Kaliyuga
La izquierda est¨¢ kaliyuga. Este t¨¦rmino del hinduismo lo usaban algunos progres en tiempos de la psicodelia, a finales de los a?os sesenta del siglo pasado, bajo el humo de la marihuana, para expresar un estado de ceguera, de confusi¨®n o des¨¢nimo. Seg¨²n los libros sagrados de los vedas, la diosa Kali es la due?a del terror, pero estar kaliyuga entre aquel grupo de amigos significaba, m¨¢s all¨¢ de la influencia maligna de esta diosa, que una niebla rara te imped¨ªa percibir el futuro inmediato a medio metro de la nariz. Es lo que le pasa hoy a la izquierda en Espa?a. Ni siquiera est¨¢ cabreada, sino simplemente ciega, confusa, kaliyuga. Con sus juguetes digitales, moviendo los dedos sobre un teclado, algunos j¨®venes son capaces de convocar a decenas de miles de seres airados en una plaza y llenarla de gritos, pero, una vez reunidos, sobre su c¨®lera se posa la niebla de kaliyuga y cuando esta se levanta ya no queda nada detr¨¢s de las pancartas. ?Ad¨®nde ha ido a parar la movida del 15-M, que estaba dispuesta a asaltar el Palacio de Invierno armada solo con tenedores? Ha entrado en el reino de la oscuridad. En cambio, la derecha est¨¢ en celo como una mona, feliz, sin complejos, en plena contrarreforma, poniendo patas arriba la ley del aborto, la p¨ªldora del d¨ªa despu¨¦s, la Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa, la ley de costas, lo que haga falta, mientras la econom¨ªa se hunde un poco m¨¢s cada d¨ªa. No enga?a a nadie. Estaba en su programa. La izquierda que por despecho o desgana rehus¨® ir a votar, no tiene ning¨²n derecho a quejarse ahora. Incluso carece de coraje suficiente para rebelarse, porque est¨¢ totalmente kaliyuga, envuelta en la confusi¨®n. ?Qui¨¦n ser¨ªa capaz de pronosticar el futuro del socialismo? A medio plazo tiene menos porvenir que un submarino descapotable, como se dec¨ªa entonces, cuando la marihuana de los dulces hippies sustituy¨® en este pa¨ªs a la grifa de los legionarios. En aquel tiempo estar kaliyuga era una expresi¨®n que se refer¨ªa solo a un estado del esp¨ªritu. Hab¨ªa d¨ªas transparentes en que todos los dioses te parec¨ªan azules. De pronto, sin saber el motivo, te invad¨ªa una extra?a ceguera. "?Qu¨¦ te pasa?", preguntaba el colega. "Nada, que estoy kaliyuga". Eso mismo le pasa a la izquierda hoy, que est¨¢ kaliyuga, nada m¨¢s.
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