®n responsable cuenta o, por lo menos, ha contado en momentos clave.
El 'barcamp' de Abiy¨¢n
En Abiy¨¢n (Costa de Marfil) encontr¨¦ lo opuesto exacto del iHub. No me refiero a un espacio, sino a un momento. Fue el 8 de octubre. La sala era peque?a, pero el ambiente se acercaba m¨¢s a un concierto de rock (o de m¨²sica tecno, por supuesto) que a una conferencia. Imposible dormitar. Ni el calor, ni el ruido, ni el ambiente electrizado lo permit¨ªan.
La diversidad de las intervenciones contribu¨ªa. Desde la presentaci¨®n de Christian Rolland, un hombre de negocios que explic¨® c¨®mo maneja sus cinco pymes gracias a las TIC, hasta Jean Stanislas Akpossan, un t¨¦cnico "mil usos" que mostr¨® c¨®mo hackear el hardware a partir de desechos. Tiene la ilusi¨®n de montar alg¨²n d¨ªa "una empresa
de concepci¨®n de todos los aparatos electr¨®nicos". Bricolaje al cuadrado.
Hasta cont¨® con la participaci¨®n de un predicador a la usanza del sur profundo de EE UU, el "Dr. Israel King". Un personaje nacido en Costa de Marfil y emigrado al otro lado del Atl¨¢ntico -donde aprendi¨® a "poner a Jes¨²s por encima de todo", aun de la tecnolog¨ªa-, que ahora trabaja para Microsoft y al terminar su intervenci¨®n dijo que hab¨ªa "dejado el futuro para volver al pasado": su pa¨ªs natal. Tambi¨¦n en esto despert¨® mis dudas.
El p¨²blico, esencialmente joven (25 a?os o menos), reaccionaba enseguida ante chistes y provocaciones. Patrick Ehouman, director de Akendewa -la entidad organizadora-, coordinaba juegos entre las presentaciones y distribu¨ªa premios. Pregunt¨®, por ejemplo, si alguien sab¨ªa si Jeff Bezos era en verdad el fundador de Wikipedia. La respuesta no fue inmediata. Manipulaba, provocaba, hac¨ªa trampas, pero arrancaba cantos a la audiencia, gritos, manos alzadas y aplausos como cualquier maestro del Show Biz.
Muchos j¨®venes, mucho ruido, muchas risas y un inter¨¦s intenso que no decreci¨® a lo largo del d¨ªa. Justamente lo que hace falta para que, con el tiempo, salga de ah¨ª una comunidad de techies que se divierten mientras transforman su pa¨ªs. La pasi¨®n est¨¢, el calor, y la efusividad del ambiente hace pensar en la "sopa qu¨ªmica" de la cual emergi¨® la vida.
?De d¨®nde vienen las ideas
y las innovaciones?
Los incubadores en los cuales cada start-up dispone de un espacio cerrado para desarrollar su producto tambi¨¦n son necesarios. Permiten brindar la misma conectividad t¨¦cnica, adem¨¢s de proporcionar la ayuda profesional de abogados, financieros y consultores en modelos de negocio sin la cual una empresa no puede prosperar. Organizan eventos, facilitan relaciones, pero, frente a los espacios de trabajo m¨¢s abiertos, carecen de dinamismo creativo.
Parad¨®jico punto, dif¨ªcil de entender hasta que uno se mete a investigar las condiciones necesarias para la emergencia de lo nuevo. Algo que el autor estadounidense Steven Johnson hace de manera magistral en su libro ?De d¨®nde vienen las buenas ideas. La historia natural de la innovaci¨®n (Where good ideas come from. The natural history of innovation).
