Rusia y China vetan en la ONU el intento de frenar la violencia en Siria
Obama: "Los sirios deben saber que estamos a su lado y que El Asad debe caer"
Rusia y China impidieron ayer en el Consejo de Seguridad de la ONU el ¨²ltimo esfuerzo de la comunidad internacional, excepcional y resueltamente encabezado por los pa¨ªses ¨¢rabes, para detener la matanza creciente en Siria. Despu¨¦s de varias semanas de una pugna diplom¨¢tica que puede dejar huella en el futuro de las relaciones internacionales, el veto de esos dos miembros permanentes deja al r¨¦gimen sirio con las manos libres para continuar su campa?a represiva ante la mirada impotente del resto del mundo.
El Consejo de Seguridad vot¨® ayer entre una enorme expectaci¨®n por distintas razones. Las noticias que llegaban de Siria insist¨ªan en la agudizaci¨®n de la tragedia, con decenas de v¨ªctimas mortales que en las ¨²ltimas 48 horas se han sumado a los m¨¢s de 6.000 que, seg¨²n la ONU, han perdido la vida desde el comienzo del levantamiento popular contra la dictadura de Bachar el Asad. Era, adem¨¢s, una de las pocas veces en la historia de esta instituci¨®n en las que los propios ¨¢rabes -la resoluci¨®n fue presentada por Marruecos en nombre de la Liga ?rabe- ped¨ªan el respaldo del resto de la organizaci¨®n para facilitar la ca¨ªda de un l¨ªder ¨¢rabe.
Pek¨ªn y Mosc¨² ponen por delante la soberan¨ªa territorial de cada Estado
La trascendencia del papel de Siria en Oriente Pr¨®ximo exig¨ªa, por ¨²ltimo, una acci¨®n firme de parte de la comunidad internacional para detener un conflicto que puede tener ramificaciones peligrosas en toda la regi¨®n, incluido Ir¨¢n.
Ninguna de estas razones convenci¨® a Rusia y China, que pusieron por delante la preservaci¨®n de la soberan¨ªa territorial de cada Estado, independientemente del r¨¦gimen que lo gobierne, sobre la responsabilidad moral de las organizaciones multinacionales de defender los derechos humanos y la vida de las personas, al menos all¨ª donde est¨¢n siendo violados de forma m¨¢s grosera.
"La historia no tendr¨¢ piedad para aquellos que han impedido al Consejo de Seguridad ayudar a la Liga ?rabe", manifest¨® el embajador de Francia, Gerard Arnau, resumiendo el tono del resto de las intervenciones en la reuni¨®n de ayer.
Los delegados ¨¢rabes, europeos y norteamericanos negociaron durante varios d¨ªas un texto de resoluci¨®n que fuese aceptable para Rusia, el primer pa¨ªs que amenaz¨® con el veto, pero que, al mismo tiempo, recogiese la voluntad mayoritaria de poner fin a esta tragedia. Fue in¨²til. Una ¨²ltima versi¨®n en la que se hac¨ªa expl¨ªcita la renuncia a intervenir militarmente en Siria y se eliminaba la demanda de dimisi¨®n de El Asad, tampoco fue tolerable para los representantes rusos, que pretend¨ªan plantear la situaci¨®n como un conflicto civil entre dos bandos armados para el que ¨²nicamente cab¨ªa recomendar una soluci¨®n pac¨ªfica y una transici¨®n negociada.
"A menos que denunciemos la violencia de ambos bandos, estaremos tomando partido en una guerra civil", declar¨® el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergu¨¦i Lavrov, durante una conferencia internacional en M¨²nich. En sus intervenciones en la ONU, tanto el delegado ruso como el chino sostuvieron que la situaci¨®n en Siria era, esencialmente, un asunto interno ante el que el resto de los pa¨ªses solo pod¨ªa ayudar a encontrar un arreglo. Presionados por los pa¨ªses ¨¢rabes, que no quer¨ªan m¨¢s rebajas del texto inicial de resoluci¨®n, los miembros del Consejo de Seguridad rechazaron la petici¨®n de Rusia de un nuevo aplazamiento de la votaci¨®n y procedieron, finalmente, a un tr¨¢mite que abre en la diplomacia internacional unas heridas que no ser¨¢n f¨¢ciles de cerrar.
El Consejo de Seguridad hab¨ªa sido muchas veces en el pasado testigo de c¨®mo los intereses particulares se imponen sobre la justicia y el derecho internacional. Todas las potencias grandes y menores han exhibido en alguna ocasi¨®n esa dolorosa verdad. Pero en cada nueva reuni¨®n, y con la ilusi¨®n de un nuevo mundo que parece aflorar, se renueva la confianza en que este Consejo puede acabar siendo un instrumento eficaz para el bien. Libia parec¨ªa ser, recientemente, una luz en ese sentido.
La negociaci¨®n sobre Siria, donde Rusia tiene intereses militares; China, intereses econ¨®micos, y ambos, intereses estrat¨¦gicos, ha devuelto al mundo a la realidad, lo que obliga a pensar sobre la credibilidad de potencias emergentes que reclaman un papel central en el contexto mundial. Pero esta votaci¨®n puede tener otros efectos m¨¢s inmediatos en las relaciones de Estados Unidos con esas dos naciones y en el futuro de la primavera ¨¢rabe.
Minutos antes de la votaci¨®n, el presidente de EE UU, Barack Obama, hizo p¨²blica una declaraci¨®n para dejar clara la necesidad de aprobar la resoluci¨®n despu¨¦s vetada en el Consejo de Seguridad. "Los sufridos ciudadanos de Siria tienen que saber que estamos con ellos y que el r¨¦gimen de El Asad tiene que caer", dijo el presidente norteamericano. Mientras tanto, en M¨²nich, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, llam¨®, ante el desplante de China y Rusia, a que "Europa y Estados Unidos act¨²en con m¨¢s energ¨ªa contra las tiran¨ªas".
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