El autor de Todo lo malo es bueno para usted - ?Por qu¨¦ las series de televisi¨®n y los videojuegos estimulan la inteligencia?, esta vez nos interna en atm¨®sferas humanas tales como "la arquitectura de laboratorios cient¨ªficos exitosos, las redes de informaci¨®n de la web o el sistema postal en la ¨¦poca de la Ilustraci¨®n, as¨ª como tambi¨¦n en los espacios p¨²blicos de las grandes ciudades y hasta en los cuadernos de apuntes de grandes pensadores. Pero de igual manera se ocupa de los ambientes naturales biol¨®gicamente innovadores: los arrecifes de coral, las selvas tropicales o la sopa qu¨ªmica que dio a luz a esta buena idea que es la vida". Y de donde extrae siete condiciones propicias para la creatividad.
Ah¨ª encontramos conceptos relativamente obvios como la posibilidad de que un error pueda resultar positivo, o las plataformas abiertas y las redes l¨ªquidas e informales. Menos evidente, la noci¨®n de "adyacente posible", tomada del bi¨®logo Stuart Kauffmann, muestra que a menudo lo nuevo nace de la adaptaci¨®n de cosas conocidas. Gutenberg, por ejemplo, se inspir¨® en las prensas de vino para inventar la imprenta. La exaptaci¨®n tambi¨¦n cuenta. Es el hecho de utilizar una propiedad o un objeto para fines distintos a los que originalmente estaba destinado. El ejemplo cl¨¢sico ser¨ªan las plumas aparecidas en primera instancia para mantener tibio el cuerpo de los p¨¢jaros, que posteriormente las utilizaron para volar.
Las innovaciones rara vez son golpes de genialidad que caen del cielo como la manzana de Newton. Son en realidad fruto de slow hunches, presentimientos o corazonadas que se forman lentamente. Nacen tras un largo periodo de gestaci¨®n, de la uni¨®n a otros elementos o circunstancias, espor¨¢dicamente mientras se trabaja en otra cosa (gracias a la famosa serendipia de las casualidades venturosas). Aquellos que "empujan las fronteras de lo posible, pocas veces lo consiguen en momentos de gran inspiraci¨®n. Sus conceptos no nacen de la nada, se incuban y desarrollan con lentitud, en ocasiones tardan decenios. Est¨¢n imbricados a las ideas, a veces a las tecnolog¨ªas o a haber entrado en contacto con las innovaciones de otras personas".
Esto explica la importancia de las redes abiertas como la de aquellos salones y caf¨¦s del Siglo de las Luces. Johnson se refiere tambi¨¦n a Internet, por supuesto. Lejos de creer que nos vuelve est¨²pidos (como Nicolas Carr), ve en ella un territorio propicio para la creatividad.
De d¨®nde vienen las buenas ideas... permite entender mejor lo que he descubierto in situ con mi proyecto Winch5. Estamos acostumbrados a considerar como innovaciones ¨²nicamente aquellas que caen del cielo, o m¨¢s bien de Silicon Valley. Pero todas provienen de concordancias, y sus creadores, m¨¢s que ingenieros, son t¨¦cnicos mil usos (bricoleurs, gente aficionada a los trabajos manuales como carpinter¨ªa o electricidad, como lo propuso Fran?ois Jacob, a quien cita Johnson). Los hay en todos lados, y los m¨¢s ingeniosos viven a menudo bajo condiciones poco propicias.
Y la Red, a partir del momento en que se tenga acceso a ella, se convierte en una plataforma de conectividad m¨¢xima gracias a la cual podemos -desde cualquier rinc¨®n del mundo- compartir descubrimientos, dejar que las ideas polinicen y entren en conflicto con otras, descubrir al azar elementos que enriquezcan nuestras lentas corazonadas hasta el punto de producir innovaciones.
Lo impresionante del iHub, JokkoLabs, Akendewa y de todos esos espacios es que logran, cada uno a partir de su propia receta, conectar comunidades reunidas en locales f¨ªsicos con todas las que utilizan la Red y pisan territorios similares en cualquier parte del mundo. No vayan a creer que son de naturaleza diferente. Para los geeks, el cara a cara no es otra cosa que la comunicaci¨®n de mayor ancho de banda. -
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